Cualquiera que piense la coyuntura de Bolivia en función de la lucha de clases sabe que el gobierno y la extrema derecha no lograrán clausurar el ciclo político únicamente neutralizando a Evo Morales.
Artículos publicados por: Vladimir Mendoza Manjón
Psicologo y Profesor de la Universidad Mayor de San Simón. Exejecutivo de la Federación de Trabajadores en Educación de Cochabamba.El fallido intento de golpe de Estado encabezado por el general Zúñiga expresa no sólo la pulsión intervencionista de unas Fuerzas Armadas que siguen pensándose como salvadoras de la Patria sino también la profunda crisis económica y política que atraviesan Bolivia y el MAS.
En Bolivia, las disputas políticas locales desgastan a paso acelerado el proceso de cambio iniciado en 2008 con la elección de Evo Morales.
Las elecciones de 2020, que dieron como gran ganador al MAS, no fueron suficientes para recomponer todo lo que el golpe de 2019 había agrietado. El resquebrajamiento es tan profundo que ha llegado incluso a lo único que le faltaba dividir: el propio MAS.
La crisis política en Bolivia abierta con el golpe de 2019 no ha terminado. Con el MAS al borde de la ruptura entre una fracción «radical» y otra «renovadora», la políticas audaces brillan por su ausencia.