Para entender el éxito de la confrontación con los escombros autoritarios de la dictadura neoliberal de Pinochet es esencial observar el ciclo de luchas que implicó las protestas estudiantiles, indígenas y feministas.
Notas publicadas en Chile
Tras las elecciones de mayo, el Partido Comunista chileno ha regresado con fuerza al centro de la vida política. Para aprovechar la oportunidad histórica, debe hacer un balance de sus aciertos y errores en las últimas décadas.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que después de décadas de derrotas acumuladas, el pueblo de izquierda alcanzó en Chile una victoria significativa.
Un terremoto político acaba de sacudir los Andes. Los resultados electorales de ayer cambian profundamente la situación de Chile: fracaso de la derecha y de los partidos de la exConcertación, avance de la izquierda e irrupción de los independientes.
La elección a la Convención Constitucional en Chile es un acontecimiento central del nuevo ciclo político que se abrió con la gran rebelión popular de octubre 2019.
Chile se encuentra en un «interregno», según la definición gramsciana. Ni el régimen actual termina de morir, ni emerge con claridad una alternativa. Ante este panorama, la izquierda debe ofrecer radicalidad y ruptura.
La lucha por la libertad es tan relevante ahora como lo fue hace más de cien años, cuando un grupo de liberales chilenos presionó contra los límites de lo que el sistema permitía.
La rebelión de octubre en Chile y todo el proceso posterior debe entenderse como un acontecimiento único pero, al mismo tiempo, como parte de un proceso de largo aliento.
La condición de sujeto migrante homogeniza y entrega un estatus diferenciado del de los «nacionales». La persona migrante es considerada un «nuevo bárbaro», una figura proveniente de la lógica colonial y estatal-nacional que resurge con fuerza en el escenario de un capital desterritorializado.