El mundo actual está sumido en una crisis económica y social de magnitud histórica, pero seguimos desprovistos de alternativas consideradas socialmente viables. Según el crítico marxista Fredric Jameson, los socialistas podemos (y debemos) revivir los ideales utópicos.
Notas publicadas en Números
En 2008, antes de su primera candidatura seria a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump expresó una admiración sin reservas por el modelo económico chino. Por aquel entonces, China era vista como un lugar en el que capitalistas como él podían buscar libremente una maximización de beneficios sin ninguna restricción regulatoria: En China, rellenan…
Hasta hace muy poco tiempo, la inflación era un problema limitado a algunos países de la periferia, como Argentina, Venezuela o Turquía. Pero esta reliquia del pasado ahora está golpeando gravemente a la economía global.
Mientras los niveles de vida caen en los sectores sociales más bajos y suben en los más altos, parece que lo único que se puede hacer es ver por televisión los problemas triviales de personas fenomenalmente ricas.
Reseña de Gérard Duménil y Dominique Lévy, Managerial Capitalism: Ownership, Management and the Coming New Mode of Production.
La ganancia es el motor del capitalismo. ¿Qué sería de ella en el socialismo?
En todo el mundo, la inflación no evita necesariamente que la izquierda gane elecciones, pero limita fuertemente lo que puede hacer en el gobierno.
Para algunas corrientes marxistas, el capital es una relación social que engloba dentro de sí al conjunto de la sociedad, la historia y la subjetividad. En un concepto tal, ¿cuál es el papel de la crítica o la acción humana? ¿Cómo es posible el cambio histórico? En realidad, es necesario entender de otra forma la caracterización marxista del capitalismo.
La teoría económica, incluso el marxismo, ha tendido a separar la política de la economía como si fueran fenómenos independientes uno del otro. Esto condujo a que ciertos sectores de la izquierda consideren al Estado capitalista como un ente «exterior», capaz de impedir que los efectos de las crisis se descarguen sobre la clase trabajadora. Pero cuando la sociedad capitalista entra en crisis, entra en crisis el conjunto de las relaciones sociales, incluyendo el Estado. No se trata de determinismo económico sino de relaciones de fuerza entre clases.
La realidad del capitalismo moderno es la inestabilidad permanente pero sin perspectiva de una crisis que le ponga fin al sistema.