Lula derrotó al presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro. El veterano izquierdista se enfrentará a enormes desafíos, pero su triunfo ha dado a la política brasileña una nueva oportunidad tras una etapa desastrosa.
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El imperativo del momento es el voto a Lula en el balotaje. Como bien explicó Trotski hace casi un siglo, la condición necesaria para derrotar al fascismo es la más amplia unidad de todas las fuerzas del movimiento obrero.
Lula ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil y todo indica que también ganará la segunda. Pero Bolsonaro y sus aliados superaron toda expectativa y la amenaza de la extrema derecha sigue pesando sobre Brasil.
El domingo hay elecciones en Brasil, y Bolsonaro dejó en claro que no reconocerá la legitimidad del resultado si pierde. Subestimar su autoridad carismática y el impacto de su discurso en las masas reaccionarias que lo siguen sería imperdonable.
Entre 2006 y 2014 el lulismo logró neutralizar el crecimiento del conservadurismo popular, pero el precio a pagar por ello fue la desmovilización de sus bases sociales. Para que la historia no se repita hace falta mayor audacia, no menor confrontación.
Dejemos ya de extrañarnos: la extrema derecha ha llegado, está aquí, está normalizada y ha venido para quedarse. Es momento de abandonar la sorpresa y pensar cómo combatirla.
Entrevista a Celso Amorim, exministro de Relaciones Exteriores y uno de los principales consejeros de Lula, sobre la posibilidad de un golpe en Brasil y el aporte de la integración sudamericana y los BRICS para disminuir la tensión mundial.
El Brasil de hoy es diferente de aquel en el que Lula ganó las presidenciales por primera vez. Si el principal triunfo del progresismo brasileño es su capacidad de conciliación, ¿cuál es el pacto posible en este escenario?
En vísperas de las elecciones presidenciales de octubre y con Lula da Silva liderando las encuestas, aumenta el temor a un golpe de Estado por parte de Jair Bolsonaro. Lo que peligra no es solo un resultado electoral, sino la democracia brasileña en su conjunto.
Hoy, 7 de septiembre, Brasil recuerda los 200 años de su independencia. En un escenario sumamente convulso y a menos de un mes de las elecciones presidenciales, la efeméride es utilizada por el bolsonarismo como una oportunidad para mostrar fuerza en las calles.