Los teóricos de la globalización escribieron innumerables obituarios para la clase obrera, pero ignoraron el hecho de que el capitalismo crea sucesivamente nuevas clases obreras con nuevas fuentes de poder, padecimientos y reivindicaciones.
Notas publicadas en Primera Plana
Durante su largo desarrollo, el capitalismo recurrió a muchos tipos de relaciones laborales, algunas basadas en la coacción económica y otras en factores no económicos. Si el argumento es correcto, debemos conceptualizar a la clase obrera asalariada como un tipo —importante, sin duda— de fuerza de trabajo mercantilizada entre otras.
Los trabajadores estamos atrapados en un círculo vicioso: cada vez trabajamos más horas para pagar los servicios que necesitamos porque cada vez trabajamos más horas… Etcétera. Romper el círculo implica repensar los vínculos que establece el capitalismo entre nuestra «vida laboral» y nuestra «vida familiar».
El trabajo no está desapareciendo, pero las organizaciones construidas a su alrededor fueron sepultadas. Mientras que los antiguos partidos obreros rompen amarras con los intereses de los trabajadores, la derecha logra movilizar partes cada vez más grandes de la clase obrera.