Un debate con Andreas Malm.
Notas publicadas en Estrategia
Los sorbetes de papel y las bombillas de bajo consumo no salvarán el planeta: necesitamos un movimiento para acabar con el sistema que lo está destruyendo.
El neoliberalismo no se borra de un plumazo. En tanto proyecto de sociedad y máquina de reproducción de instituciones y subjetividades, superarlo se parece mucho más a desmontar una pared bloque a bloque que a derribar un castillo de naipes.
El bolsonarismo no dejará de existir si Bolsonaro pierde las elecciones. El desafío para la izquierda brasileña, tanto la moderada como la más radical, es apoyarse en la movilización de las masas populares para derrotarlos.
Muchos liberales lamentan la polarización de la sociedad. Pero el retorno a un «centrismo sensato» ignora la crisis real a la que nos enfrentamos.
Cinco años después de sus avances electorales, los proyectos liderados por Corbyn y Mélenchon han tomado direcciones opuestas. La izquierda británica estaría hoy en una posición más fuerte si hubiera mostrado algo de la garra confrontativa de su par francesa.
Traducir el triunfo del Rechazo en Chile como un giro conservador sería incurrir en un error histórico. Es tiempo de hacer política con audacia, sin soltarle la mano al pueblo y evitando el chantaje de las narrativas de la derrota.
La derrota del proyecto de nueva Constitución de Chile es un gran golpe. Pero el apoyo a la sustitución del documento de la era Pinochet sigue siendo fuerte, y la necesidad de acabar con el neoliberalismo es más vital que nunca.
Hoy, 7 de septiembre, Brasil recuerda los 200 años de su independencia. En un escenario sumamente convulso y a menos de un mes de las elecciones presidenciales, la efeméride es utilizada por el bolsonarismo como una oportunidad para mostrar fuerza en las calles.