Entrevista realizada por Justus Johannsen[1]Justus Johannsen es un activista que escribe sobre movimientos sociales y conflictos internacionales.
El 27 de febrero, Abdullah Öcalan publicó un histórico «Llamamiento a la paz y a una sociedad democrática». En él, insta al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) a convocar un congreso para decidir su disolución y el abandono de las armas, y subraya que Turquía debe entrar en una nueva fase de transformación democrática que reconozca a todas las identidades sociales. La noticia fue recibida en todo el mundo con esperanza, pero también con escepticismo.
El PKK aceptó en principio el llamado de Öcalan y declaró un alto el fuego. El grupo guerrillero kurdo ya tomó varias veces este tipo de iniciativas unilaterales desde 1993, mientras que el Estado turco siempre espera que estas decisiones se tomen del otro lado. Esta vez, Turquía realizó al menos 118 ataques contra el PKK en el norte de Irak solo durante marzo y continuó con la represión de la sociedad civil kurda dentro de su territorio. También se están llevando adelante ataques contra el opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP), como el arresto del alcalde de Estambul, Ekrem İmamoğlu, bajo el pretexto de que estaban apoyando al movimiento kurdo por la libertad.
Los kurdos esperan medidas concretas hacia un proceso de paz por parte del régimen de Erdoğan: esto incluye, en particular, la liberación de Öcalan, un alto el fuego mutuo y garantías constitucionales para las reformas democráticas y los derechos de los kurdos y otras minorías. En una entrevista con Jacobin, Tuncer Bakırhan, copresidente del Partido de la Igualdad y la Democracia de los Pueblos (DEM), explica si esto es posible en una Turquía gobernada por Recep Tayyip Erdoğan.
JJ
El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, calificó la iniciativa de Öcalan como «una posibilidad para dar un nuevo paso histórico», pero al mismo tiempo sigue deteniendo a trabajadores de los medios de comunicación, abogados y activistas por la paz, y continúan los bombardeos en el norte de Irak. No parece que el Gobierno turco haya dado ningún paso concreto hacia la democratización desde el momento de la declaración unilateral de alto el fuego. ¿Está Erdoğan realmente interesado en hacer las paces con los kurdos o tiene otras intenciones?
TB
Ha pasado más de un mes desde el llamamiento histórico. Normalmente, un paso así se da al final de un proceso, como ocurrió entre 2013 y 2015. En aquel momento, el proceso de paz fue precedido por debates y diálogo. Pero ahora el llamamiento es un primer paso que marca un importante punto de inflexión histórico. Hay muchas expectativas, pero hasta ahora no hay avances concretos. Además de confianza, ahora se necesitan seguridades y garantías.
No debemos considerar este proceso como un acontecimiento político cotidiano, ya que tiene una importancia geopolítica, estratégica e histórica. Los acontecimientos no solo serán determinados por las intenciones, sino también por el clima político. Por supuesto, las buenas intenciones también son el resultado de un análisis correcto. Hoy en día, el presidente Erdoğan está en el poder y dirigirá el proceso con su perspectiva política. El proceso es lento porque hay que equilibrar diferentes intereses, pero creemos que pronto tendrá que tomar una decisión: ¿quiere la paz o no? ¿Respetará o ignorará las demandas de la sociedad para encontrar una solución?
No hemos perdido la esperanza y estamos haciendo todo lo posible. Creemos que este proceso puede avanzar, pero su progreso depende de que el Gobierno cumpla nuestras expectativas. Si no toma medidas, crecerá el escepticismo, y creo que el Gobierno es consciente de ello.
JJ
¿Por qué Öcalan decidió dar este paso ahora, en un momento en que el poder de Erdoğan parece más seguro que nunca?
TB
Hay razones tanto internas como externas. Una de las mayores fortalezas de Öcalan es su capacidad para reconocer en una fase temprana los acontecimientos mundiales y su impacto en la región. Actualmente estamos asistiendo al colapso del orden de posguerra: Oriente Medio se está reorganizando, Europa está en crisis y la región de Asia-Pacífico está en plena agitación. El trumpismo está desencadenando una ola de neofascismo y poniendo en tela de juicio las certezas políticas previas. Öcalan actúa porque está convencido de que las viejas reglas ya no sirven y de que es necesario un cambio.
Es normal que un movimiento que lleva cincuenta años activo, especialmente tras los acontecimientos del 7 de octubre y sus consecuencias, se reposicione y busque una nueva orientación política. Öcalan quiere superar los callejones geopolíticos sin salida. He aquí una anécdota: un comandante del movimiento de liberación tamil en Sri Lanka citó la caída del muro de Berlín como motivo de las negociaciones de paz entre Sri Lanka y los tamiles en la década de 1990. Cuando se le preguntó qué tenía que ver Berlín con Sri Lanka, respondió: «Si no actuamos hoy, quedaremos sepultados bajo este muro».
La caída del muro simbolizó el fin de una era. Hoy estamos asistiendo a la caída de muros similares. Öcalan subraya que quienes se adapten política, social y mentalmente al espíritu de los tiempos a tiempo y abandonen los viejos hábitos no quedarán sepultados bajo los escombros. Creo que en el futuro comprenderemos mejor estos cambios.
JJ
Viajaste con una delegación del Partido DEM para visitar a Öcalan en la isla prisión de İmralı. Öcalan lleva veintiséis años recluido en régimen de aislamiento. Hasta octubre de 2024, llevaba cuarenta y tres meses sin contacto con el mundo exterior. Hay otros tres presos en la isla con él. ¿Qué impresiones les causó esa reunión? ¿Cuál es el estado de salud y la condición mental de los presos?
TB
Cuando llegamos, encontramos a Öcalan y a sus compañeros tranquilos, confiados y decididos. Durante nuestra conversación, que duró varias horas, hizo hincapié en por qué el cambio democrático es esencial en el mundo, en la región y, especialmente, en Turquía. A pesar de estar en aislamiento total, dedicó los últimos diez años al estudio intensivo y al trabajo político. Su análisis de la necesidad de paz y transformación democrática en Turquía fue profundo, y tenía ideas claras sobre los pasos que hay que dar. Uno de sus mensajes fue: «Turquía se encuentra actualmente en una crisis compleja. La principal razón de esta crisis es la negativa a resolver la cuestión kurda».
En cuanto a su salud, tanto Öcalan como sus compañeros presos se encontraban en buen estado físico y mental.
JJ
En nombre de la «lucha contra el terrorismo», no solo Öcalan, sino miles de kurdos fueron encarcelados, la guerra se extendió más allá de las fronteras de Turquía y toda una sociedad fue privada de sus derechos culturales y políticos. Durante décadas, esta hostilidad hacia los kurdos también estuvo profundamente arraigada en la sociedad turca. ¿Cómo puede surgir la paz en este contexto?
TB
Turquía se encuentra hoy en una compleja red de crisis. La causa central de estas crisis es su negativa para resolver la cuestión kurda. Este bloqueo, que dura ya décadas, no solo obstaculiza la democratización, sino que también agota nuestros recursos económicos.
Con su llamamiento a la paz, Öcalan ofrece una oportunidad histórica para superar la crisis. La sociedad kurda dejó en claro, con su masiva participación en las celebraciones del Newroz el 21 de marzo, que apoya este llamamiento: fue prácticamente un referéndum. La mayoría de las fuerzas políticas de Turquía también manifestaron su aprobación. La sociedad está preparada para la paz y existe un fuerte consenso. Pero el Gobierno aún no presentó una hoja de ruta concreta que genere confianza y está dejando sin respuesta las expectativas de la población.
Lo que falta ahora es la voluntad política para traducir el consenso social en acciones concretas. Un nuevo retraso en el proceso de solución no haría más que agravar las crisis existentes. El paso decisivo para Turquía es aprovechar esta oportunidad histórica y crear una paz duradera.
JJ
Cuando el Gobierno turco nombró repetidamente administradores para los municipios kurdos en los últimos años, no hubo una resistencia significativa por parte de la oposición turca. ¿Cómo valora la reciente detención del alcalde del CHP de Estambul, Ekrem İmamoğlu, y las protestas nacionales que siguieron?
TB
Estamos familiarizados con la usurpación de la voluntad democrática y la imposición de tutelajes en Turquía desde 1979. Nuestra tradición política lleva cuarenta y siete años luchando contra las injusticias cometidas contra dirigentes electos, y hemos hecho sacrificios incalculables. Menciono esto porque, como partido, entendemos muy bien los debates en torno al municipio de Estambul y al arresto de İmamoğlu.
Este golpe judicial orquestado no solo sirve para eliminar a un rival político, sino que también revela los límites del gobierno arbitrario sobre la población. El proceso comenzó con el nombramiento de un administrador en el distrito de Esenyurt, donde ya habíamos advertido que İmamoğlu era el verdadero objetivo. Detrás de estas medidas se esconde un plan para neutralizar por completo al CHP. Pero no se tuvo en cuenta que la gente saldría a la calle en masa.
Las protestas son totalmente legítimas. La gente no confía ni en el Poder Judicial ni en el sistema político. Apoyamos las reivindicaciones democráticas y nos oponemos a la imposición de la tutela, las operaciones políticas y los ataques a la democracia. El Gobierno no debe criminalizar las protestas democráticas, sino escuchar las reivindicaciones del pueblo y respetar su voluntad. Luchamos contra la privación de derechos de la población y el encarcelamiento de figuras de la oposición, periodistas, académicos y jóvenes, y trabajamos para construir una base sólida para la paz y una sociedad democrática.
JJ
Su partido celebró varias reuniones con otros partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil en Turquía. ¿Hay esperanza para las alianzas democráticas?
TB
Celebramos tres importantes rondas de conversaciones con partidos políticos, grupos de la sociedad civil y asociaciones profesionales. Estas revelaron un fuerte deseo de resolver el conflicto, pero también una gran preocupación por las prácticas antidemocráticas. En un clima en el que incluso las críticas más leves al Gobierno dan lugar a detenciones, los esfuerzos por la paz se están saboteando sistemáticamente.
Sin embargo, el descontento de la mayoría con el statu quo abre oportunidades para las alianzas democráticas. El Congreso Democrático de los Pueblos (HDK), fundado en 2011 como plataforma para los grupos oprimidos, podría desempeñar un papel clave en este sentido. Como alianza de trabajadores, mujeres, jóvenes y otros grupos marginados, el HDK está predestinado a ser la fuerza motriz de tales alianzas, pero desde 2015 se encuentra sometido a una enorme presión. La detención de decenas de miembros en los últimos dos meses demuestra que el Estado teme su poder de movilización.
El HDK puede reunir a las fuerzas democráticas, desarrollar estrategias conjuntas de resistencia contra la represión y canalizar la energía para el cambio social. El deseo de cambio existe, ahora necesita un paraguas organizado para convertirlo en poder.
JJ
¿Puede el CHP también desempeñar un papel en la democratización de Turquía?
TB
El CHP es el partido político más antiguo de Turquía y obtuvo la mayoría de los votos en las últimas elecciones. Históricamente fue parte del problema, tanto en la cuestión kurda como en el bloqueo de las reformas democráticas. Hoy podría ser la clave para una solución si reconoce los riesgos globales y regionales y evalúa correctamente su impacto en Turquía.
Por eso hemos mantenido un diálogo con el CHP desde el inicio del proceso de paz y democracia. Si el CHP da un paso adelante, esto podría ser un factor importante para obligar al Gobierno a asumir sus responsabilidades y democratizar Turquía.
JJ
Los actores kurdos, la oposición turca y la comunidad internacional respondieron positivamente al proceso. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, acogió la decisión como un «rayo de esperanza». El presidente de la región autónoma kurda de Irak, Nêçîrvan Barzanî, anunció su «pleno» apoyo a la convocatoria. El líder del CHP, Özgür Özel, hizo una declaración similar. Pero, ¿qué fuerzas podrían estar interesadas en sabotear el potencial proceso de paz? ¿Qué espera de la comunidad internacional para garantizar el éxito de este proceso?
TB
El proceso de paz y democratización está recibiendo un apoyo más fuerte que las iniciativas anteriores, y las condiciones geopolíticas son favorables para su éxito.
Si este proceso marca el comienzo de un nuevo orden en la región basado en la democracia, la liberación de las mujeres y la justicia, entonces serán las fuerzas cuyos intereses se vean afectados por él las que querrán que fracase. Esas fuerzas existen tanto en Turquía como en la región, así como entre las potencias mundiales. Dondequiera que haya intereses en regímenes antidemocráticos y en la explotación de las mujeres y la mano de obra, existe el peligro de sabotaje.
La comunidad internacional tiene una gran responsabilidad en la continuación del proceso. Entre las medidas decisivas para promover la paz y la estabilidad en Turquía y Oriente Medio se encuentran el apoyo a las fuerzas democráticas que defienden la liberación de las mujeres y el fomento de la paz entre todas las partes. Tal evolución también tendría un impacto positivo en los Estados y las sociedades occidentales.
JJ
En muchos procesos de paz en todo el mundo, como las conversaciones de Oslo de 2009 entre el PKK y el Estado turco, hubo terceros que actuaron como mediadores o garantes. El llamamiento de Öcalan no menciona esto. ¿Cómo se puede garantizar el éxito de este proceso desde el punto de vista político y jurídico?
TB
Öcalan está configurando la solución en función de las condiciones específicas de Turquía y basando la paz en su dinámica interna. El éxito duradero del proceso depende no solo de la voluntad del Estado turco y de las negociaciones, sino también de la aceptación social y la participación activa de la población y los actores democráticos. Este enfoque podría ser un ejemplo único para los procesos de paz en todo el mundo.
El proceso de paz tiene como objetivo garantizar una solución mediante la interacción de la voluntad política, la reconciliación social y las reformas constitucionales y legales. A diferencia de lo de Oslo, este proceso no se basa en la mediación de potencias garantes internacionales sino en la voluntad común de las instituciones democráticas, los partidos políticos y la sociedad civil de Turquía como piedra angular del proceso.
Para el éxito de este modelo es fundamental que todas las partes realicen esfuerzos sinceros y que la comunidad internacional apoye el proceso, aunque no actúe directamente como mediadora.
JJ
En su declaración del 27 de febrero, Öcalan plantea que en los años 90 la adhesión acrítica del partido al socialismo real provocaron una «debilitación del significado fundamental del PKK» y una «repetición excesiva». ¿Qué quiere decir con esto?
TB
Afirma que, tras el colapso del socialismo real, las «viejas» formas marxista-leninistas son incapaces de hacer visible el potencial emancipador del socialismo. Su deseo de «completar la obra inconclusa de Marx» no es una ruptura con el marxismo, sino un intento de reanalizarlo y combinarlo con perspectivas contemporáneas.
Öcalan critica la «repetición excesiva» porque cree que un movimiento flexible y vibrante como el PKK no debe caer en el estancamiento ideológico. Un movimiento que se conforma con los viejos discursos y no responde a las nuevas realidades sociales se queda estancado en palabras y eslóganes. En resumen, cree que la misión de la organización no puede continuar con las viejas herramientas; de lo contrario, perderá su sentido.
JJ
En su carta a las mujeres fechada el 8 de marzo, también profundiza en su comprensión del socialismo y el papel de la liberación de la mujer.
TB
Para Öcalan, la cuestión de la mujer es fundamental porque la lucha de las mujeres se está convirtiendo en la vanguardia de la resistencia anticapitalista. Un socialismo que ignora la lucha de las mujeres sigue siendo incompleto y no puede satisfacer las demandas políticas del presente.
Además, el ejemplo de Rojava demuestra que una lucha liderada por las mujeres puede dar un gran impulso al proceso de paz y transformación que millones de personas esperan en la región y cambiar radicalmente el destino de la misma.
JJ
Ya hubo numerosos intentos de resolver pacíficamente el conflicto entre el Estado turco y el movimiento kurdo. El último proceso de paz fue roto por el Estado turco en 2015 y dio lugar a una nueva ola de violencia contra la población kurda. ¿Qué hay de diferente hoy en día con respecto al pasado?
TB
El mayor reto al que se enfrentan los procesos de paz es su fragilidad. A menudo, es precisamente la parte con mayor margen de maniobra la que no cumple con las expectativas. Sri Lanka es otro ejemplo de ello, donde Chandrika B. Kumaratunga, presidenta entre 1994 y 2005 e implicada en el proceso de paz con los tamiles, cita tres razones principales para el fracaso de las negociaciones: una oposición poco convencida o poco implicada, la falta de apoyo social para sostener el proceso incluso durante las interrupciones y el hecho de que la cuestión de la paz no puede dejarse en manos de la iniciativa de individuos. Estos puntos son muy reveladores y cruciales.
En la Turquía actual existen diferencias importantes con respecto a los procesos de paz anteriores. La arena política está más involucrada. Con la excepción de unos pocos grupos marginales ultranacionalistas radicales, todas las fuerzas políticas apoyan el proceso de paz y así lo declararon públicamente. Otra novedad es que las fuerzas nacionalistas están al frente del proceso en la figura del líder del MHP, Devlet Bahçeli. Es especialmente importante el papel activo del Parlamento, reconocido como la autoridad central para alcanzar una solución. Además, existe un amplio apoyo social al proceso de paz y resolución, y la población reclama la paz con más fuerza que nunca.
En la siguiente fase, intensificaremos nuestros esfuerzos para aplicar el llamamiento de Öcalan, afianzar la demanda de paz en la sociedad y cumplir nuestro papel en las negociaciones. En las últimas semanas, nos hemos reunido con unas 60 mil personas en 139 localidades, que ahora van de casa en casa y de calle en calle para difundir la información sobre los esfuerzos de paz y las posibles soluciones.
La paz no es un proceso de victoria o derrota; lo que más necesita este país es una paz digna. La situación actual es insostenible, tanto a nivel regional como mundial. En el nuevo siglo, necesitamos una sociedad libre y una identidad kurda libre.
El hecho de que los kurdos busquen una solución en Ankara debe entenderse correctamente. La hostilidad crónica y la negación de los kurdos por parte del Estado turco deben ser cosa del pasado. Estoy convencido de que nuestros esfuerzos por construir una Turquía democrática, una república democrática, tendrán éxito.
Notas
↑1 | Justus Johannsen es un activista que escribe sobre movimientos sociales y conflictos internacionales. |
---|