Tras el fin del «momento populista» que permitió un crecimiento tan masivo como fugaz de numerosas organizaciones de izquierda, es necesario un balance riguroso de los pocos beneficios y muchos problemas que dejó esa apuesta.

Tras el fin del «momento populista» que permitió un crecimiento tan masivo como fugaz de numerosas organizaciones de izquierda, es necesario un balance riguroso de los pocos beneficios y muchos problemas que dejó esa apuesta.
La clase obrera europea, que alguna vez pobló las filas de los partidos socialdemócratas y comunistas, no desapareció. Pero, huérfana de la política de las organizaciones de masas de antaño, corre el riesgo de sucumbir ante una nueva multitud de derechistas paranoicos.
Hace cinco años celebrábamos el auge del populismo de izquierda en Europa. Ahora debemos considerar lo poco que este movimiento logró y lo que tal vez se haya perdido.