Donald Trump le dijo al mundo que su administración acabaría con la censura de la cultura liberal «woke». Pero su mandato muestra una de las peores represiones a la libertad de expresión en la historia reciente de los Estados Unidos.
Notas publicadas en Élites
El Departamento de Eficiencia Gubernamental estadounidense no se tambalea por sus desacertados esfuerzos de reforma. Está saboteando deliberadamente las agencias federales para dar paso a las privatizaciones.
Entender el resurgimiento del Ku Klux Klan a principios del siglo XX permite comprender las raíces de los activistas y políticos reaccionarios de hoy.
Elon Musk está destrozando al gobierno de los Estados Unidos. Si leyera algo de teoría marxista del Estado, al menos entendería cómo funciona.
Donald Trump está utilizando la idea de detener el «despilfarro, el fraude y el abuso» como excusa para una austeridad drástica. Esta estrategia retórica tiene una larga historia en Estados Unidos.
Severance, un thriller distópico sobre los lugares de trabajo, entró en su segunda temporada convirtiéndose en un auténtico fenómeno cultural. La brutal sátira de la estructura corporativa estadounidense deja en claro los motivos de su impacto.
Credit Suisse está siendo investigado por obstruir las investigaciones sobre su servicio a clientes vinculados con los nazis. Pero muchas otras empresas alemanas nunca renunciaron a los frutos de su colaboración con el nazismo.
La ideología de los bienes raíces encontró una expresión geopolítica directa en el intento de Trump de adquirir territorio como «propiedad», ejemplificado por el atroz «plan de desarrollo de Gaza».
El Partido Demócrata, a todos los niveles, se pasó años adoptando políticas identitarias que principalmente sirvieron a los intereses de los profesionales, argumenta el sociólogo Vivek Chibber. Necesitamos volver a la clase.