Argentina

«Hay que volver a explicar el socialismo»

Entrevista por
Pedro Perucca

Conversamos con Myriam Bregman, abogada e histórica militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) argentino, una de las organizaciones integrantes del Frente de Izquierda-Unidad (FITU). Es fundadora y actual integrante del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CEPRODH), un organismo antirrepresivo y para la defensa y asesoramiento de trabajadores ocupados y desocupados, y del Colectivo Justicia Ya!, querellantes en causas por crímenes de lesa humanidad durante el terrorismo de Estado. También fue abogada de Jorge Julio López, testigo desaparecido en 2006 luego de prestar testimonio contra el genocida recientemente fallecido Miguel Osvaldo Etchecolatz.

Myriam Bregman fue diputada nacional durante un año y medio en 2015 (por el sistema de rotación entre los integrantes del FIT), luego legisladora de la Ciudad de Buenos Aires entre 2017 y 2021, para ser nuevamente elegida como diputada para el Parlamento nacional en las elecciones legislativas de noviembre del año pasado.

 

PP

Para empezar, te pedimos una opinión sobre la coyuntura, la salida del ministro de Economía Martín Guzmán, la situación del Gobierno después del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el escenario que esto abre. Más en general, si creés que hay un fin de ciclo de la experiencia kirchnerista y una ruptura con un sector de su base.

MB

Lo primero que me gustaría señalar, porque nosotros hicimos mucho énfasis en eso durante la campaña electoral de 2019, cuando Alberto Fernández es elegido presidente, es que era incompatible acordar con el FMI, pagarle al Fondo, y llenar la heladera o que vuelva el asadito, que era la promesa que hacía el presidente Alberto Fernández. Podía caer más o menos simpático, pero el Frente de Izquierda dijo claramente que había una incompatibilidad entre esas promesas de campaña y atar el destino del país al del FMI, manteniendo la deuda fraudulenta que dejó Mauricio Macri. Nada de eso se podía cumplir. Y las consecuencias que estamos viviendo tienen que ver la decisión tomada desde el primer día de gestión de Alberto Fernández de sellar el acuerdo con el Fondo, porque su primera medida política fuerte fue cambiar la fórmula de movilidad para bajar las jubilaciones. Desde ese momento se empieza a alinear todo para cerrar con el FMI. Luego se vota el Presupuesto de ajuste, y se acusaba a la izquierda de no haberlo votado. Ahí aparecen esas famosas frases que me dan mucha gracia, del tipo «Callate, trosco, que estamos gobernando», «Esto no es ajuste»… Recuerdo a dirigentes sociales que hacían cálculos extraños y me discutían que no había ajuste a las jubilaciones porque después se iba a compensar. No, era ajuste. Y que el Presupuesto era de ajuste lo terminó reconociendo la propia Cristina Fernández de Kirchner, con lo que ya dejó de ser una frase del Frente de Izquierda y pasó a ser un reconocimiento oficial de que la Argentina estaba en el camino del ajuste.

Después de eso viene el acuerdo con el Fondo y falta otra etapa que tiene que ver con cumplir el resto de los condicionamientos que pide el FMI, que son todos inflacionarios: el aumento de tarifas, el reevalúo de inmuebles y las mini devaluaciones o devaluaciones en cuotas que implica el plan económico pactado. A eso se suma un elemento, que sirve para ver el contexto general en el que estamos, que es que todo lo que se hace es para juntar dólares y todo el destino del país está puesto en eso. Hace unos días salió una nota muy llamativa en El cohete a la luna que se llamaba «Modo factoría», donde se explicaba que las clases dominantes tienen un plan económico para la Argentina que es extractivista y de agronegocios, que apunta a exportar con salarios bajos. Y hacia eso se dirigen las clases dominantes de la Argentina, con las dos grandes coaliciones políticas acompañándolos. Esto no quiere decir que no haya grados, diferencias y matices, pero de conjunto es el programa económico que tiene la burguesía para la Argentina. Y ministros como el ex titular de Desarrollo Productivo Matías Kulfas reivindicaban que con ese tipo de medidas a la larga iba a haber un derrame para beneficiar a los sectores populares. De los 90 para acá, siempre se vio que eso, por el contrario, deriva en una mayor concentración económica y en una pérdida de condiciones de vida de los sectores trabajadores y populares. Y que de ninguna manera llega el derrame. Todavía estamos esperando el derrame del menemismo, que derramen las privatizaciones, la apertura de la economía, etcétera.

Entonces la salida de Martín Guzmán también es una consecuencia previsible del acuerdo con el FMI. Un acuerdo inflacionario, deliberadamente recesivo y que ata al conjunto de la economía a conseguir dólares para pagar la deuda. Ya la nueva ministra de Economía Silvina Batakis dijo que buscará continuar con el programa económico y que hay que cumplir el acuerdo. Aunque cambien los nombres, el FMI queda.

Entonces, en ese marco, ¿cómo está el sistema político? Creo que venimos del fracaso de los dos grandes proyectos de los últimos años. Uno es el del regreso del neoliberalismo al poder con Mauricio Macri. Creo que ahí Durán Barba apostó a que con un poco de imagen y mucho de gestual iban a crear una nueva hegemonía, y eso no ocurrió. Esto es algo que se enmarca en una situación más continental, porque se apostaba al surgimiento de una hegemonía de derecha que iba desde Trump a Macri, que no pudieron reelegir, pasando por Bolsonaro, que probablemente tampoco pueda. Así que hay un fracaso de la empresa neoliberal. Y prontamente estamos viendo el fracaso del regreso de los gobiernos de centroizquierda o postneoliberales en el poder. Y yo creo que el fracaso de estas dos grandes empresas está dando una incipiente impugnación del sistema político, una impugnación más de conjunto que todavía está muy abierta, por eso es difícil adelantarse y hacer predicciones. Pero es evidente que esa situación se está dando y en algunos sectores se expresa con más enojo y en otros con desilusión.

 

PP

En relación con la interna del gobierno y sus tensiones crecientes, ¿qué implica esto para esa base del kirchnerismo que estaba muy esperanzada con la vuelta de un gobierno peronista? ¿Hay un desencanto que podría transformarse en ruptura? Tal vez no estamos hablando de una situación de estallido social a corto plazo, aunque las cifras de desocupación y pobreza son alarmantes, porque al mismo tiempo parece haber una contención social que sigue funcionando. ¿Cómo ves la situación de estos grandes sectores que apostaron al «Vamos a volver» y hoy están enfrentando esta situación tan difícil?

MB

Creo que esto también puede ser visto en una perspectiva continental. Es lo que Álvaro García Linera denomina, en una perspectiva un poco descriptiva pero que suena cruel, liderazgos administrativos. Como que la segunda oleada de estos gobiernos postneoliberales constituyen liderazgos administrativos que sólo vienen a resistir, sin posibilidad de dar nada. Un compañero mío, Fernando Rosso, que acaba de escribir un libro que se llama La hegemonía imposible, dice que son reformismos sin reformas y progresismos sin progreso. Y me parece una buena definición. Y esto se podría leer también en gobiernos como el de Arce en Bolivia y otros que están teniendo una segunda vuelta. En el caso argentino, es cierto que el Gobierno del Frente de Todos (FdT) generó mucha decepción, mucha desilusión en aquellos que habían creído que podía revertir la herencia macrista, cuando no sólo no la revirtió sino que la convalidó en el caso del FMI y en otros la profundizó, como en el de la caída del salario. Porque el salario no sólo no recuperó lo perdido sino que siguió cayendo. Y así, como el fracaso del gobierno neoliberal de Macri hizo que un sector se radicalizara por derecha y que los hijos del macrismo se fueran con Milei, hoy hay todo un sector que empezó a hacer una experiencia con este Gobierno que se expresó en el rechazo que recibió el FdT en las últimas elecciones. Pero creo que también hay una decantación por izquierda en el 10% que sacó el Frente de Izquierda en sectores del Conurbano (Moreno, Morón, etc.) o el 25% de Jujuy, empatando el segundo lugar con el peronismo. Se le da mucha importancia mediática o en el análisis político superestructural al crecimiento de la derecha, pero también hay un sector que dijo «no» por izquierda. Me parece que esto es un elemento muy importante de la realidad inscripto en una situación de América Latina y del mundo que es convulsiva, con muchas tendencias conflictivas, empezando por la guerra.

Y a partir de eso nosotros obviamente apostamos al desarrollo de una izquierda anticapitalista, socialista fuerte, que logre que el desencanto no sea canalizado por la derecha sino que la izquierda también tenga un lugar muy importante. Que lo tuvo. Si vos mirás los resultados electorales, lo tuvo. Pero es una situación que todavía está en dinámica.

 

PP

Mencionaba el tema de la guerra, en el que entiendo que no hay una posición unificada dentro del FIT. En particular ¿vos qué lectura hacés de la invasión rusa a Ucrania?

MB

Mirá, el FITU es un frente que, más allá de lo electoral, interviene en distintas luchas de la realidad, interviene en común en el Congreso… Y cuando hay debates como el que existe en torno de la guerra, los hacemos públicamente porque creemos que es lo mejor que podemos hacer para discutir de cara a toda la sociedad, buscando llegar a más amplios sectores con las distintas posturas. En cuanto al tema de la guerra en sí, por supuesto que nosotros sencillamente repudiamos la invasión de Rusia a Ucrania, pero sin dejar de ver el rol que ha tenido y que tiene la OTAN en todo esto, que desde el fin de la llamada «guerra fría» o de la caída del Muro de Berlín sigue aumentando la cantidad de países miembros, llegando a duplicar la cantidad de países que la componen. ¿Cuál sería el motivo para seguir ampliando esa alianza militar? ¿Y quién nombró a Estados Unidos como policía del mundo? Nosotros marcamos esos dos hechos. Ahora, es evidente que la guerra también se inscribe en un proceso más general que se viene dando en el mundo a partir de 2008, donde empieza a decantar una crisis de hegemonía de Estados Unidos. Y en ese marco la guerra se inscribe en ese escenario más general, que lleva a otros elementos muy importantes de la situación regional, como el rearme de Alemania. Entonces, no solamente está la cuestión de la vuelta de la guerra al centro de Europa sino que también hay elementos como la inflación que produce en el mundo por la producción de alimentos y petróleo que hay en esa zona, además de los realineamientos geopolíticos que se han venido produciendo en el mundo.

 

PP

Antes hablábamos del fenómeno de las nuevas derechas, una tendencia mundial que en Argentina tiene algunas particularidades. ¿Creés que es un fenómeno coyuntural o vinieron para quedarse? El fenómenos tiene antecedentes en términos electorales que pasan por el genocidad tucumano Juan Domingo Bussi, por el ex comisario Luis Patti y otros, pero ahora hay un importante componente juvenil que está siendo capturado por estas nuevas derechas. Recordando que en el debate preelectoral ya zarandeaste a Javier Milei, ¿cómo ves el fenómeno y cuál podría ser una estrategia de izquierda para discutir con ellos?

MB

Creo que la inconsistencia pasa por el intento de venderte las ideas sobre la reforma laboral o previsional de Reagan y Thatcher como novedosas. Quiero que tengas la libertad de morite de hambre o de vender tus órganos, como dijo ahora Milei. Algo que linda con la ridiculez. En el debate se mostró que hacía agua, que no podía sostener un debate, que era una persona acostumbrada a hablar sola y a gritar mucho y que no estaba acostumbrado a que una mujer se le pare adelante y rebata sus ideas. Más allá de eso, se trata de un fenómeno internacional que tiene su reflejo en la Argentina. Y tiene mucho apoyo económico y mediático, sin el que Milei no existiría y sería uno más del montón, como acá estuvo el diputado salteño Alfredo Olmedo, que tenía una pala y mandaba a la gente a trabajar. Y Milei no pasaría de ese status si no fuera por el enorme apoyo que tiene.

Ahora, el fenómeno me parece que tiene como base la radicalización de un sector de Cambiemos por el fracaso de su gobierno y también cuenta con mucho de reacción patriarcal, porque sólo es explicable después de la enorme marea verde que desarrollamos las mujeres. Ahí hay algo de resistir no sólo los privilegios de clase sino también una defensa de los privilegios patriarcales. Hay mucho de eso en el lenguaje racista que copia mucho del trumpismo, en la afirmación de que no hay que pedir perdón por ser hombre y blanco. Y además, el fenómeno también estuvo promocionado por un sector del peronismo porque le podía sacar votos a Juntos por el Cambio (JxC)… Es algo que se hace muchas veces: «Apoyemos a Macri porque a este le vamos a poder ganar». Geniales ideas políticas que suelen fallar.

Pero, sobre todo, esto es muy funcional a todos los sectores políticos para correr la agenda política a la derecha. Ahí hay un elemento central, porque ¿es más fácil discutir con la izquierda que te plantea que es increíble que no haya gas en las escuelas de la provincia de Buenos Aires o que la comida que le dan a los pibes en la Ciudad está podrida o con Milei que promueve las «escuelas voucher», donde le vas a dar un voucher al estudiante para que elija dónde quiere estudiar? Es más fácil discutir las escuelas voucher. Pongo ese ejemplo porque lo charlo mucho con docentes cuando hacemos reuniones y me dicen que algún alumno libertario los vuelve locos… Y yo creo que hay que explicar estos procesos, planteando que sus ideas son las más antiguas y retrógradas, las que desde hace 40 años vienen hundiendo al mundo, aumentando la desigualdad. Hay que plantear que es mentira que sacándole derechos a unos los otros van a vivir mejor, que es todo lo contrario. Hay que discutir con esa juventud, explicarles. Me pasa mucho que hay pibas que no saben que Milei está en contra del derecho al aborto. Entonces es muy claro el perfil que arman de él para presentar a una persona tan conservadora como si fuera un rebelde.

Ahora, dicho esto, no dirigen un solo colegio secundario, no pudieron presentar listas ni en la Universidad de Buenos Aires (UBA) ni en de La Plata ni en ninguna de las principales universidades, donde no llegaron ni a conformar lista. Cuando empecé a estudiar, la Facultad de Derecho de la UBA y otras facultades las dirigía la UPAU [Unión para la Apertura Universitaria] y eran bien de derecha. Hoy eso no pasa con Milei. Entonces creo que es un fenómeno en desarrollo, que se verá hasta dónde llega y cuánto lo siguen promocionando, pero que llegó hasta acá con un enorme inflador mediático y económico, porque a todos les conviene discutir sus ideas ya que al lado de Milei cualquier cosa te parece buena. Entonces esto de agigantar las figuras de la derecha también tiene mucho de la idea del mal menor.

 

PP

La función de correr la agenda a la derecha está clarísima, lo mismo que la apuesta mediática y empresarial en torno a Milei, pero uno de los aspectos que llama la atención es el crecimiento en sectores populares…

MB

¿Por qué? Macri sacó muchos votos en sectores populares, Menem también. No nos olvidemos de eso.

 

PP

Pero el gran componente juvenil del fenómeno libertario es muy fuerte. Algo que por supuesto tiene que ver con la reacción de los pibes desubicados respecto de la ola verde…

MB

Y además funciona lo de su «venta» como un rebelde. Yo creo que el desafío que tenemos desde la izquierda pasa por plantear nuestras ideas claramente. Nosotros no sólo tenemos que seguir criticando o explicando quién es Milei, sino que hay que contraponer claramente las ideas por las que peleamos. Hay que explicar el socialismo, explicar que este sistema neoliberal merece perecer porque hace 40 años que nos viene hundiendo. Hay un estudio que se hizo en Estados Unidos —que por eso es significativo, no porque no se repita en otros lugares— que muestra que todo hijo opina que va a vivir peor que su padre y dos veces peor que su abuelo. Bueno, eso es el capitalismo. Entonces creo que este discurso tan agresivo de la derecha, donde hay una defensa del capitalismo feroz, hace que todos tengamos que salir a discutir abiertamente qué es el capitalismo. Y esto lo señalo porque está la derecha en sus distintos grados… JxC también es una derecha y está muy consolidada en el país, y también habla de reforma laboral y previsional. Pero Cristina Kirchner dijo hace muy poquito en un discurso que el capitalismo es el sistema más eficiente, el más eficaz, y que lo que se necesita es regularlo. Y ahí vamos a una discusión interesante, porque en momentos de crisis, de levantamientos, como lo que fue acá el 2001, los capitalistas pueden aceptar algún tipo de regulación, de control, por el miedo a perder todo. Pero cuando esa situación pasa, cuando se pasiviza —para utilizar un término un poco gramsciano que se puso de moda últimamente—, cuando se va a una pasivización de esos levantamientos, de esa crisis, es cuando vuelve la derecha. Y es lo que pasó en Argentina y en Venezuela. Miremos como se envalentonó la derecha en Venezuela. Si no se cambian las condiciones estructurales que le dan base a esos fenómenos económicos, a esos factores de poder real, a esos capitalistas, van a volver.

Por eso a partir de los libertarios también se habilita la posibilidad de hacer más abierta que nunca esta discusión: si el capitalismo es el sistema más eficiente, demostrame cómo después de la pandemia y con una guerra va a resolver el problema del hambre, de la desocupación y de los bajos salarios. Bueno, evidentemente no es lo que está pasando. Entonces Alberto Fernández es Alberto Fernández, pero cuando Cristina Kirchner eligió a Alberto Fernández era previsible lo que iba a hacer, no eligió al Che Guevara.

 

PP

Pero al mismo tiempo ¿no te parece posible que esta crisis de la propuesta progresista se amplíe a la izquierda de conjunto? Es decir, partiendo de una decepción que impacte en grandes sectores que consideran al progresismo como una opción inscripta en el campo de la izquierda, ¿esta crisis no podría obturar también las posibilidades de giro a la izquierda o de expectativa respecto de una alternativa verdaderamente anticapitalista? Lo digo especialmente pensando en el caso de Dilma Rousseff en Brasil.

MB

En el caso de Brasil es claro. Dilma asume como continuidad del Gobierno de Lula, aplica un tarifazo, salen a la calle los sectores populares a protestar, empieza una política de ajuste y sobre ese descontento se monta la derecha y todo termina en un golpe. Un golpe comandado por quien habían elegido como aliado. Y esto es importante recordarlo porque nuevamente Lula va con un candidato que podría compararse con un Macri brasileño, con el argumento de ganarle a la derecha. Hay muchas conclusiones para sacar ahí.

Puede pasar lo que vos decís, pero creo que ahí también está la cuestión de qué hace la izquierda. Por eso me enorgullece que después de diez años de existencia del Frente de Izquierda Unidad (FITU) hayamos tenido nuestra mejor elección en esta oportunidad, porque evidentemente supimos dar una respuesta por izquierda a la crisis del FdT. Y eso no es menor. Y creo que tiene que ver con que mantuvimos la coherencia, con que nunca nos dejamos llevar por las campañas de ataque que planteaban que éramos un obstáculo, que por culpa nuestra volvía la derecha… Haber mantenido la independencia política, una perspectiva de clase y la combatividad y nunca haber dejado de pelear es lo que hizo que hoy el FITU sea lo que es. Que tenemos que seguir creciendo, seguro, pero te voy a plantear algo que dije la otra vez en el acto del Primero de Mayo: que un sector del FdT vote contra el acuerdo del FMI en parte se explica porque existe la izquierda y necesitan contener a su base, porque antes nunca habían hablado contra el acuerdo. Había pequeñas diferencias respecto de cómo negociar, pero que un sector tenga que votar en contra se explica en parte (obviamente hay más factores, porque nada es unilateral) porque hay una izquierda fuerte que venía denunciando eso y porque la base de esos sectores del FdT veía que al final la izquierda tenía razón.

Es decir, somos un factor político actuante, que puede ser minoritario aún, pero la voz de la izquierda se hace escuchar cada vez más y tiene incidencia política en la realidad. No sólo se mira la incidencia política en lo que hago yo sino que también se ve en cómo se acomoda el tablero político. Por eso tu pregunta me parece tan interesante y me la voy a quedar pensando. Yo me acordaba de corrientes como Nuevo Encuentro, que llegaron a tener mucho peso, o el Frente Patria Grande (FPG) de Itai Hagman y Juan Grabois, que se planteaban como izquierda independiente en las facultades y terminaron subsumidos en el FdT… incluso partidos hacia adentro, con el FPG con unos votando a favor del acuerdo y otros absteniéndose en un tema tan central como ese.

Creo que ahí hay un elemento para tener en cuenta, porque nosotros queremos que la clase trabajadora avance sobre la conciencia peronista, no quedarnos encasillados ahí. Al respecto siempre digo una frase que es un poco metafórica, que es que nosotros peleamos porque la clase trabajadora no sea columna vertebral de nadie sino la cabeza de una nueva sociedad. Y me parece que eso significa mucho porque en la Argentina tiene mucho peso esto de que los sindicatos y los trabajadores sólo pueden ir detrás del peronismo. Y en este momento se están viendo las consecuencias de eso, con sindicatos alineados con el peronismo en sus distintas variantes que no dieron ninguna pelea seria contra el macrismo pero que ahora tampoco están reclamándole a su propio gobierno medidas contra la caída de salarios y jubilaciones. Y eso tiene que ver con lo que hablábamos antes de exagerar el lugar de la derecha. Si hoy siguen cayendo salarios y jubilaciones no es culpa de Milei, porque el ajuste lo está haciendo este gobierno y los sindicatos están dirigidos por el peronismo.

PP

Para hacer un link con algo del inicio, la apuesta extractivista para conseguir divisas es común a todos los grandes frentes políticos, pero también la Confederación General del Trabajo (CGT) salió hace un par de semanas atrás a bancar la instalación de plataformas offshore frente a las costas de Mar del Plata porque presuntamente iban a generar puestos de trabajo. Ahí también hay una unanimidad absoluta.

MB

Pero esas iniciativas no generan trabajo. Se ha demostrado que la megaminería, que el agronegocio y el extractivismo petrolero no generan trabajo. Y ni que hablar de las consecuencias ambientales. Mis compañeros del PTS de Neuquén hicieron un estudio, que presentaron estos días, sobre los más de 9 mil problemas ambientales que hubo desde que se instaló Vaca Muerta. Y seguimos sin conocer las cláusulas secretas de Chevron. Y lo que se está planeando es más de eso. No se genera trabajo, vamos a una destrucción del ambiente y continúa el saqueo. Esa palabra que ha pasado un poco de moda pero que tiene mucho de representativa. Verdaderamente estamos viendo un saqueo, porque se orienta todo a conseguir dólares. Ahora, la CGT ni siquiera pregunta para qué son esos dólares, porque van a ir al FMI. Mientras tanto aumentan simultáneamente la concentración de la riqueza y la pobreza, crece la desigualdad y en la torta general del reparto de riqueza en los dos últimos años los trabajadores perdieron cerca de un 7% y crecieron entre un 6 y un 7 los sectores más concentrados. Están llevando a la Argentina a una decadencia terrible.

Y ahí hay volver a discutir la dependencia y el atraso. Por eso nosotros insistimos tanto en porqué peleamos, porque si no parece que peleamos contra cosas sueltas. Pero no, peleamos porque el modelo neoliberal que sostiene este proyecto político te lleva a ese lugar. Eso es la dictadura, Menem, Macri, Milei, pero también la idea de que se puede ir a un capitalismo regulado y eficiente.

Y déjame agregarte una cosita más sobre la CGT, porque nosotros le venimos dando mucha importancia al reclamo de una jornada laboral de 6 horas sin afectar el salario. Esto para nosotros es importante, primero porque si se reduce la jornada laboral y se reparten las horas de trabajo —aunque se hiciera solo en las 12 mil empresas más grandes, que han ganado muchísimo y se la han llegado en pala en los últimos años— se podrían crear un millón de puestos de trabajo genuinos. Es decir, hay una salida para encontrar trabajo genuino y pasa por afectar esos intereses y no promover microemprendimientos como está haciendo el Gobierno. Esto también permite pensar cómo es la clase trabajadora planificando una economía, decidiendo cómo se produce y qué se produce. Por eso digo que hay que volver a discutir el anticapitalismo y el socialismo, qué significa socializar los medios de producción, qué implica planificar la producción sin dañar el medio ambiente, haciendo todo lo posible para reducir el daño ambiental, cómo sería repartir las horas de trabajo, para que también haya tiempo para el ocio, para el estudio o para la el involucramiento político. Entonces esta idea de la reducción de la jornada laboral, además de ser una salida para el problema del desempleo y del trabajo precario, también empieza prefigurar cómo sería otro tipo de sociedad.

 

PP

En cuanto a tu rol como diputada, te pido una consideración general sobre cómo creés que la banca puede ayudar a las luchas de los trabajadores. En este sentido, también que cuentes si hay algún proyecto que hayan presentado desde el FITU que te parezca especialmente relevante. Y, un poco más en general, ¿cómo ves el escenario político electoral hacia 2023?

MB

Mirá, yo creo que la relevancia del Frente de Izquierda puede medirse desde distintos lugares. Primero porque ser una voz independiente y clasista en el Congreso es muy importante. Esto se vio cuando dimos una gran pelea conta el acuerdo con el Fondo en el Congreso al tiempo que impulsamos, junto a más de 100 organizaciones, las tres grandes movilizaciones callejeras contra ese acuerdo. Ahí se conjuga la importancia que tiene el FIT en las bancas, actuando como una voz de los trabajadores, de las mujeres y de la juventud, por fuera de los acuerdos y componendas de los partidos tradicionales, y también en la calle, organizando la movilización.

Desde otro lugar se puede ver la persistencia, porque durante años fuimos la voz del derecho al aborto, junto con algunas otras diputadas. Mientras nos decían que no se iba a poder, la izquierda aportó ese granito de arena persistiendo en la pelea por el aborto legal. Ni que hablar en cuanto a la lucha de los trabajadores, porque hay luchas donde la izquierda no sólo aportó económicamente sino también en la difusión y el acompañamiento. Hay un ejemplo de los últimos días que es la lucha de los trabajadores de Página 12, que hicieron un acto en la puerta del diario y los únicos que estuvimos fuimos los de izquierda. La derecha no va a ir y el resto no se quiere tirar contra el empresario Víctor Santa María. Cuando tenés que pelear por tus derechos, por el salario o por el aborto, sabés que la izquierda va a estar y que no hace especulaciones, que no está mirando una encuesta para ver si apoya tal o cual lucha. Y eso es reconocido. Si vos le preguntás a cualquier persona qué le parece la izquierda, la primera respuesta que aparece siempre es que está con los trabajadores y acompaña las luchas. Y eso para nosotros es un orgullo, porque es la tarea elemental que tiene la izquierda. Ahora, nosotros queremos construir un partido revolucionario en la Argentina, queremos transformar esta sociedad de raíz y peleamos por mucho más, pero eso me parece que es algo que es visto por la mayoría.

En cuanto a la labor parlamentaria, hay varios temas que nos interesan. Hay que recordar que el proyecto de Ley de Humedales fue tema de campaña del FdT y todavía no ha empezado ni siquiera a tratarse en una comisión. Nos parece que ahí hay que poner un eje muy importante. También venimos haciendo mucho centro en el tema del salario, planteando que el Salario Mínimo Vital y Móvil tiene que contemplar de piso una canasta familiar. Hay muchas otras discusiones, pero con lo del reparto de las horas de trabajo queremos hacer un anteproyecto y llevarlo a las organizaciones de trabajadores y a las organizaciones sociales para que se discuta como una bandera de la clase trabajadora. Cuando se propusieron las 10 horas de trabajo decían que la ganancia de los capitalistas estaba en la hora 11 y que si se reducía la jornada laboral se caía todo. Las 8 horas fueron una gran bandera de lucha de la clase trabajadora y ahí están los Mártires de Chicago. Sabemos que las 6 horas no van a salir como una mera ley, y mucho menos el reparto de las horas de trabajo, pero queremos que sea una bandera de lucha.

PP

¿Ves perspectivas de crecimiento de la izquierda en términos electorales hacia las elecciones de 2023? Ahora que el PTS ya definió sus precandidaturas para la fórmula presidencial, con vos y Alejandro Vilca, ¿cómo ves la proyección del FITU hacia 2023?

MB

Lo que es evidente es que ya se largó por lo menos la campaña electoral y todas las grandes coaliciones están definiendo sus candidatos. Ellos ya tienen sus voceros y la izquierda tiene que salir a plantear con fuerza desde ahora la necesidad de una salida independiente, con un programa para que esta crisis no la paguen los trabajadores y trabajadoras ni los sectores populares.

El Frente de Izquierda ha crecido, incorporando otras fuerzas en los últimos años y lo que tenemos es una regla muy clara, que es que para incorporarse hay que coincidir con el programa del Frente. Y creo que esto es lo que ha mantenido a esta fuerza. A veces nos entrevistan de distintos lugares del mundo preguntando cómo puede ser que la izquierda marxista-trotskista en Argentina tenga la fuerza que tiene. Y creo que tiene que ver con esa coherencia, con tener un programa político claro y con discutir las diferencias cuando las hay. Todas las organizaciones que perdieron la independencia entrando en el peronismo hoy son corrientes diluidas y golpeadas por las propias crisis de esas coaliciones. En el FITU somos partidos diferentes y opinamos que eso hay que respetarlo. Y que no hay porqué ocultar las diferencias a nuestra militancia y a quienes nos siguen. Y creo que eso ha enriquecido al Frente, tener distintas opiniones y un programa político común que se respeta. Y no sólo es un frente electoral, ya que una vez obtenida las bancas hay una coordinación permanente, tanto en las bancas nacionales como en la Legislatura, votando lo mismo la mayor parte de las veces.

 

PP

Si bien es cierto que la de 2021 fue una buena elección, no fue tan distinta a las de 2013, cuando el FIT sacó 1,2 millones de votos. En algunos casos lo que hubo son fenómenos locales muy potentes, como el de Jujuy ahora o lo de 2013 en Mendoza con la candidatura de Nicolás del Caño, con un caudal electoral que luego no se sostuvo. En cualquier caso, una diferencia de cerca de 100 mil votos entre ambas elecciones no parece tan relevante, sobre todo si se considera el contexto de fuerte decepción actual con el Gobierno. En ese sentido ¿esto no hubiera podido ser mejor capitalizado por un FITU distinto, más abierto? ¿O es que esa propuesta encontró una suerte de techo electoral, más allá de lo valorable de su permanencia en el tiempo?

MB

Para nada, porque me parece que, más allá de que los votos pueden ir y venir coyunturalmente, el crecimiento de la izquierda más de conjunto está relacionado con qué pasa con el movimiento de masas, con la lucha de los trabajadores y las trabajadoras. No se puede pensar a la izquierda por fuera de eso. Y después de tantos años de pasivización, de plantear que a la izquierda del kirchnerismo no había nada como dijo la Vicepresidenta, de decir que si sos de izquierda le hacés el juego a la derecha, de tanto esfuerzo invertido en instalar esas ideas, que la izquierda siga creciendo y tenga representación sindical, estudiantil y que haya obtenido cuatro bancas por primera vez en la historia me parece un logro. Y todo hay que inscribirlo en los procesos políticos, porque no venimos de años en los que el combate era contra la derecha y con un crecimiento de izquierda. Cada cosa hay que mirarla en su contexto y nada es lineal. Cuánto crezca la izquierda va ser en relación con las luchas de trabajadores, trabajadoras, de movimientos sociales y mayorías populares más en general. Y nosotros apostamos a eso, a que nuestro crecimiento tenga más de orgánico que de vuelo pasajero electoral. Porque si no, empezás a buscar atajos electorales, y todos quienes los han buscado hoy no están en el escenario político y representan experiencias fracasadas en Argentina y en el mundo. Nosotros nos presentamos con claridad diciendo que no queremos gestionar el capitalismo y a partir de ahí armamos nuestro programa político y damos las peleas. Y creo que el rol que tenemos como diputados y diputadas de izquierda es palpable y reconocido, más allá de que después nos voten o no.

Myriam Bregman

Abogada, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y diputada nacional por el Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad (FITU).

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