La experiencia de India con el COVID-19 pasó de la crisis a la catástrofe durante los últimos meses. La responsabilidad por el desastre corre a cuenta del gobierno de derecha de Narendra Modi, que priorizó sistemáticamente sus propios intereses políticos por sobre la salud pública.
Notas publicadas en Salud
Kenneth Pomeranz, especialista en China, conversó con Jacobin sobre los motivos que llevaron a las sociedades occidentales a responder tan mal al desafío del coronavirus y los indicios que deja esta crisis sobre las pandemias que vendrán.
Las naciones más pobres tienen mucho poder en sus manos. Lo único que necesitan es un poco de coraje para utilizar ese poder que tienen. Y esa valentía suele provenir de la organización popular.
Los contagios y fallecimientos golpean al país en el dramático escenario latinoamericano. La derecha sabotea los cuidados con mensajes negacionistas y, frente a las vacilaciones del gobierno, redobla las apuestas destituyentes. La ambigüedad de la política sanitaria del oficialismo se explica por su ilusoria confianza en el capitalismo.
Las horribles escenas de la India y Brasil demuestran que cuando los países ricos aumentan los beneficios de las farmacéuticas, la desigualdad se convierte en un apartheid mundial de vacunas. Cualquier retraso no hará más que agravar una crisis ya catastrófica.
Para hacer frente al escepticismo sobre las vacunas habrá que hacer algo más que tachar a la gente incrédula de irracional. Requerirá un compromiso genuino con la duda y la incertidumbre, que es también un principio fundamental del método científico.
Los cuarenta años de vaciamiento neoliberal del Estado son la causa del gran fracaso que enfrentamos al momento de vacunar rápidamente a todo el mundo.
Los conflictos de clase a lo largo de la historia fueron influenciados por los modos en que trabajadores y gobernantes respondieron a las pandemias. Cuando superemos el COVID-19, la lucha por regímenes de trabajo más justos será nuestra tarea más urgente.
A poco más de un año del inicio de la pandemia en Ecuador, y a pocos días de la segunda vuelta electoral, vale reconstruir los entramados políticos y empresariales que hicieron de la pandemia un verdadero desastre.
Para acabar con la crisis sanitaria de manera exitosa, no alcanza con detener el contagio. Es indispensable enfrentar, de manera simultánea, las desigualdades económicas y sociales en todo el mundo.