Los pensadores bolcheviques discrepaban, y mucho. Pero los ideales compartidos fueron aún más importantes.
Artículos publicados por: Liza Featherstone
Columnista en Jacobin, periodista freelance y autora de Selling Woman Short: The Landmark Battle for Workers’ Rights at Wal-Mart.Ante un ataque al gobierno y a los componentes básicos de la democracia mucho más grave que el de 2017, puede que finalmente esté tomando forma una fuerza de oposición a Donald Trump y Elon Musk.
En enero de 1912 las trabajadoras de la fábrica de Lawrence se declararon en huelga. Comenzaba la huelga del Pan y las Rosas, que terminó con una victoria histórica y popularizó un lema perdurable: «la obrera debe tener pan, pero también debe tener rosas».
Los pensadores bolcheviques discrepaban, y mucho. Pero los ideales compartidos fueron aún más importantes.
Socialistas dedicadas y defensoras de la igualdad, las vidas de estas mujeres ejemplifican las contradicciones de un sistema definido por la opresión generalizada, pero también por conquistas sociales reales.
La hiperfijación en las consecuencias políticas de cada acción individual nos despoja de nuestro potencial colectivo.
Los seres humanos estamos programados para divertirnos de forma pública y colectiva. Pero el capitalismo, con su implacable afán privatizador, insiste en que el entretenimiento se vive mejor como una actividad individual y solitaria.
Aunque en la literatura está repuntando el «cli-fi» —ficción sobre distopías y utopías climáticas—, una buena parte de lo que se escribe carece de toda imaginación política.