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Petros Márkaris es un traductor, dramaturgo, guionista y narrador griego, conocido por sus novelas policiacas protagonizadas por el comisario Kostas Jaritos. (Foto: Araba Press)

La Internacional de los pobres de Márkaris

El griego Petros Márkaris se ha convertido en un autor de referencia de la novela negra mediterránea. Sus obras reflejan con agudeza las transformaciones de la sociedad y pueden servir de ayuda en la resistencia ante las injusticias y en la construcción de alternativas.

Petros Márkaris ha publicado un nuevo libro. En España ha salido a la venta en el mes de abril y lleva por título Cuarentena. Es una obra donde podemos encontrar siete breves relatos. Aunque el autor ya había escrito otro libro de relatos llamado La muerte de Ulises y una guía muy personal de la ciudad donde vive (Buenos días, Atenas), Márkaris es conocido por su serie de —hasta ahora— trece novelas sobre el comisario Kostas Jaritos.

En este nuevo artefacto literario, el policía aparece como protagonista de dos relatos y realiza un cameo en un tercero. La serie del comisario heleno ha llevado a considerar a Márkaris como uno de los cuatro pilares de la llamada «novela negra mediterránea», junto a Manuel Vázquez Montalbán con su detective privado Pepe Carvalho, Andrea Camilleri con el comisario Salvo Montalbano y Jean-Claude Izzo con su inspector Fabio Montale. 

Esta nueva etiqueta literaria viene a describir una serie de características que comparten las novelas de estos autores. En primer lugar, incluir a la ciudad como un personaje más de la novela. Atenas, Barcelona, Vigata (nombre ficticio de Porto Empedocle) y Marsella son recorridas de arriba abajo durante las investigaciones, mostrando sus atractivos pero también sus más profundas oscuridades. Con ello, los protagonistas son convertidos en verdaderos flâneurs. La segunda característica es el interés por la gastronomía. No es nada raro que te entren ganas de comer unos tomates rellenos o un suvlaki mientras devoras las novelas.

Por último, lo que define a la novela negra mediterránea es la crítica social. Cada nuevo asesinato sirve para señalar las desigualdades que atraviesan nuestras sociedades y para apuntar a los culpables de estas.

En el caso de las novelas del comisario Jaritos, cada investigación es una invitación a conocer los problemas de Grecia, ya sea la vileza de los medios de comunicación, la corrupción que envolvió la realización de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 o las consecuencias sociales de las medidas draconianas que impuso la Troika en la crisis de 2008. Pero si profundizamos un poco más encontramos una evolución interesante tanto en la escritura como en los personajes.

Lo primero que llama la atención es la aparición del personaje de Lambros Zisis, un antiguo militante del Partido Comunista Griego (KKE) que, novela tras novela, aconseja al comisario para resolver los casos. Este revolucionario ayuda a la policía pese a haber estado encarcelado durante la dictadura de los Coroneles y funciona de modo similar al Rydberg de las novelas del inspector Wallander de Henning Mankell: una guía moral del protagonista. En las últimas novelas, Zisis pone en funcionamiento un refugio para personas que se han quedado sin hogar tras la crisis económica y para los migrantes recién llegados a Grecia.

El propio giro de este personaje ya es en sí mismo una declaración de intenciones. Se trata de un comunista desencantado, un militante que viene de uno de los Partidos más ortodoxos del mundo, pero que se da cuenta de que la sociedad ha cambiado y que el sujeto explotado (y señalado para la realización de la emancipación social) ya no es solo la clase obrera, sino también las personas que lo han perdido todo en la crisis. Los pobres a los que hace referencia Márkaris.

En la última entrega de la serie, Ética para inversores, Zisis dice que de la misma forma que cada vez que había que sumar fuerzas para resistir y crecer se ha creado una Internacional, en estos momentos es necesario crear una Internacional de los pobres, horizontal y autoorganizada.

Pero es recién en este nuevo libro que nos ocupa donde, a mi juicio, Márkaris va un paso más allá. Dos de los relatos están protagonizados por pobres. Márkaris presta su voz a los que él considera como los únicos dignos de su país. Dichas narraciones reflejan con maestría la desesperación y el miedo que sienten día a día. No saben si comerán, no saben si dormirán, no saben si sobrevivirán. Pero, al mismo tiempo, los relatos nos hablan de la esperanza y de la construcción de alternativas. Alternativas alejadas del capitalismo que nos rodea. En uno de estos dos relatos los protagonistas son tres pobres (Sócrates, Platón y Pericles) que fundan una cooperativa. Márkaris dibuja el futuro en sus escritos.

En el tercer relato, el escritor griego nos habla de la figura del Karaguiosis, un personaje teatral que en la cultura greco-turca representa a los pobres, a los humillados por los poderosos. Otro fantasma, hermano del del célebre Manifiesto.

Márkaris se ha convertido en un autor de referencia. Sus obras sirven para más que el simple entretenimiento. Es un observador atento de las transformaciones que ocurren en la sociedad y nos puede servir de ayuda en la resistencia ante las injusticias y en la construcción de alternativas frente a la hidra capitalista. Como dice su personaje, nuestro querido Zisis, hace falta una nueva Internacional. Una Internacional de los humillados, de los pobres.

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Publicado en Artículos, homeIzq and Literatura

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