Succession se acerca a su final después de mostrar que la búsqueda de la acumulación ilimitada por parte de los ultrarricos desplaza cualquier atisbo de humanidad. La serie es la crítica de clases más potente que se recuerda en la televisión reciente.
Notas publicadas en Élites
La heroica rebelión popular de los quechuas y aymaras del Perú ha desafiado al poder oligárquico asentado en Lima, que se resiste a ser derrotado. Pero solo la unidad del movimiento popular podrá lograr victorias que abran un nuevo periodo político.
Muchos oligarcas están convencidos de que la vida eterna es un derecho de clase. Y la búsqueda de la inmoralidad da lugar a una arquitectura social y jurídica que otorga a los ricos un poder inaceptable.
El golpe parlamentario contra Pedro Castillo derivó en un gobierno autoritario que ya asesinó a más de 20 manifestantes. La presidenta Dina Boularte busca estabilizarse a fuerza de represión, pero el desenlace del proceso sigue abierto.
La Justicia es en Argentina un estamento privilegiado, propenso al nepotismo, exento de impuestos y beneficiario de pensiones desmesuradas. Tal conformación es incompatible con una democracia digna de tal denominación. Necesitamos un poder judicial no vitalicio, electivo y con más participación popular.
El gobierno de inspiración fascista en Italia, al igual que el de extrema derecha de Hungría, forman parte del neoliberalismo europeo. No son una alternativa a él.
El pasado martes Cristina Fernández de Kirchner fue condenada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. El nivel de judicialización de la política argentina alcanza niveles extremos: solo se lo combate con movilización popular.
El Mundial de Catar representa la culminación de décadas de fútbol capitalista, una victoria de las grandes empresas y de los regímenes represivos y una tragedia para los hinchas y los trabajadores que hacen posible el juego.
Los ultrarricos solo tienen una preocupación: escapar al desastre ambiental y social que su propia sed de riquezas generó. Su visión del futuro de la tecnología está puesta en función casi exclusiva de ese objetivo.
El discurso anticorrupción se ha convertido en la principal bandera de la derecha en su intento de derrocar a los gobiernos democráticos para sabotear la soberanía del país. Pero son precisamente los conservadores quienes más se han beneficiado de la corrupción y la impunidad selectiva.