Las hinchadas del Rayo Vallecano en España, del St. Pauli en Alemania, del Demirspor en Turquía y del Livorno en Italia militan las mismas ideas y tienen un horizonte común: derribar el capitalismo.
Notas publicadas en Deporte

Hoy se cumple un año de la muerte de Diego Armando Maradona. Su trayectoria como futbolista y como técnico fue una búsqueda no de épica sino de subversión.
Los dirigentes de la FIFA insinúan que la Copa del Mundo podría celebrarse cada dos años. El plan demuestra nuevamente que las autoridades siempre anteponen las oportunidades comerciales a la calidad del juego que amamos.
Al fin y al cabo, Simone Biles es una trabajadora. Y ha hecho bien en anteponer su salud mental, al igual que cualquier trabajador debería poder quedarse en casa enfermo en lugar de dedicar su fuerza vital a servir a otra persona.
Es una imagen hermosa: los mejores atletas del mundo reunidos con ánimo de competir amistosamente. Pero las olimpiadas se convirtieron en una máquina despiadada que exprime a los trabajadores.

Bielsa es un tipo que para ganar un clásico entregaría hasta los dedos de una mano, pero jamás un valor primordial. Su locura es su integridad. En eso parece marxista.
Necesitamos una visión socialista alternativa de cómo debe gestionarse el deporte que dé prioridad al bienestar social y a la cooperación internacional por sobre el beneficio privado.
La vergonzosa Superliga europea es solo el último paso para que los capitalistas se apropien del hermoso juego que construyeron las comunidades de la clase trabajadora.
Falleció Alejandro Sabella, maestro del fútbol.