El presidente de Francia, Emmanuel Macron, sugirió en estos días que «ya no se puede descartar» el envío de tropas occidentales a Ucrania. La idea es peligrosa.
Notas publicadas en Guerra
Estados Unidos y más de una docena de otros países cortaron la ayuda a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA), empeorando la crisis humanitaria en Gaza.
La espantosa muerte por autoinmolación de Aaron Bushnell fue una protesta contra la miseria absoluta en Gaza infligida por Israel y respaldada por el gobierno de EE. UU.
El vínculo entre Occidente y el Estado de Israel, marcado por el legado del Holocausto, juega un papel central en estos debates, incluso en la justificación del genocidio en curso.
La causa palestina no es tan solo una lucha por la defensa de los más básicos derechos humanos, sino una de las luchas antimperialistas más significativas de nuestro tiempo.
Sudáfrica habló ante la Corte Internacional de Justicia en nombre de los miles de personas que se oponen al genocidio de Israel en Gaza, avergonzando en el camino a los gobiernos occidentales por su deplorable complicidad.
Hace cinco siglos, Alemania vivió una revuelta popular masiva que se extendió por el campo y las ciudades.
Israel se ha embarcado en un plan genocida con el objetivo de «crear las condiciones para que la vida en Gaza sea insostenible», y no hace ningún esfuerzo por ocultarlo.
El movimiento huthi de Yemen atrajo la atención mundial al apoderarse en el Mar Rojo de un barco vinculado a Israel. El fuerte arraigo histórico que tiene el apoyo a Palestina entre el pueblo yemení fue lo que los obligó a actuar.