A sus noventa y tres años, Irfan Habib es uno de los historiadores más importantes de la India. Es imposible comprender cualquier aspecto de la economía, la sociedad y la historia de la India sin conocer la obra de Habib.
Su libro The Agrarian System of Mughal India, publicado por primera vez en 1963, se ha convertido en una lectura esencial para los estudiantes de historia medieval y moderna temprana de la India. Su contribución al desarrollo de nuestro conocimiento de ese periodo de la historia india es inmensa, y sigue siendo una figura pionera en este campo.
Aparte de sus áreas de especialización, Habib es bien conocido como marxista declarado y ardiente crítico de los intentos de «azafranización» de la historia india por parte de los partidarios del Bharatiya Janata Party (BJP) y su agenda chovinista hindutva. A lo largo de su vida, Habib ha luchado contra el comunalismo y el fundamentalismo religioso.
Política e historia
Habib nació en una acomodada familia musulmana de Baroda en 1931. Su padre, Mohammad Habib, también era historiador y trabajaba en la Universidad Musulmana de Aligarh (AMU). Su familia participó en el movimiento indio por la libertad, y su padre tenía fuertes vínculos con Mohandas Gandhi y Jawaharlal Nehru.
El entorno familiar de Habib alimentó su interés por la historia durante su infancia. Su padre, interesado en el marxismo, estaba suscrito a la publicación semanal del Partido Comunista de la India (PCI), People’s War. Desde su infancia, Habib estuvo expuesto al marxismo debido al interés de su padre y a la presencia de literatura marxista en su casa.
Mientras asistía a la AMU, la universidad en la que daba clases su padre, se hizo miembro de la Federación de Estudiantes, una organización estudiantil procomunista; tres años más tarde, en 1953, se afilió formalmente al PCI. Como miembro del partido, participó en el movimiento pacifista y en la organización del personal no docente de la AMU.
Tras licenciarse en la AMU, Habib fue a la Universidad de Oxford, donde se doctoró en Historia. A su regreso a la India, se incorporó al profesorado de la AMU y continuó su labor como activista marxista. Fue políticamente activo durante el periodo de Emergencia en la India de los años setenta, cuando el gobierno de Indira Gandhi suspendió las libertades civiles y gobernó por decreto.
En 1980 asumió el cargo de decano de la facultad de Ciencias Sociales de la AMU. Habib es miembro correspondiente de la Royal Society británica y presidió el Consejo Indio de Investigación Histórica de 1986 a 1990. También ha sido secretario general, presidente de sección y presidente general del Congreso de Historia de la India. Además de sus propios escritos, Habib es el editor de la serie People’s History of India, que cuenta ya con más de treinta volúmenes.
Agitando las aguas
En 1963, Habib publicó su tesis doctoral en forma de libro, The Agrarian System of Mughal India (1556-1707). Este libro cambió para siempre nuestra percepción de la economía agraria mogol. Siguiendo los pasos de Damodar Dharmananda Kosambi y otros historiadores marxistas que le precedieron, Habib aplicó la metodología histórica marxista para trazar el desarrollo de la economía agraria de la India durante el periodo mogol.
Al momento de su aparición, The Agrarian System of Mughal India era una obra única. La profundidad de los conocimientos de Habib, su amplio uso del persa y otras fuentes primarias y su matizada interpretación del tema abrieron nuevos caminos en la historiografía de la India medieval. En palabras de Tapan Raychaudhuri, el libro sirvió para «agitar las poco profundas, turbias y, sin embargo, extensas aguas de la historiografía india». Otro historiador, Percival Spear, declaró su asombro ante la amplitud y profundidad de la erudición de Habib.
Antes de que Habib entrara en materia, W. H. Moreland y Radhakamal Mukerjee habían tratado el mismo tema en sus libros. Sin embargo, ni la perspectiva eurocéntrica de Moreland ni el enfoque nacionalista de Mukerjee pudieron captar la naturaleza polifacética de la economía y la sociedad agrarias mogoles. Sus obras se quedaron cortas en lo que respecta a la condición de la clase trabajadora agrícola rural. Tampoco lograron mostrar la naturaleza dinámica de la economía agraria y el sistema de tributación, que se basaba en un sofisticado nexo monetario, como describe Habib en su libro:
El sistema de asignación, tal como se estableció y funcionó bajo los grandes mogoles, presuponía por sí mismo la prevalencia de un cierto tipo de orden económico. Los jagirs estaban divorciados, en la medida de lo posible, de cualquier derecho a la tierra, y eran esencialmente asignaciones de ingresos, evaluados y expresados en efectivo. Esto solo podía ser posible en una sociedad en la que el vínculo monetario estuviera bien establecido, pero a su vez significaba que el comercio agrario debía haber alcanzado un alto nivel de desarrollo (…). Ambas condiciones se daban en la India mogol.
En The Agrarian System, Habib captó todos los aspectos de la vida agraria de la India mogol, desde la producción hasta el consumo, desde el comercio de productos agrícolas hasta la condición material del campesinado:
En estas condiciones, debió de ser inevitable que la carga real sobre el campesinado llegara a ser tan pesada en algunas zonas que llegara a privarles de sus medios de supervivencia (…). Por ello, a menudo los campesinos se veían obligados a vender a sus mujeres, niños y ganado para satisfacer la demanda de ingresos.
Su interpretación, que puso al descubierto el proceso de extracción de un excedente y la naturaleza de la estructura de clases en la sociedad agraria mogol, dio un nuevo impulso a la disciplina de la historiografía marxista india. Por primera vez en el campo de la historia medieval de la India, Habib habló de las tensiones políticas que surgieron en el seno de la sociedad mogol, generando presiones para la rebelión agraria. Al analizar la naturaleza de tales rebeliones, Habib expuso el siguiente argumento:
Aunque los vínculos de castas y comunidades religiosas contribuyeron a ampliar la escala de los levantamientos campesinos, también tendieron a nublar u ocultar su naturaleza de clase. Sin embargo, la verdadera transformación se produjo por la intervención de elementos de la clase zamindar que tenían sus propios objetivos al oponerse a la clase dirigente mogol. El hecho de que, o bien las rebeliones campesinas en alguna etapa de su desarrollo pasaran bajo el liderazgo de los zamindars (o sus propios líderes se convirtieran en zamindars), o bien, desde el principio, la desesperación de los campesinos proporcionara reclutas a los zamindars rebeldes, parece haber tenido una importancia decisiva en la fusión de los levantamientos de los oprimidos con la guerra entre dos clases opresoras.
Habib también analizó en detalle la naturaleza explotadora del Estado mogol y las características peculiares de las relaciones agrarias en la India mogol. En 1999 se publicó una segunda edición revisada del libro, basada en nuevas fuentes e interpretaciones.
Reformulación del marxismo
Esta fue solo el principio de la contribución de Habib a la historia de la India. En artículos posteriores, trató de reinterpretar el concepto marxista del modo de producción asiático, cuestionando la noción de una India atemporal e inmutable en el periodo anterior a la colonización británica que había influido en los artículos sobre la India publicados por Marx en la década de 1850.
Habib demostró que el sistema de mercado indio creció sustancialmente tras el desarrollo de los centros urbanos en el siglo VI de nuestra era. Arrojó luz sobre el sistema de cultivos extensivos para satisfacer las necesidades de los grandes mercados urbanos. Más tarde continuaría analizando el desarrollo de la ciencia y la tecnología junto con una producción artesanal muy móvil y desarrollada en la India medieval.
Como marxista, Habib siempre ha suscrito la máxima de Marx de que hay que cuestionarlo todo (incluso las ideas del propio Marx). Su atenta lectura del autor de El capital influyó en su crítica de la concepción marxista clásica del modo asiático. Habib reveló el dinamismo y la complejidad presentes en la sociedad india medieval. Esto supuso un importante avance en el proceso de descifrar la naturaleza de la historia india.
En su artículo de 1988 «Problemas de la historiografía marxista», Habib cuestionó la burda aplicación de un marco marxista concreto a la historia india. Ese marco presentaba el desarrollo histórico en términos de una secuencia progresiva de etapas, que iban del comunismo primitivo a la esclavitud, el feudalismo y el capitalismo, antes de culminar en el socialismo. Esta visión de la historia fue expresada notablemente por Iósif Stalin en su ensayo de 1938 «Materialismo dialéctico e histórico». Como señaló Habib en una ocasión, este ensayo sirvió como «la principal introducción a los principios fundamentales de la historiografía marxista» para aquellos que se unieron al movimiento comunista en los años 40 y 50, «o incluso después».
Pero para Habib esta interpretación no podía ser la única vara de medir la historia. Argumentó en contra de utilizar el término «feudalismo» como «un paraguas para cubrir todos los sistemas precapitalistas, sean cuales sean sus modos reales de extracción de excedentes», tanto si esos sistemas se encontraban en Europa, India o China:
Estoy de acuerdo en que no universalizar el feudalismo nos llevaría a aceptar una multiplicidad de formaciones sociales en diferentes territorios; pero no veo ningún escándalo en ello. Yo reafirmaría que esto también está implícito en el Manifiesto comunista, cuando trata al capitalismo como el primer modo de producción universal, y habla de complejas estructuras de clase que lo preceden.
Señaló que estudiosos como Samir Amin y Chris Wickham habían retomado el concepto de un modo de producción asiático, pero ahora lo reformulaban como modo tributario, distinguiéndolo del feudalismo al estilo europeo.
Capitalismo y colonialismo
«Problemas de la historiografía marxista» también argumentaba enérgicamente contra la explicación «internalista» del desarrollo del capitalismo:
Lo que creo que hay que corregir es la opinión tácitamente aceptada por muchos historiadores marxistas de que todo orden social se crea exclusivamente por las contradicciones internas del anterior solo en la cúspide de su desarrollo. Así, esclavitud-feudalismo-capitalismo forman una sucesión unilineal que, si se limitara a Europa, demostraría que la evolución social en sus fases más elevadas perteneció únicamente a Europa. Yo impugnaría esta premisa.
Marx y Engels eran conscientes, como demuestran muchas de sus declaraciones, del atraso de la sociedad feudal europea en comparación con las sociedades contemporáneas de otras partes del mundo. El feudalismo europeo no era necesariamente —en términos de producción de mercancías, productividad, etc.— la formación social más avanzada del mundo en su época. El hecho de que acabara transformándose en capitalismo no se debió en modo alguno únicamente al desarrollo de sus contradicciones internas.
Habib señaló la importancia de los avances tecnológicos que se importaron a Europa desde China, como la imprenta y la pólvora. Pero también subrayó el papel que habían desempeñado en el desarrollo del capitalismo «el saqueo de ultramar» y «la devastación de África en busca de esclavos». Este era un argumento que el propio Marx había esgrimido, sobre todo en su capítulo sobre la «acumulación primitiva» en El capital:
El descubrimiento de oro y plata en América, la extirpación, esclavización y enterramiento en minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión de África en una madriguera para la caza comercial de pieles negras, señalaron el amanecer rosado de la era de la producción capitalista.
Sin embargo, Habib criticó a historiadores marxistas británicos como Maurice Dobb y Eric Hobsbawm, cuyos trabajos habían «omitido la consideración de este aspecto de las relaciones coloniales» o solo le habían «asignado un papel marginal en los orígenes y el sustento de la expansión capitalista en Gran Bretaña».
En el mismo ensayo, Habib pedía una reevaluación de la interpretación marxista de la lucha por la libertad de la India. Instó a los lectores a ver el movimiento nacional como una «herencia común» que nunca fue propiedad exclusiva del Congreso Nacional Indio, el partido que dominó la política india durante varias décadas tras la independencia.
Para Habib era importante destacar los «aspectos positivos» del movimiento nacional, como el laicismo, los derechos de la mujer, la unidad nacional, la libertad de prensa y la democracia parlamentaria. Estos aspectos podrían ofrecer «los puntos iniciales para un frente popular, en el que todas las clases puedan unirse y llevar adelante la causa de la democracia y el socialismo».
Abrir nuevos caminos
Habib también ha hecho una contribución pionera a nuestra comprensión de la economía india. El volumen 2 de The Cambridge Economic History of India (CEHI) se publicó en 1982. Habib cuestionó el enfoque ahistórico de este libro, cuyos autores, acusó, «parecen empeñados en leer la historia moderna de la India sin tener en cuenta el colonialismo».
En su artículo «Studying a Colonial Economy – Without Perceiving Colonialism» (Estudiar una economía colonial sin percibir el colonialismo), explicaba que India estuvo sometida a «una fuga continua de riqueza» bajo el dominio británico, algo que los historiadores que contribuyeron al CEHI pasaron por alto. Para Habib, la motivación de la llamada revolución de 1757, que estableció el dominio militar británico en Bengala, fue perturbar los canales tradicionales del comercio indio:
En la medida en que la Compañía de las Indias Orientales y sus servidores veían sus conquistas en la India como adquisiciones comerciales, los tesoros incautados y los ingresos fiscales no les parecían más que beneficios brutos. Al «saqueo de Plassey», en el que se amasaron enormes fortunas individuales, siguió una extracción continua de riqueza, a través de los impuestos, el monopolio y la corrupción, que generó un flujo de exportaciones desde la India sin las correspondientes importaciones.
Basándose en la obra de Amiya Kumar Bagchi, Habib criticó duramente los artículos de la CEHI que negaban o restaban importancia a la desindustrialización de India durante el periodo colonial, e insistió en que el factor clave determinante de la transformación negativa de la economía india fue el colonialismo:
La CEHI ofrece una interpretación de la historia económica india moderna que es a la vez incompleta y tendenciosa. La CEHI omite cualquier escrutinio serio del colonialismo y subestima su impacto en la economía india. Decir esto no significa que la visión nacionalista de estas cuestiones tal y como se recoge en los «clásicos» sea todo lo que se necesita para reconstruir la historia económica moderna; o que la visión nacionalista no tuviera defectos, como ignorar con demasiada frecuencia las contradicciones internas de la economía india o (con mucha menos frecuencia) presumir una edad de oro anterior. Pero, sin duda, los nacionalistas tenían argumentos.
También señaló que los artículos de la CEHI sobre la desurbanización de ciudades indias como Lucknow pasaban por alto los complejos resultados de la intervención colonial, presentando una falsa narrativa de la urbanización de la India bajo el Raj:
En 1799 su población se estimaba en medio millón, y en 1858 en un millón. Incluso [Tom] Kessinger admite que Lucknow se convirtió «probablemente en la ciudad más grande del norte de la India» (…). En el momento en que Lucknow pasó a control británico con la anexión de Awadh en 1856, comenzó un declive constante. La despoblación debió de ser grande tras la toma británica de Lucknow durante la rebelión de 1857-1858; pero el declive continuó hasta 1911.
Esta crítica abrió espacio para escribir una historia objetiva de la economía india e influyó en muchos trabajos posteriores sobre la historia económica india e incluso mundial. En su artículo de 2010, «Note Towards a Marxist Perception of Indian History», Habib analizaba la importancia del sistema de castas indio y afirmaba la necesidad de que los marxistas presentaran una «percepción histórica convincente» de cómo funcionaba ese sistema:
Es importante subrayar que el sistema de castas no es simplemente una extensión de la división natural del trabajo: es un mecanismo de explotación del pueblo trabajador, al que se mantiene mutuamente aislado y jerárquicamente diferenciado para que permanezca dividido y desunido. Al igual que la desigualdad de género, el sistema de castas no está vinculado a ningún modo de producción concreto, sino que ha subsistido bajo diferentes modos de producción en la India.
Según Habib, ni el budismo ni el islam han supuesto en la práctica ningún obstáculo para la continuidad del sistema de castas. También pidió a los historiadores marxistas que prestaran más atención a la opresión de las mujeres:
No se han investigado los vínculos entre la represión de género y la hegemonía ideológica (o psicológica) de la clase dominante sobre las clases oprimidas (los hombres de las clases más oprimidas se sienten dueños de las mujeres, mientras que las mujeres de las clases marginalmente superiores siguen menospreciando a las mujeres de las clases inferiores). En India, donde la batalla por la plena igualdad de la mujer con el hombre es tan importante para el Movimiento de Izquierda, es necesario promover el interés por la historia de las mujeres como parte de la narrativa de los sistemas de explotación del pasado y del presente.
Militancia política
Además de sus contribuciones académicas, Habib ha sido un militante durante toda su vida. Como miembro del Partido Comunista, siempre ha protestado contra la represión estatal, ya fuera en forma de la Emergencia proclamada oficialmente por el Congreso en la década de 1970, o de la Emergencia no declarada, de facto, de los últimos años bajo Narendra Modi.
El compromiso de Habib con el laicismo, la democracia y el marxismo le ha mantenido comprometido en la lucha contra el fundamentalismo religioso y el fascismo. Junto con otros historiadores indios como R. S. Sharma y Romila Thapar, estuvo profundamente implicado en la oposición a la movilización hindutva contra la Babri Masjid de Ayodhya, que culminó con la destrucción de esta histórica mezquita en 1992. Bajo su dirección, la Sociedad de Historiadores de Aligarh publicó un folleto titulado Historia de Babri Masjid para mostrar el apoyo académico a la causa.
Se ha opuesto continuamente a la «azafranización» de la historia india bajo el gobierno del BJP desde la década de 1990 hasta la actualidad, advirtiendo de que quienes promueven esta agenda quieren sustituir la historia por mitos. Para Habib, el éxito de la agenda hindutva destruiría tanto la base secular de la nación india como la posibilidad de escribir una historia racional. El gobierno de Modi ha eliminado recientemente de los libros de texto de historia capítulos sobre los gobernantes sultanes y el periodo mogol.
Habib también cuestionó la apropiación de iconos nacionales como Bhagat Singh, Subhas Chandra Bose y Sardar Patel por parte de la ultraderechista Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS). En un acto que tuvo lugar en el campus de la AMU en 2016, Habib tachó al RSS de fuerza «antinacional», invirtiendo la acusación que el grupo siempre dirige contra las voces disidentes:
Una nación no tiene que ver con el territorio, sino con las personas. Y nacionalismo significa perseguir el interés de la gente de ese territorio. Quienes incitan a la violencia contra cualquier sector de esa población están cometiendo una actividad antinacional. Eso es exactamente lo que ha estado haciendo el RSS.
Un activista del RSS, Gopal Baghel, presentó una denuncia judicial contra Habib por estos comentarios. El historiador se enfrentó a otra acción legal en 2020, que lo acusaba de hacer «declaraciones venenosas» durante un discurso en la AMU que se oponía a la Ley de Enmienda de la Ciudadanía (CAA) antimusulmana del gobierno. La demanda exigía que Habib se disculpara por haber afirmado que el RSS «se formó para atacar a los musulmanes» y por sus comentarios jocosos sobre el ministro del Interior de Modi, Amit Shah: «Aconsejó a Amit Shah que eliminara Shah de su nombre, ya que es una palabra persa».
El gobernador de Kerala nombrado por el gobierno, Arif Mohammad Khan, llegó a afirmar que Habib intentó agredirlo físicamente en un acto del Congreso de Historia de la India en 2019. Muchos estudiantes y académicos que participaban en la conferencia habían protestado cuando Khan comenzó a defender la CEA durante su discurso. Habib estaba en el podio en ese momento y se acercó al vicerrector de la Universidad de Kannur, pidiéndole que interviniera y detuviera lo que estaba sucediendo. El rector, cuyos guardias de seguridad empujaron a Habib, acusó al historiador de agredirlo. La Sociedad de Historia de Aligarh y muchos otros organismos académicos condenaron este hecho como una flagrante falsedad. Habib tendría ochenta y ocho años en el momento de la supuesta «agresión», que desestimó como producto de la imaginación de Khan. Esto no impidió al gobernador calificar a Habib de «goonda», término utilizado para describir a los delincuentes callejeros violentos.
A pesar de estos flagrantes actos de acoso, Habib sigue luchando contra el fundamentalismo religioso en los frentes académico y político. Ya bien entrado en los noventa, Habib publica libros bajo la rúbrica de la serie People’s History, concede entrevistas y defiende la práctica de una historia objetiva y basada en pruebas en la India. Los ataques de la Hindutva no pueden cambiar el hecho de que el trabajo de Habib le ha granjeado la admiración mundial hasta convertirlo en un punto de referencia esencial para los estudiantes de historia india.