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Ian Brossat. (Foto cortesía de Juliette Jem)

Ian Brossat, el candidato comunista a la alcaldía de París

Traducción: Natalia López

Ian Brossat se dio a conocer como encargado del área de vivienda de París, cargo desde donde se opuso a la tendencia a la mercantilización impulsando políticas de expansión de la vivienda social. Miembro del Partido Comunista Francés, conversó con Jacobin sobre su candidatura a la alcaldía de la capital francesa.

Entrevista por
Phineas Rueckert[1]

En una entrevista concedida el 26 de noviembre al diario francés Le Monde, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, de centroizquierda, anunció que, luego de sus dos mandatos, no se presentará a la reelección en las elecciones municipales de 2026. El mandato de Hidalgo coincidió con una década especialmente intensa para la capital francesa, que comenzó con los atentados terroristas contra el periódico satírico Charlie Hebdo en enero de 2015 y terminó con los Juegos Olímpicos de París 2024.

Con la salida de Hidalgo, la carrera por la alcaldía ya ha empezado a calentarse. El sucesor elegido por Hidalgo es el senador Rémi Féraud, miembro como ella del Partido Socialista. Sin embargo, se espera que su antigua mano derecha, Emmanuel Grégoire, y la exministra de Cultura, Rachida Dati, se presenten también como candidatos. Más a la izquierda aparece otro antiguo colaborador suyo, Ian Brossat, que desde 2014 hasta 2023 fue el encargado del área de vivienda de la alcaldía de Hidalgo.

Ian Brossat, de cuarenta y cuatro años, entró por primera vez en política en 2008 como concejal de París y diputado electo por el distrito 18, donde vive con su pareja, Brice, profesora de matemática. Brossat, que también fue profesor de francés, lidera el bloque del Parti Communiste Français (PCF) en el ayuntamiento de París y pasó casi una década como concejal encargado de vivienda, refugios de emergencia e integración de refugiados.

En particular, Brossat dirigió la campaña para aumentar el número de viviendas sociales en París, contrarrestando la proliferación de los Airbnbs. Aunque, en general, estas iniciativas han tenido éxito —una cuarta parte de los parisinos residen ahora en viviendas sociales—, su distribución sigue siendo una cuenta pendiente: apenas supera el 2% de las unidades en el adinerado distrito 7, frente a más del 40% en el 19. El «sobreturismo» continúa siendo un problema importante.

En 2023, Brossat fue elegido miembro del Senado francés, donde es uno de los dieciocho senadores del PCF. En una sala lateral del Senado que lleva el nombre del escritor y político Victor Hugo, Brossat conversó con Jacobin sobre su candidatura a la alcaldía, la protección de París frente a la extrema derecha y su plan para disminuir el tránsito en las calles de la capital.

 

PR

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha anunciado que no se presentará a la reelección en 2026. Usted fue uno de los primeros en lanzarse al ruedo. ¿Por qué piensa presentarse?

IB

París es una ciudad gobernada por izquierdistas y ecologistas desde hace más de veinte años. La izquierda ganó en París en 2001. Anne Hidalgo, elegida en 2014 y 2020, ha decidido no presentarse a la reelección en 2026, por lo que la cuestión del liderazgo de la izquierda está abierta.

Yo diría que el principal reto en una ciudad como la nuestra es bastante obvio. En todo el mundo, las ideas reaccionarias avanzan peligrosamente. Esto es cierto en Estados Unidos con [Donald] Trump, y es cierto en Francia con [Jordan] Bardella y [Marine] Le Pen. París, en este contexto, es muy atípica. No vota como el resto de Francia. París es una ciudad apegada a valores progresistas. Es una ciudad de diversidad social. Es una ciudad muy mixturada, ya que una cuarta parte de la población ha nacido en el extranjero. Está comprometida con la ecología. Es una ciudad con valores que preservar.

La pregunta que debemos hacernos de cara a 2026, un año antes de las elecciones presidenciales de 2027, es cómo puede ayudar París a preservar estos valores progresistas en un país y un mundo que están peligrosamente cerca de desbarrancarse. Creo que estoy en condiciones de ser el escudo que permita a París preservar sus valores, su modo de vida y su identidad en este peligroso contexto.

 

PR

¿Cómo valora la trayectoria de Anne Hidalgo como alcaldesa de París? ¿Qué ha hecho, qué no ha sido capaz de hacer… y cómo se puede ir más allá?

IB

Asumo al cien por cien la responsabilidad de nuestra trayectoria, que se basó en dos prioridades principales. La primera fue garantizar que París siga siendo una ciudad de diversidad social, lo que se logró sobre todo gracias a una política de vivienda muy ambiciosa. La decisión de hacer de la vivienda nuestra principal inversión es política: un ayuntamiento de derecha no habría hecho la misma elección.

Junto con la vivienda, garantizar que París siga siendo socialmente diversa supuso el desarrollo de distintos dispositivos públicos, como por ejemplo las guarderías financiadas con fondos estatales. A principios de los años 2000, París era el peor departamento de Francia en cuanto a oferta de guarderías. Hoy somos el número uno. Otro ejemplo son los comedores escolares de París, donde los almuerzos escolares de las familias más modestas cuestan desde 0,13 euros por comida.

La segunda prioridad es la transición ecológica. Hemos desarrollado carriles exclusivos para bicicletas a gran escala: creamos mil kilómetros de estos carriles y, al mismo tiempo, reducimos considerablemente el uso del coche. París es una ciudad que durante mucho tiempo estuvo diseñada para el uso de automóviles, y nosotros optamos por devolver el espacio público a los peatones, los ciclistas y el transporte público, lo que rápidamente arrojó resultados concretos. En los últimos diez años, la contaminación por el transporte ha disminuido un 40%.

Estas fueron nuestras prioridades, y creo que dieron sus frutos. Por tanto, lo que está ahora en el orden del día no es en absoluto cuestionar lo que hemos hecho. Más bien se trata de profundizar los cambios que hemos iniciado.

 

PR

¿Cuáles fueron sus prioridades en tanto concejal encargado del área de vivienda?

IB

Como responsable de vivienda, luché para que París siga siendo una ciudad asequible y accesible. La filosofía general es permitir vivir en París a quienes producen riqueza con su trabajo. Los trabajadores deben poder vivir en París, y tenemos que luchar por mantener la diversidad social. De lo contrario, el mercado desfigurará totalmente la ciudad. Es importante que el ayuntamiento vele por que el interés general prevalezca sobre la lógica depredadora del mercado.

Nuestra política al respecto se sustentó en dos pilares. El primero es el desarrollo de la vivienda social. En veinte años, París ha duplicado su tasa de viviendas sociales. Hoy tenemos un 25% de viviendas sociales en la ciudad. Esto significa que uno de cada cuatro parisinos se beneficia de una vivienda social, que no está sujeta a los precios del mercado porque se alquila de forma controlada. El segundo pilar es la regulación del sector privado. Introdujimos, por ejemplo, el control de los alquileres, lo que significa que los propietarios privados no pueden cobrar el alquiler que quieran. Luego está la regulación de los alquileres turísticos y Airbnb en particular, que conseguimos normalizar.

 

PR

Un reto importante para París este año ha sido la celebración de los Juegos Olímpicos. Hubo bastantes informes por parte de organizaciones independientes y activistas en los prolegómenos de los Juegos que decían que París había sido «socialmente limpiada» de sus habitantes «no deseados», por ejemplo, con autobuses que trasladaban a inmigrantes y personas sin hogar a otras ciudades. ¿Qué opina de esto?

IB

Creo que existe un problema estructural en nuestro país en materia de alojamiento de emergencia. Cada año, las estadísticas muestran que miles de personas, incluidos niños, duermen en la calle. Y la estadística es más grande en París. Los Juegos Olímpicos no resolvieron el problema, pero tampoco empezó en ese momento. Existía antes y continuó después.

Lo cierto es que podríamos haber esperado un legado social mayor de los Juegos Olímpicos. De hecho, insistimos mucho en que los Juegos Olímpicos debían ir acompañados de una producción masiva de alojamientos de emergencia. Las personas que duermen en la calle tienen que dormir en algún sitio; deben tener un techo bajo el que cobijarse; deben tener alojamiento y el apoyo social que ello conlleva. Hay que reconocer que no ha sido así.

Teniendo esto en cuenta, los Juegos Olímpicos tuvieron algunos aspectos muy positivos, y estoy inmensamente orgulloso de la imagen que dio París, sobre todo a nivel político, como ocurrió con su ceremonia de apertura. Los valores que se transmitieron en esa ceremonia inaugural fueron una bocanada de aire fresco en medio del clima reaccionario actual. Sin embargo, el legado social de los Juegos Olímpicos es más bien modesto.

 

PR

Ha hablado de ampliar lo iniciado por Anne Hidalgo. Concretamente, ¿en qué puntos piensa hacer eje?

IB

Pensando en las prioridades en materia de vivienda que hemos tenido en los últimos años, creo que tenemos que ir más allá. No debemos contentarnos con ese 25% de viviendas sociales. Nuestra perspectiva, tal y como se establece en nuestro Plan Urbano Local, es alcanzar el 40% de viviendas sociales en París para 2035. Por tanto, queremos seguir desarrollando la vivienda pública. No podemos detenernos aquí. La ley exige un 25% de vivienda pública en cada municipio. En París tenemos que ir mucho más allá de ese nivel, porque la vivienda es demasiado cara y porque el mercado produce tanta exclusión que necesitamos un sector público extremadamente fuerte para sacar del mercado una proporción significativa de viviendas.

También tenemos que avanzar en el tema de las viviendas ociosas. Tenemos demasiadas viviendas vacías y para solucionar este problema no queda otra más que introducir cambios legislativos. Ese es también el papel de los senadores en este momento: luchar por nuevas herramientas legislativas para combatir la vivienda ociosa. Estoy a favor de requisar las viviendas vacías al cabo de unos años. Cuando una vivienda lleva vacía más de dos años, hay que requisarla.

No puede ser que haya viviendas vacías y gente durmiendo a la intemperie. Por supuesto, debe existir el derecho a la propiedad, pero el derecho a la propiedad no puede prevalecer sobre el derecho a la vivienda, como ocurre actualmente. Incluso me atrevería a decir —para ser un poco provocador— que las malas condiciones de la vivienda en Francia son producto de una elección política consciente, en la que el derecho a la vivienda se sacrifica en el altar del derecho a la propiedad.

En segundo lugar, hay que seguir avanzando a pasos agigantados en materia de ecología. Por ejemplo, he presentado una propuesta para prohibir los automóviles grandes, tipo todoterreno, en París. En una ciudad como la nuestra no hay ninguna razón para utilizar estos coches monstruosos, que son engorrosos y contaminan más que otros vehículos. En una ciudad tan densamente poblada, no tienen ninguna utilidad social.

 

PR

Pasemos a las consideraciones políticas de esta campaña. Obviamente, usted pertenece al Partido Comunista Francés. Eso puede resultar chocante para alguna gente. Recientemente, sin citar nombres, algunas personas lo tildaron de comunista y esgrimieron que en 2024 ser comunista «pasó de moda». ¿Su pertenencia política es algo que lleva con orgullo o más bien algo que le preocupa?

IB

No me escondo. Todo el mundo conoce mi identidad política y la llevo conmigo sin ningún tipo de dificultad. Los comunistas en Francia han estado detrás de muchos avances sociales. A menudo se habla del modelo social francés, muy dañado por las políticas capitalistas. La seguridad social fue producto de la labor de un ministro comunista. Hablaba antes de la ley que exige un 25% de viviendas sociales en cada municipio. Eso se [aplicó] en 2001, bajo un ministro de obras públicas, transporte y vivienda que era comunista.

Los comunistas forman parte de la historia de Francia. Y tengo la convicción de que también formamos parte del futuro de este país, porque las soluciones que proponemos responden a las necesidades fundamentales de la población.

 

PR

Por el momento, Hidalgo ha indicado que le gustaría nombrar sucesor al senador del Parti Socialiste Rémi Féraud. Usted, en cambio, ha dicho que París necesita una amplia coalición de partidos de izquierda, que incluya a socialistas, comunistas y verdes. ¿Por qué adopta esa postura? ¿Por qué centrarse ahora en la unidad de la izquierda, sobre todo teniendo en cuenta lo ocurrido a mediados de año a nivel nacional con el Nouveau Front Populaire?

IB

Los comunistas, socialistas y ecologistas llevamos más de veinte años gobernando juntos esta ciudad. Así que no estaría bien que fuéramos cada uno por nuestro lado en estas elecciones municipales. Si trabajamos juntos, presentémonos juntos. Creo que lo lógico es que presentemos una candidatura común desde la primera vuelta de estas elecciones municipales. Por supuesto, tendremos que ponernos de acuerdo en un programa y una persona para encabezar la lista. Pero, en cualquier caso, esta unidad es algo que a los votantes les parecería lógico y mucho más honesto que forzar divisiones propensas a ser malinterpretadas.

 

PR

¿Y por qué usted debería encabezar la coalición? ¿Es porque el PCF —como vimos con el Nouveau Front Populaire— podría reunir bajo una misma propuesta a varios movimientos que de otro modo irían cada uno por su lado?

IB

Una vez más, creo que hay que elegir al candidato no en función de su etiqueta política, sino de su capacidad para hacer una campaña ganadora. Así que no se trata de si necesitamos un comunista, un socialista o un ecologista. Necesitamos un buen candidato que pueda llevarnos a la victoria. Creo que yo soy ese candidato porque, en los tiempos que corren, necesitamos gente sólida, que no tenga miedo, que sea capaz de mirar a la derecha y a la extrema derecha a los ojos, sin doblegarse, y creo que yo soy esa persona.

 

PR

Hoy vemos una sociedad cada día más derechizada. La extrema derecha se hace con el control de los medios de comunicación, impone su discurso en el debate nacional y a menudo tacha a París de sucia, insegura y ajena a la realidad. ¿Le preocupa que la derecha se apodere de la ciudad de París?

IB

París siempre ha sido una batalla complicada, con un equilibrio de poder muy ajustado entre la derecha y la izquierda. La mayoría de las elecciones municipales en París, al menos en los últimos veinte años, fueron muy disputadas. París encarna valores muy diferentes de los que dominan a escala nacional. Y por supuesto que la derecha y el macronismo van a poner sus miras en conquistar la ciudad.

Ellos no soportan esta anomalía. No soportan nuestras políticas. Les parece anormal que París invierta tanto dinero en el desarrollo de viviendas sociales. No soportan que París siga apoyando a las asociaciones de ayuda a los refugiados. De hecho, los representantes electos de la derecha han llegado a recurrir a los tribunales para impugnar las subvenciones a SOS Méditerranée, que socorre a los refugiados en el mar. No soportan este tipo de políticas y quieren borrarnos del mapa. Por supuesto, va a ser una batalla dura. Y precisamente por ello necesitamos gente fuerte para librarla.

 

PR

Estamos conversando pocos días después de que el gobierno de Michel Barnier utilizara una medida de emergencia (el artículo 49.3) para sacar adelante los planes presupuestarios de seguridad social, provocando a su vez una moción de censura que hizo caer a su gobierno. ¿Cómo hemos llegado a esta situación?

IB

Hay un responsable claro de la inestabilidad que estamos atravesando: el Presidente de la República. Fue él quien decidió convocar al electorado a las urnas para las elecciones legislativas [anticipadas, de mediados de 2024]. Y acto seguido optó por ignorar los resultados de aquella votación. Emmanuel Macron es el único responsable de este desastre, porque él mismo lo ha creado.

Nunca —al menos bajo la V República— había sido tan fuerte el sentimiento de una democracia que se desmorona. Los franceses protestaron contra la reforma de las pensiones pero el gobierno los ignoró. Los franceses votaron y expresaron su deseo de cambio, pero el gobierno los ignoró también. Los diputados quieren votar para derogar la reforma de las pensiones, pero los macronistas y la derecha obstruyen la votación. El 1º de diciembre los senadores votaron una serie de enmiendas a la ley de finanzas. El Gobierno también las ignoró. El país está en un punto de inflexión, y los franceses tienen la sensación generalizada de que no están siendo escuchados.

 

Sobre el entrevistador:

[1] Phineas Rueckert es un periodista residente en París. Ha publicado artículos en Vice y Next City.

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