Un segundo mandato de Donald Trump podría fortalecer a la extrema derecha organizada mucho más que el primero. Aunque todavía carece de la capacidad para controlar plenamente el aparato estatal, tiene margen para convertirse en una amenaza peligrosa.
Notas publicadas en Políticas
La campaña de Kamala Harris se dedicó a discutir la amenaza de Donald Trump a la democracia. El problema es que estaba muy alejada de los temas que preocupan a la mayoría de los estadounidenses.
Almodóvar estrenó La habitación de al lado, film en el que reflexiona sobre el derecho a disponer de la propia vida y propone una valoración de los roles femeninos de cuidado.
Para ganar votantes de clase trabajadora -y las elecciones de hoy- los demócratas necesitan ir contra las élites económicas. Pero la campaña de Kamala Harris no ha ofrecido consistentemente un contrapunto antiélite al populismo reaccionario de Donald Trump.
En respuesta a la amenaza de Donald Trump, los demócratas desempolvaron la retórica apocalíptica del fascismo inminente. Esto es, sobre todo, un intento de desresponsabilización.
No se puede entender el antifascismo si no se entiende el fascismo, tanto en sus formas contemporáneas como en las históricas.
A pesar de enfrentar a un oponente singularmente frágil, Kamala Harris sigue compitiendo codo a codo con Donald Trump. Para reforzar su apoyo entre el electorado, debe promover políticas a favor de los trabajadores y dejar de respaldar el genocidio de Israel.
A los defensores del capitalismo les encanta resaltar las estadísticas que sugieren progreso en la erradicación de la pobreza global. Sin embargo, estos indicadores sitúan la vara a un nivel ridículamente bajo y no tienen en cuenta la obscena explosión de la desigualdad.
En Alemania, la nueva Alianza de Sahra Wagenknecht ha tenido buenos resultados electorales, pero su rechazo a la política de clases y su acercamiento a la derecha en temas de inmigración no auguran buenas noticias para la izquierda.
¿Cuán malo podría ser un segundo mandato de Donald Trump? Eso depende de la seriedad con la que sustituya a los burócratas de carrera que dotan de personal al Estado actual por gente propia dispuesta a llevar a cabo sus políticas más demenciales.