Press "Enter" to skip to content
August Bebel, teórico marxista alemán, hacia 1900. (Archivo Hulton/Getty Images)

Bebel asumió la lucha contra la opresión de la mujer

Traducción: Pedro Perucca

August Bebel fue el líder más importante del socialismo alemán antes de la Primera Guerra Mundial. Defendió la causa de la liberación de la mujer en su libro La mujer y el socialismo, uno de los textos socialistas más importantes de su época.

En 1914, cuando estalló la Primera Guerra Mundial, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) era la mayor organización socialista del mundo. Su importancia en Alemania era legendaria, con cientos de miles de adherentes (más de cien mil solo en la capital, Berlín) y cientos de miles más organizados en sindicatos afiliados al partido.

El SPD publicaba docenas de periódicos tanto a nivel local como nacional y dirigía su propia escuela para formar a oradores y activistas en los puntos más delicados de la teoría económica y las regulaciones gubernamentales. Recibía un tercio del voto popular en las elecciones nacionales y sus representantes constituían una cuarta parte de los delegados en el Reichstag, el parlamento de Alemania (una representación no proporcional a su fuerza electoral, debido al privilegio de los distritos rurales).

Los socialdemócratas eran el partido político dominante en Alemania, lo que llevó a otros grupos a formar coaliciones para frustrar las aspiraciones socialdemócratas de reorganizar la sociedad. El SPD era tan poderoso que formó, en palabras de Gerhard Ritter, «no solo una forma de vida política, sino también una comunidad social… una sociedad dentro de una sociedad, un estado dentro de un estado».

Sin embargo, cuando llegó la guerra, el partido se marchitó ante la oposición. A pesar de meses de manifestaciones y protestas contra la guerra, terminó apoyando los planes del gobierno para el conflicto. La dirigencia del SPD temía que cualquier muestra de falta de patriotismo provocara una reacción hostil, no solo entre los sectores medios y altos, sino también dentro de su propia base trabajadora.

El sentimiento nacional, los cálculos electorales y el temor a la represión transformaron al socialismo alemán en un defensor de una nación en guerra. En este escenario apresuradamente revisado, la conquista imperialista dejó de ser una característica general de la sociedad capitalista para convertirse en una dinámica que el SPD proyectaba sobre los enemigos de Alemania (especialmente Rusia), mientras presentaba al esfuerzo bélico propio como defensivo y, por lo tanto, digno de apoyo.

Los acontecimientos de 1914 y los que le siguieron frecuentemente eclipsaron la historia de la socialdemocracia alemana antes de la guerra. August Bebel (1840-1913) fue uno de los líderes más importantes del SPD durante este período, y murió en vísperas de la gran crisis del partido. Una de las contribuciones más notables de Bebel fue su firme compromiso con la lucha contra la opresión de la mujer, que expuso en su popular e influyente obra La mujer y el socialismo, uno de los textos socialistas más importantes de su época.

El marxismo de Bebel

Los logros de Bebel en las primeras etapas del desarrollo del movimiento explicaron su profunda popularidad e influencia dentro del socialismo alemán. Inicialmente comprometido en esfuerzos apolíticos de mejora y reforma social, Bebel pronto se convenció de que el enfoque de Karl Marx hacia la actividad política estaba más en consonancia con los intereses de la clase trabajadora. Desde este punto de vista, la clase trabajadora debe perseguir su propio bienestar independientemente de las coaliciones y acuerdos con grupos procedentes de las clases media y alta, incluso cuando esos grupos apoyen medidas legislativas y reformas similares, tales como la secularización de las escuelas primarias financiadas con fondos públicos o la introducción del sufragio universal.

Con Bebel, el socialismo marxista pasó de ser un instrumento de crítica social a una forma de política de masas. Bebel también contribuyó a expandir el socialismo a nuevos ámbitos, especialmente los de la emancipación de la mujer y la igualdad de género. Una de las primeras campañas emprendidas por el incipiente movimiento socialista en Alemania fue la organización de un sindicato mixto, la primera iniciativa de este tipo en cualquiera de los países entonces en vías de industrialización.

Basado en la industria textil, que se encontraba en medio de una transición rápida y tumultuosa, el sindicato reclutó partidarios entre integrantes de cooperativas de productores, tejedores independientes y trabajadores de la confección (la llamada industria artesanal), así como de talleres y pequeñas fábricas organizadas según criterios capitalistas. El sindicato de género dual acogió a trabajadores y trabajadoras altamente cualificados, semicualificados y relativamente no cualificados, anticipando a los sindicatos industriales fundados en Estados Unidos durante la última parte de la década de 1930.

Los marxistas alemanes participaron en múltiples iniciativas: formar un partido que participara en las elecciones, organizar sindicatos por oficio e industria, establecer cooperativas de productores y consumidores, y fundar sociedades de beneficencia que funcionaran como colectivos de seguros para proporcionar cobertura médica y de desempleo. También organizaron actividades para el ocio, clubes de lectura, asociaciones educativas y mucho más. Fue la amplitud de los esfuerzos organizativos en los que participaron lo que distinguió a los marxistas de otras tendencias políticas dentro de la clase trabajadora. El marxismo representaba una política multifacética de inclusión y de clase.

Sin embargo, el sindicato de doble género fue un fenómeno efímero, que duró unos dieciocho meses antes de desaparecer del registro histórico. No pudo resistir las presiones que emanaban de la industria textil, que estaba en el proceso de transición de una base artesanal a una manufacturera, todo exacerbado por las consecuencias políticas y la represión que siguieron a la Comuna de París de 1871. No obstante, la lucha por la igualdad de género ya había surgido como una cuestión de orgullo entre los socialistas, tanto hombres como mujeres.

Las mujeres y el socialismo

Este contexto ayuda a explicar cómo Bebel llegó a escribir la obra profundamente influyente La mujer y el socialismo, el libro de no ficción más leído entre la clase trabajadora de su época. Esto fue así no solo en Alemania, sino en todos los lugares donde existía un movimiento socialista similar al alemán. El texto se tradujo a más de veinte idiomas durante la vida de Bebel.

Las bibliotecas de préstamo de los sindicatos y las salas de reuniones de los partidos registraron que el volumen de Bebel era preferido incluso por sobre El Capital, de Marx. El debate sobre el género y la igualdad de la mujer instruyó a la clase trabajadora en el abecé del socialismo. Un aspecto pionero de La mujer y el socialismo fue la seriedad con la que Bebel trató el tema del sexo biológico y su transformación en un sistema de género socialmente determinado.

La primera edición, publicada en 1879, era un libro extraño: un panfleto prolijo de 180 páginas, pero sin títulos de capítulos ni subdivisiones. Esto se debía a que reflejaba con precisión las tradiciones orales que eran clave para la difusión de las ideas socialistas. Bebel también era conocido como un gran orador, que solía dar discursos durante horas en las conferencias del partido.

Dividido aproximadamente en tres secciones, La mujer y el socialismo abordaba la situación de la mujer en el pasado, el presente y el futuro. La primera parte, «La mujer en el pasado», se revisó sustancialmente para reflejar la presentación más esquemática de las relaciones de género precapitalistas que hizo Friedrich Engels en su libro de 1884 El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. La tercera parte, «La mujer en el futuro», se basó en gran medida en los escritos económicos de Marx, centrándose en particular en los pronósticos sombríos que emanaban de las teorías de Thomas Malthus sobre el crecimiento de la población y los límites de una esfera agrícola organizada de acuerdo con los principios capitalistas.

Las secciones intermedias del libro, sin embargo, eran exclusivamente obra de Bebel y trataban de situaciones contemporáneas. Los temas que abordaba eran muy variados y a menudo considerados tabú en los círculos burgueses.

Algunos temas estaban orientados a la economía, como la delimitación de las ocupaciones segregadas por sexo, la discriminación en el lugar de trabajo, la posibilidad de hogares colectivos y los enfoques de la crianza de los hijos, y la lucha por la igualdad de derechos y de remuneración. Otras partes del libro abordaban las normas culturales: la agencia y la autodeterminación de la mujer, la condición jurídica de la mujer, el acoso sexual, las tasas de fertilidad, las definiciones de romance basadas en la clase social, los dobles raseros y las opiniones masculinas sobre la mujer.

Lo más controvertido fue el debate sobre la sexualidad en todas sus formas y variedades: el deseo y el disfrute sexual, la abstinencia y el coito, el control de la natalidad y el aborto, la educación sexual, la idea del matrimonio como una forma de prostitución, las parejas múltiples, el incesto y la violación, la prostitución masculina y mucho más.

Bebel también fue bastante concienzudo (aunque no siempre coherente) en su uso de vocabulario neutro en cuanto al género para referirse a las personas en general: «la humanidad» en lugar de «el hombre», «personas» o «gente» en lugar de «él» o «lo» (Menschheit o der Mensch en alemán en lugar de der Mann o die Männer). Cabe destacar que las tres traducciones distintas de La mujer y el socialismo al inglés reintrodujeron un lenguaje cargado de masculinismo en el texto de Bebel.

Luchando por la igualdad

Debido a la importancia de Bebel dentro del movimiento socialista, estos temas y esta forma de expresión se legitimaron entre las bases del partido. La condición de la mujer en la sociedad y su capacidad para funcionar en igualdad de condiciones con el hombre formaban parte de las discusiones cotidianas, y tanto las activistas como los activistas extraían habitualmente material del libro de Bebel para su trabajo de agitación entre la clase trabajadora.

El partido financió periódicos y publicaciones independientes escritos por mujeres y dirigidos a ellas. También patrocinó elecciones especiales para garantizar la inclusión de mujeres en los consejos de gobierno internos del partido. En los distritos alemanes que prohibían la participación de las mujeres en las reuniones políticas, que constituían la mayoría del país en aquel momento, emprendió importantes campañas que acabaron anulando esas prohibiciones.

Como autor muy leído e influyente, Bebel dedicó un tiempo considerable a las nuevas ediciones de La mujer y el socialismo, hasta el punto de que su extensión llegó a triplicarse. Sin embargo, sus actividades durante este período se centraron en su papel dentro de la dirección del SPD y en sus responsabilidades como copresidente de la delegación del partido en el Reichstag. En la historia de este último, podemos rastrear la deriva del partido que finalmente lo transformó en un pilar de la sociedad capitalista, a pesar de su continua oposición a muchas de las manifestaciones del capitalismo.

Una influencia cada vez mayor implicaba una adaptación cada vez mayor. Para aumentar su popularidad, el partido necesitaba demostrar que era capaz de promulgar leyes y políticas y de poner su propio sello en los contornos que determinaban la existencia social dentro del capitalismo. Miles de socialdemócratas alemanes participaron en la administración gubernamental, principalmente en distritos locales donde eran tolerados sin la intensa hostilidad a la que se enfrentaban en los niveles estatal y federal.

Bebel, como jefe de la delegación del Reichstag, era conocido por sus valientes posturas. Sus intentos de larga data por relajar las restricciones al divorcio fueron ampliamente publicitados. En contra de la voluntad de la mayoría del bloque socialdemócrata en el Reichstag, también apoyó la derogación de las medidas restrictivas contra los homosexuales. Estas iniciativas legislativas tenían como objetivo hacer más llevadera la vida dentro del capitalismo, y afectaban a todas las clases sociales, no solo al proletariado.

Estas iniciativas eran importantes en sí mismas, pero también daban la impresión de que el capitalismo podía ser domesticado y humanizado. A través de un proceso gradual de incorporación, la socialdemocracia se convirtió en una forma de liberalismo progresista, adelantándose ampliamente al desarrollo de inclinaciones culturales similares entre las clases medias en la segunda mitad del siglo XX.

Aunque la socialdemocracia alemana nunca logró la nueva sociedad que esperaban líderes fundadores como Bebel, el movimiento estableció un modelo importante que sirvió de fuente de inspiración para los socialistas de muchos otros países. El trabajo de Bebel para establecer la centralidad de la liberación de la mujer para el socialismo fue un ejemplo importante de ello. Para la izquierda actual, debería servir como recordatorio de que existe una afinidad natural entre las luchas contra la opresión de género y de clase, que era tan clara en la época de Bebel como lo es hoy.

 

Cierre

Archivado como

Publicado en Artículos, Derechos, Feminismo, Historia, homeCentro2, homeCentro5, Ideas, Libros and Teoría

Ingresa tu mail para recibir nuestro newsletter

Jacobin Logo Cierre