Luego de que Elon Musk alimentara las conspiraciones sobre la persecución de los partidarios de Bolsonaro, la ultraderecha brasileña recibió una inyección de energía. La abogada que desmintió la acusación habla de la nueva amenaza para la democracia en Brasil: las Big Tech.
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Notas publicadas en Brasil
El pasado domingo el bolsonarismo hizo una poderosa demostración de fuerza en las calles, en una movilización con pocos antecedentes. La izquierda debe luchar por la condena de Bolsonaro y de los generales golpistas y dar una disputa en la conciencia popular contra la extrema derecha.
En noviembre de este año una alianza de izquierda puede ganar la alcaldía de São Paulo, la ciudad más importante de Brasil. Será una batalla decisiva en la lucha contra el bolsonarismo y la extrema derecha.
El golpe de enero de 2023 en Brasil fracasó debido a la reacción de las instituciones y a la torpeza de los dirigentes de Bolsonaro. Para que no se repita, los responsables civiles, políticos y militares deben responder por sus actos.
Milei priorizó en su campaña las cuestiones económicas sobre las culturales, a diferencia de Bolsonaro. Pero ambos reflejan el espíritu destructivo del neoliberalismo en su fase nihilista.
En octubre de 1975, el periodista comunista Vladimir Herzog fue cobardemente asesinado por la dictadura brasileña. Este trágico suceso desencadenó una movilización social sin precedentes contra el régimen militar que fue clave para impulsar la redemocratización política del país.
En octubre de 1945 dos rivales históricos en Brasil se unieron por una causa común: la causa del comunismo. Palmeiras y Corinthians recaudaron fondos para el Partido Comunista tras su salida de la ilegalidad impuesta por la dictadura de Getúlio Vargas.
Las intentonas golpistas en Brasilia y Washington luego de que Bolsonaro y Trump perdieran las elecciones son ejemplos del auge de la ideología denominada «derecha radical populista».
La sumatoria de pequeñas medidas progresivas en los primeros 100 días impresionan, pero fueron parciales e insuficientes. Queda claro que Lula decidió gobernar «en frío» y no «en caliente», privilegiando los pactos con los partidos tradicionales sobre la movilización popular. Bolsonaro sigue políticamente «vivo» y no debe ser subestimado.
El bolsonarismo no es un tigre sin dientes y sigue siendo necesario construir una nueva relación social de fuerzas. Para ello, el gobierno de Lula necesitará de la movilización social, porque «en frío», Brasil no cambia.