El mal funcionamiento del capitalismo no responde a una cuestión de moral ni es un problema de individuos codiciosos. Como argumenta Søren Mau, en tanto sistema de dominación, la economía capitalista siempre será desigual y antidemocrática.
Notas publicadas en Capital
Milei priorizó en su campaña las cuestiones económicas sobre las culturales, a diferencia de Bolsonaro. Pero ambos reflejan el espíritu destructivo del neoliberalismo en su fase nihilista.
Hace dieciocho meses, la economista Isabella Weber se enfrentó a intensas críticas por culpar de la inflación a los beneficios empresariales. Ahora su análisis aparece regularmente en la prensa económica, y los ideólogos neoliberales se quejan de ello.
La fantasía más desbocada de los ideólogos hipercapitalistas no es ampliar la democracia, sino restringir su alcance o incluso extinguirla.
David Harvey habla del estado del capitalismo, de los límites de la versión izquierdista del populismo y de las luchas francesas como antídoto contra las tendencias autoritarias de la crisis.
La explotación de la clase trabajadora es fundamental para el funcionamiento del capitalismo. El argumento socialista es sencillo: podemos vivir en un mundo sin opresión.
En tanto lugar de exploración, transporte y adquisición, la historia y la política del mar muestran cómo el capitalismo se extiende desde su costa más cercana hasta sus más oscuras profundidades.