En la Inglaterra premoderna los campesinos organizaban partidos de fútbol en terrenos cercados. Hoy los hinchas se unen para comprar equipos a propietarios corruptos. El fútbol siempre ha formado parte de la cultura de las clases populares.
Notas publicadas en Deporte
El libro clásico de C. L. R. James sobre críquet utilizaba al como ventana a la historia de las Indias Occidentales cuando, desafiando al racismo, su pueblo se liberó del dominio colonial británico.
En octubre de 1945 dos rivales históricos en Brasil se unieron por una causa común: la causa del comunismo. Palmeiras y Corinthians recaudaron fondos para el Partido Comunista tras su salida de la ilegalidad impuesta por la dictadura de Getúlio Vargas.
En Israel, el equipo más orgullosamente racista es el que gana.
El deporte de la clase obrera es y siempre ha sido también el de la mujer trabajadora.
Cómo la globalización, el neoliberalismo y la financiarización del fútbol está afectando la competitividad de los equipos y selecciones latinoamericanos.
La selección de Marruecos y sus hinchas revolucionaron un Mundial que pretendía ser una mera exhibición de poder estatal y empresarial. Desde la solidaridad con Palestina a la celebración de la identidad bereber, los jugadores de Marruecos dejaron un mensaje importante.
En los barrios obreros de Nápoles, Diego Maradona es mucho más que un astro del fútbol: es un hijo del pueblo que trajo dignidad y redención.
En los años 1970 y 1980, Sócrates, futbolista brasileño, utilizó el deporte como un instrumento para cuestionar la dictadura militar y defender la democracia. Este Mundial nos recuerda cuánto necesitamos jugadores como él.
En 1978, la Junta Militar argentina, que asesinó a decenas de miles de personas, fue anfitriona del mundial y utilizó el evento para renovar su imagen. Conversamos con una detenida que vio los partidos junto a sus torturadores.