A pesar de la predicción liberal de que la expansión de los mercados libres daría lugar a más democracia, el autoritarismo no hace sino aumentar. El capitalismo siempre defenderá las jerarquías ante la amenaza de la igualdad económica.
Notas publicadas en Desigualdad
La profunda crisis económica argentina se conjuga con un creciente descontento social cuyas consecuencias todavía no se definen con claridad. Con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, vale preguntarse hasta dónde puede llegar esta situación.
Hace más de 150 años, Estados Unidos se estrenó como potencia imperial en Centroamérica. Hoy la región concentra todas las contradicciones de un imperio a la deriva.
La Ciudad de Buenos Aires, gobernada hace 20 años por la derecha, constituye un ejemplo de lo que el neoliberalismo puede hacer cuando opera a sus anchas. Pero para cambiar el estado de cosas no alcanza con presentarse a elecciones.
El nacionalismo desarrollista no es más que un pobre sustituto de la socialdemocracia.
Afirmar que el marxismo no tiene mucho que decir sobre las sociedades complejas y modernas parece estar de moda últimamente. Pero las clases —y los intereses materiales que generan— siguen siendo los rasgos centrales del capitalismo.
Una nueva historia del libertarismo desafía la concepción convencional de la tradición al poner de relieve sus corrientes radicales. Desgraciadamente, la mayoría de los libertarios se unió a la derecha hace mucho tiempo.
Empresas tecnológicas como Amazon y Uber están creando una sociedad dividida, en la que se elimina la «fricción» de la interacción en persona. Esa fricción es la materia de la conexión social: un mundo sin ella es una pesadilla.
La teoría marxista de la dependencia surgió en un contexto muy particular, más de cincuenta años atrás. Aun así, todavía tiene mucho para decirnos sobre por qué el mundo es como es (y qué hacer para cambiarlo).
La explotación de la clase trabajadora es fundamental para el funcionamiento del capitalismo. El argumento socialista es sencillo: podemos vivir en un mundo sin opresión.