¿En qué condiciones podía servirse el socialismo de mecanismos mercantiles para impulsar un desarrollo sustentable, sin reproducir las desigualdades y debilitar las conquistas de la revolución?
Notas publicadas en restringido
Plan, mercado, autogestión.
El relato de la historia soviética post-1917 que suelen contar los marxistas es equívoco, sobre todo cuando se trata de comprender el significado de la Nueva Política Económica (NEP).
No hace falta perder el tiempo imaginando cómo se podría haber logrado una utopía socialista perfecta en el pasado. Ahora mismo tenemos muchos elementos para empezar a trabajar por un futuro socialista.
La «era de las catástrofes» no fue solo una época de guerras, fascismo y genocidio. También fue una época de esperanzas que hizo posibles el socialismo y las utopías concretas.
Desde la desarticulación del «campo socialista» el mundo se encuentra desprovisto de alternativas
que desafíen la hegemonía capitalista. Superar los límites de las experiencias del siglo veinte parece ser una condición para construir una nueva alternativa socialmente atractiva y políticamente factible. ¿Estamos en condiciones de hacerlo?
La Teoría Monetaria Moderna es promocionada por sus defensores como una forma radicalmente nueva de entender el dinero y la deuda. Pero transformar la economía implica mucho más que presionar unas cuantas teclas en la computadora.
La obra clásica de Peter Linebaugh y Marcus Rediker cumple veinte años, pero la historia que cuenta es la de una resistencia inmemorial a la conquista capitalista.
El carácter central de la clase trabajadora como agente social de cambio anticapitalista no es sinónimo de determinismo económico ni de «reduccionismo de clase».
La clase obrera europea, que alguna vez pobló las filas de los partidos socialdemócratas y comunistas, no desapareció. Pero, huérfana de la política de las organizaciones de masas de antaño, corre el riesgo de sucumbir ante una nueva multitud de derechistas paranoicos.