Los activistas siempre tuvieron dificultades para encontrar un buen trabajo. Pero durante el período de entreguerras, la Internacional Comunista —empresa de jefes difíciles— contrató a diez mil personas con ese perfil.
Artículos publicados por: Brigitte Studer
Profesora de Historia de Suiza y de Historia Contemporánea en la Universidad de Berna. Entre sus publicaciones recientes destaca Reisende der Weltrevolution: Eine Globalgeschichte der Kommunistischen Internationale (Suhrkamp, 2020)y he Transnational World of the Cominternians (Palgrave Macmillan, 2015).