Press "Enter" to skip to content
Irene Montero, ministra española de Igualdad, durante la clausura de una conferencia en Madrid, el 7 de julio de 2022. (Alberto Ortega / Europa Press vía Getty Images)

Avanza el feminismo en el Estado español

UNA ENTREVISTA CON

Mientras en los Estados Unidos los derechos de las mujeres están siendo gravemente erosionados, en España ocurre lo contrario. Desde Jacobin conversamos con la ministra española de Igualdad, Irene Montero, acerca de sus últimos avances y sobre la necesidad de vincular las reivindicaciones feministas a la lucha contra el capitalismo.

Entrevista por Micah Uetricht

En un momento en el que los derechos de las mujeres están siendo gravemente atacados en Estados Unidos, los recientes avances feministas en España quizás puedan resultar sorprendentes. Entre las últimas propuestas presentadas se cuentan una nueva liberalización del derecho al aborto, una propuesta para dar a las mujeres un permiso menstrual remunerado, la ampliación de las leyes de educación sexual, y mucho más.

Estos avances han sido el resultado de un movimiento feminista movilizado en las calles españolas. Pero también han sido el resultado de un gobierno de coalición de izquierdas entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos, que llegó al poder en 2020.

Irene Montero, diputada de Unidas Podemos y ministra de Igualdad de España desde 2020, ha sido una firme defensora de estas políticas. En un reciente viaje a Estados Unidos, Montero conversó en Nueva York con el subdirector de Jacobin Magazine, Micah Uetricht, sobre los avances feministas conseguidos en España y el estado de los derechos de las mujeres en Estados Unidos.

 

MU

¿Cuál es la situación actual de los derechos de las mujeres en España? ¿Qué avances se han producido durante su etapa de gobierno y qué más hay que hacer?

IM

Estamos avanzando, reforzando y ampliando los derechos de las mujeres y de las personas LGBTQ en España. Esto se debe en gran medida a que el movimiento feminista internacional ha formulado importantes propuestas que incluyen a las mujeres en toda su diversidad: mujeres con discapacidad, mujeres racializadas, mujeres pobres, personas LGBTQ. Todas ellas sufren de diferentes maneras en la misma sociedad patriarcal.

Los derechos de las mujeres son una cuestión de derechos humanos: todas las mujeres y todas las personas LGBTQ deben disfrutar del derecho a desarrollar sus vidas en paz y sin discriminación. Pero el contexto internacional parece igual de importante, si no más: España, Europa, Estados Unidos y otros lugares se encuentran en medio de una profunda crisis del capitalismo, que no solo se expresa en la contradicción entre el capital y el trabajo —precariedad, bajos salarios, desempleo y subempleo—, sino que también se expresa en la imposibilidad de sostener esta forma de organizar la economía y la vida.

El planeta no puede seguir sosteniendo el capitalismo neoliberal, donde existe una profunda y creciente contradicción entre cómo organizamos la economía y cómo sostenemos la vida misma. La pandemia ha demostrado que incluso las economías más avanzadas pueden quedar paralizadas y, sin embargo, todavía tenemos que mantener el trabajo de cuidados. Todavía tenemos que limpiar el baño, hacer las compras, cocinar, cuidar de los niños y de los enfermos.

Esta crisis de los cuidados nos exige que elijamos si queremos profundizar y consolidar nuestras democracias colocando los derechos feministas en el centro de la agenda social, no solo como una cuestión de derechos humanos, sino también de organización de nuestras economías de manera que sean compatibles con la vida misma.

 

MU

¿Cómo discuten estos asuntos —la conexión entre los derechos de las mujeres y el capitalismo— dentro de su partido y de la coalición de gobierno?

IM

El tema clave es lo que llamamos «políticas de cuidados». Hasta ahora, el Estado nunca se ha preocupado institucionalmente de considerar la limpieza del hogar o el cuidado de los niños como un trabajo remunerado; para los gobiernos, se suponía que esto lo hacían las familias. Estas tareas esenciales, que organizan nuestra economía y nuestra vida, se privatizaron en el seno de la familia, y las mujeres acabaron trabajando a doble y triple jornada a costa de su salud. Muchas mujeres, por ejemplo, renuncian a ir al médico, a descansar, a dormir, a ir al cine, a leer y a ver a sus amigos, simplemente porque no tienen tiempo.

Durante los peores momentos del COVID creamos la primera política pública de «conciliación» en nuestro país. Básicamente, las mujeres podían ir a un espacio público de libre acceso donde podían dejar a sus hijos, y luego utilizar ese tiempo para ellas mismas. Podían utilizarlo para ir a trabajar o a buscar trabajo, para tomar un café con sus amigas o para ir a un concierto. A su vez, esta política de conciliación pretende dignificar el trabajo de quienes cuidan y reconocer su labor como esencial para la sociedad. Las personas cuidadoras reciben un salario respetable y unas condiciones de trabajo dignas.

Además, la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ha trabajado para revertir los recortes en el gasto social, ampliando la cobertura de todas aquellas políticas públicas que hacen que cuidar y ser cuidado sea un derecho del mismo modo que lo es la sanidad o la educación. El cuidado también debe ser un derecho respaldado por el Estado para que no recaiga sobre los hombros de las mujeres, que entonces corren el riesgo de caer en la pobreza y tienen más dificultades para mantener un trabajo a tiempo completo y proteger sus propios derechos.

 

MU

Ahora mismo, ¿cuál es la relación entre el movimiento feminista en las calles y su partido y coalición de gobierno?

IM

Es un camino de ida y vuelta. La relación entre los movimientos sociales y los gobiernos siempre es tensa. A veces esa tensión puede ser positiva, y otras veces puede llevar al conflicto.

Creo que las fuerzas progresistas tienen dos mandatos fundamentales cuando están en las instituciones de poder. Uno es escuchar las demandas que hacen los movimientos, en este caso del movimiento feminista (que nunca ha recibido mucha atención en comparación con otras organizaciones de la sociedad civil). El movimiento feminista siempre se ha opuesto a las políticas públicas porque los gobiernos han ignorado a las mujeres. Así que, en cierto sentido, estamos aprendiendo a relacionarnos. El actual gobierno español se declara feminista y está dispuesto a escuchar a las mujeres, algo inédito en la historia nacional. La primera tarea, pues, de los progresistas, es escuchar y crear políticas públicas y leyes acordes con lo que el movimiento feminista demanda.

[Foto] Una multitud de manifestantes marcha por el ayuntamiento de Burgos, España, durante las manifestaciones del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo de 2022. (Foto: Jorge Contreras Soto / SOPA Images / LightRocket via Getty Images)

En segundo lugar, creo que, como gobierno progresista, tenemos la importantísima tarea de proteger y legitimar las acciones de la sociedad civil, incluso cuando éstas son críticas con el gobierno. Creo que un gobierno progresista no puede olvidar nunca que las transformaciones democráticas que persigue se consiguen construyendo poder en la sociedad.

Por supuesto, las propias instituciones tienen poder. Para eso nació Podemos: para ejercer el poder desde el gobierno. A lo largo de ocho años hemos logrado el primer gobierno de coalición de la historia de nuestro país. Pero el poder también reside en la sociedad civil, y la historia demuestra que los grandes cambios democráticos siempre se producen cuando la sociedad en general se moviliza. Así que también es tarea de una fuerza política como Podemos, especialmente en el gobierno, legitimar y proteger a una ciudadanía movilizada.

 

MU

¿Podría hablar un poco sobre la derecha española? Sé que habéis tenido que luchar contra la derecha para conseguir una agenda feminista. ¿Podría hablar de eso?

IM

Para entender la derecha en España resulta útil observar ciertas tendencias que se están produciendo en toda Europa, América Latina y, en gran medida, en Estados Unidos. A partir de 2008, la crisis financiera creó un despertar y un cambio de sentido común en sectores muy amplios de la población occidental. Para decirlo en términos clásicos, la gente entendió que nuestras vidas no deben estar en manos de políticos y banqueros, y que hay derechos que no deben estar sujetos a las reglas del libre mercado. Ese despertar dio lugar a un impulso democratizador que se expresó en movimientos sociales, partidos y victorias históricas, la más reciente en América Latina con el gobierno del presidente Gabriel Boric en Chile y Gustavo Petro en Colombia.

Mientras tanto, en España, vimos el primer gobierno de coalición en la historia de nuestra democracia, la primera vez que una fuerza a la izquierda del Partido Socialista estaba en el poder. Hemos asistido a un importante avance democrático bajo la coalición de gobierno, aunque, sin duda, el movimiento feminista ha estado a la vanguardia de las últimas transformaciones. Todas esas transformaciones han provocado una reacción.

Ahora tenemos una situación en la que hay muchos reaccionarios en todo el mundo que se disputan el poder y, a menudo, el brazo político de esas fuerzas está dominado por la extrema derecha. Prefiero hablar de reaccionarios y no solo de la derecha, porque, si bien la derecha y la extrema derecha tienen su propio vehículo político, cuentan con muchas otras herramientas, por ejemplo, en los medios de comunicación o en el poder judicial del gobierno, donde pueden trabajar para socavar las normas democráticas.

En España, por ejemplo, los órganos judiciales nunca han apoyado las políticas feministas, ni ahora ni con el gobierno de [el expresidente del gobierno] José Luis Rodríguez Zapatero, que fue otro gobierno que avanzó en los derechos de las mujeres y del feminismo. El poder judicial nunca, nunca ha estado a favor de esos avances.

Estos sectores reaccionarios, que tienen muchas fuentes de poder, están cada vez más organizados, y han tomado como objetivo central a las mujeres y a las personas LGBTQ. Son una reacción a los avances democráticos, y la mayoría seguimos pensando que el mundo necesita más y no menos democracia: más derechos civiles, más derechos políticos y —lo que me parece más importante— más derechos materiales.

No se puede ser libre, ni se puede hablar de democracia plena, si las personas no tienen acceso a la salud, a la educación, a una vida libre de violencia de género, y a todos los derechos que, en definitiva, hacen posible la vida misma y el ejercicio de la libertad.

 

MU

A pesar de todos los avances feministas en España, me parece que sigue habiendo similitudes con lo que ocurre en Estados Unidos. El New York Times informó recientemente que, aunque las leyes sobre el aborto se están moviendo en una dirección progresista en España, todavía hay médicos que se niegan a realizar el procedimiento, lo que hace que la disponibilidad del aborto en España sea, en el mejor de los casos, irregular. La situación es algo similar en Estados Unidos, donde, tras el fin de Roe v. Wade, el aborto es legal en algunos estados y en otros no.

IM

Antes de que se aprobara la nueva ley del aborto en España, el acceso al procedimiento se veía afectado negativamente por la falta de regulación de quienes se consideraban «objetores de conciencia», es decir, quienes se negaban a asistir a la interrupción voluntaria de un embarazo. Debido a esa falta de regulación, muchas mujeres tenían que viajar cientos de kilómetros a otra provincia o comunidad autónoma.

La nueva ley del aborto trata de resolver esta cuestión estableciendo que todos los hospitales públicos deben ser el punto de referencia para quien desee una interrupción voluntaria del embarazo y que, por tanto, las mujeres deben poder acudir al hospital más cercano a su domicilio para realizar la intervención. La ley también establece que el personal sanitario —no solo los médicos— debe poder realizar el aborto si así lo desea.

Todo el personal sanitario tiene el derecho constitucional a la objeción de conciencia, pero también hay que regular este derecho de la misma manera que hemos hecho con la eutanasia en España, para que todo el personal médico que sea objetor aparezca en un registro. Esto garantiza que, en el servicio hospitalario donde trabajan esos objetores, se prevea tener siempre en plantilla un médico que no sea objetor y que pueda realizar la interrupción voluntaria del embarazo.

Es importante tener una información muy clara. Nos hemos reunido con el asesor en política de igualdad del gobernador de Nueva York, y lo más importante ahora es que las mujeres tengan acceso a una información clara y combatir la desinformación que difunden los reaccionarios y los que están en contra de los derechos de las mujeres. Es importante que las mujeres sepan qué legislación existe en su estado (o en su país) y cómo pueden acceder a un aborto seguro.

También tenemos que estar unidos en momentos como éste. Tenemos que partir de un entendimiento compartido de que, si los derechos de las mujeres están siendo atacados en cualquier parte del mundo, es responsabilidad de todos nosotros hacer algo al respecto. Porque si no conseguimos el máximo de derechos para todas las mujeres, siempre estaremos en riesgo de sufrir retrocesos y violaciones de derechos.

Ahora es el momento de demostrar muy claramente que las feministas somos mayoría y que queremos lo mismo para todas las mujeres.

 

MU

¿Cuál es su lectura de la situación política actual en Estados Unidos y qué consejos tiene para el movimiento feminista de aquí?

IM

El movimiento feminista estadounidense siempre ha sido un referente para nosotras en España. Es una parte esencial de la historia de las mujeres y del movimiento en general. Tengo grandes esperanzas en el movimiento feminista tanto a nivel internacional como en Estados Unidos.

Nos ha sorprendido gratamente, porque muchos miembros de la actual coalición salieron de la historia política de Podemos, es decir, de un entorno activista. Ahora que estamos en el gobierno, hemos conseguido muchos objetivos del movimiento social. España se ha convertido en un referente en la garantía de los derechos de las mujeres, y eso es un homenaje a nuestro trabajo y al del movimiento feminista español.

Al igual que cuando las feministas españolas han tenido que aprender del ejemplo de otras compañeras, ahora estamos en una posición en la que nosotras también podemos contribuir a ese fondo común de experiencia y ayudar en lo que sea posible. Pero lo digo con el máximo respeto a un movimiento feminista como el estadounidense, que es un faro internacional.

Estoy segura de que el movimiento feminista estadounidense no aceptará las violaciones de los derechos de las mujeres y que no dejará el derecho a decidir sobre su propio cuerpo en manos de una entidad gubernamental, especialmente porque ese derecho es la puerta de entrada a todos los demás derechos. Si una mujer no puede decidir cuándo ser o no ser madre, o qué anticonceptivos tomar, es mucho más difícil que consiga empleo, atención sanitaria, cultura y el disfrute del tiempo libre. Pero tenemos una gran confianza en el movimiento feminista.

Sobre el entrevistador

Micah Uetricht es editor adjunto de Jacobin y presentador del podcast de Jacobin Radio «The Vast Majority». Es autor de Strike for America: Chicago Teachers Against Austerity y coautor de Bigger than Bernie: How We Go from the Sanders Campaign to Democratic Socialism.



Cierre

Archivado como

Publicado en España, Feminismo, homeIzq and Políticas

Ingresa tu mail para recibir nuestro newsletter

Jacobin Logo Cierre