El filósofo Jason Read habla de su nuevo libro sobre la política del trabajo, en el que recurre a Marx, a Spinoza y a elementos de la cultura popular para abordar una cuestión urgente: ¿Por qué la gente lucha por su servidumbre como si fuera su salvación?
Notas publicadas en Trabajo
Samsung, buque insignia del capitalismo surcoreano y una de las mayores empresas de electrónica del mundo, caracterizada por sus prácticas antisindicales, se vio obligado a negociar tras la primera huelga de su historia.
Hace tiempo que muchos temen que la inteligencia artificial y los robots sustituyan a los trabajadores. Pero se presta menos atención al creciente uso de sistemas algorítmicos que crean lugares de trabajo cada vez más autoritarios y explotadores.
Los datos empíricos indican que la clase influye significativamente en los patrones de voto, y que una creciente conciencia de clase provoca insatisfacción con los partidos del establishment.
La larga historia de derrotas de la izquierda produjo una historia igualmente larga de emociones difíciles, pero se suele ignorar la experiencia emocional de la derrota política.
En 1923, los trabajadores agrícolas escoceses se declararon en huelga por los intentos de imponer una semana laboral más larga. Un siglo después, su lucha sigue tan vigente como entonces.
Algunas empresas multinacionales son ahora más grandes y poderosas que los Estados-nación. Si esas empresas fueran países, serían dictaduras autoritarias.
Las empresas propiedad de sus trabajadores tienen menos desigualdad salarial, mayor seguridad laboral, lazos más fuertes con la comunidad y mayor capacidad de recuperación de las recesiones. El modelo debe extenderse.