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Un cartel de Bitcoin anuncia la aceptación de la criptodivisa en San Salvador, el 22 de junio de 2022. (Kellys Portillo / APHOTOGRAFIA vía Getty Images)

En El Salvador, el Bitcoin y el Estado policial han ido de la mano

UNA ENTREVISTA CON

El reciente colapso del mercado del bictoin afectó de manera muy intensa a El Salvador, donde el «cripto» es moneda oficial. Conversamos con un destacado crítico del criptocapitalismo sobre las derivas autoritarias que el reciente crack económico puede generar.

Entrevista por
 
Hilary Goodfriend

El 1 de septiembre de 2021, en vísperas de la implementación de una ley que impondría al bitcoin como moneda de curso legal en El Salvador, la policía detuvo a Mario Gómez, tecnólogo de 36 años y desarrollador de software y sistemas embebidos y uno de los principales críticos de la legislación. Hoy, mientras el bitcoin ha perdido más del 50% de su valor, El Salvador vive bajo un Estado de excepción prolongado, y Gómez está tramitando su solicitud de asilo en Estados Unidos.

Desde el exilio, Gómez sigue siendo una de las voces más informadas y críticas contra el autoritarismo del presidente Nayib Bukele y sus políticas económicas experimentales. En esta entrevista con Hilary Goodfriend, colaboradora editorial de Jacobin, habla de su experiencia de persecución política, las contradicciones de la «bitcoinización» de la economía en El Salvador, y las implicaciones del reciente colapso del mercado de cripto.

 

HG 

Para iniciar, cuéntanos un poco sobre tu detención y cómo fue que terminaste en Estados Unidos.

MG

Desde que se anunció la ley el cinco de junio de 2021 hasta el 31 de agosto del año pasado, me dediqué a apuntar todas las contradicciones respecto a la Ley Bitcoin. Al parecer, esto no fue del agrado del gobierno y utilizaron este arresto arbitrario como una forma de intimidación.

No había una orden. Llegaron a mi casa temprano en la mañana. Yo estaba llevando mi mamá a su trabajo y se presentaron estos agentes armados con los rifles de asalto con que suelen andar y sus uniformes camuflajeados. Bajo la excusa de que había un problema con mi vehículo, me detienen y me llevan a la delegación. Afortunadamente, logré comunicarme con varios grupos y asociaciones con que yo había tenido contacto por mi trabajo en el área de tecnología y ellos lograron alzar la voz.

Me tuvieron toda la mañana sin explicarme los motivos de mi detención, sin explicarme de qué estaba acusado. No me dejan hablar con mis abogados. Al final, me quitan los teléfonos sin una orden, me dicen que los necesitan porque están investigando algo. Ahí es donde digo «pues si están investigando algo, esto implica que hay un caso o algo en mi contra». Pero no me responden: solo me dicen que me van a quitar los teléfonos y que me van a dejar ir.

La gente quizás diga «bueno, te dejaron ir», pero no termina ahí. Me llevaron a escondidas, porque se enteró toda la prensa y se congregó afuera de la delegación adonde estaba (primero en una delegación de policía, después en la Dirección Central de Investigaciones, que es donde están todas las unidades especializadas de investigación de la Policía). «Lo vamos a llevar en un carro particular para que no lo vea la prensa», dijeron. Eso no es normal. 

Yo creo que mucha gente no entiende la gravedad de ese detalle, porque normalmente cuando te captura la policía y simplemente están haciendo alguna investigación, terminan su procedimiento y te dejan ir a ojos de todos. A nadie lo llevan de taxi. Y, peor, cuando en lugar de llevarte en la patrulla, te dicen que te van a llevar en un carro particular con el objetivo específico de que la prensa no te vea. ¿Qué es lo que te imaginas ahí? Te imaginas que te pueden hacer cualquier cosa: que te van a desaparecer, que te van a meter a una cárcel clandestina, que incluso te podrían matar. No es una situación normal y creo que es lo más relevante y lo más grave que ocurre en ese caso. 

Al final, creo que por la misma presión de la gente —algo que no se había visto en mucho tiempo—me dejaron ir, me dejaron en la casa. Tomaron fotos a todos los vehículos, a los vecinos que llegaron y se fueron. Después de eso, hablé con los abogados. Evaluamos la situación, vimos lo que estaba pasando en el país y caímos en cuenta de que, si eso llegara a pasar otra vez, no me iban a dejar ir.

Lo estamos viendo con el régimen de excepción: están capturando gente sin el debido proceso. Cuando me capturaron a mí, no tenían todavía todos los jueces, no habían reemplazado los fiscales, todavía había algo de institucionalidad. Pero eso ya no existe. Por tal tazón fue que llegamos a la conclusión que si yo quisiera seguir hablando respecto a lo que estaba pasando en el país —no solo respecto al bitcoin, sino también de toda la degradación en el tema de derechos humanos— lo más seguro era hacerlo desde el exterior.

Me vine a Estados Unidos por dos razones. Primero, porque mi idea era seguir hablando de lo que pasaba con el bitcoin, y obviamente uno de los países que más está impulsando el tema es Estados Unidos. Aquí tienen sede muchas de las empresas de los influencers. La segunda razón es que aquí es donde reside la mayor cantidad de salvadoreños en el exterior.

Ahorita estamos en el proceso de la solicitud de asilo. Yo tenía el privilegio de tener familia y gente que pudiera echarme la mano; también los medios legales para migrar al país, una cosa que no tiene la mayoría de gente que es atacada por el gobierno o por las estructuras delincuenciales, que lastimosamente es la historia de la mayoría de gente que emigra a estos países.

 

HG

En ese momento, antes de que se implementara la ley, ¿cuáles eran las contradicciones principales que estabas viendo?

MG

Yo siempre hablo de tres contradicciones respecto a bitcoin en El Salvador. Primero, la contradicción de la que objeto en tanto moneda. Siempre aclaro: yo no soy un promotor de las criptomonedas, porque mi propia ideología no me permite creer —al menos no como lo dicen sus promotores— de que por sí solo un sistema monetario va a resolver un montón de problemas derivados del mismo funcionamiento del sistema capitalista. No creo eso. Pero lo que argumentan los bitcoiners, los promotores de esta criptomoneda, es que esta moneda nace después de la crisis de la subprime en 2008 como un sistema monetario alternativo que, en teoría, es resistente a la intervención de los Estados (que según sus proponentes es la razón fundamental por la cual las economías fallan).

Esa es una primera contradicción, pues si tu idea es tener una moneda que no tiene una interferencia de los Estados, ¿por qué te parece bien que sea un Estado el que promueve el uso de esta criptomoneda y, peor, incluye estas cláusulas de obligatoriedad en la ley que son completamente contrarias a esta filosofía y estilo de vida libertaria que los bitcoiners apuntan?

La segunda contradicción es un poco en la línea de la autonomía que promueven los fanáticos de bitcoin: es que tú eres «soberano» —entre comillas— respecto a este dinero. Es decir, que no hay intermediarios que te permiten interactuar con él o con otros actores del sistema. El problema es que el gobierno, en lugar de impulsar otras tecnologías u otros proveedores de billeteras electrónicas, decide implementar su propia billetera electrónica y su propio sistema de intercambio de criptomoneda. 

Si la idea es que la gente sea soberana, no debería de pedirse que utilicen una billetera en particular. El gobierno se impone a sí mismo la obligación de ofrecer un medio de intercambio entre bitcoin y dólares y también de educar a la población. Hace solo a la mitad, que es la creación de ese mecanismo de intercambio, pero en lugar de educar a la gente sobre el uso de la tecnología, invierte un montón de publicidad y recursos en vender la idea de que bitcoin es la Chivo Wallet.

La tercera contradicción tiene que ver con el tema de la adopción. Mucha gente habla de que debería ser impulsada y adoptada por todo el mundo, que no debería tener ningún tipo de interferencia. Estamos viendo, en este caso, un Estado que esencialmente está impulsando un monopolio privado con fondos estatales. Si esta billetera tiene sus supuestos cuatro millones de usuarios (según reportaba el mismo presidente), significa que se está estableciendo un monopolio que no permite una adopción orgánica, no permite que haya otros competidores, no permite que realmente pueda existir un caso de uso.

Yo creo que el problema fundamental aquí es que hace mucho que la gente descartó la idea de utilizar criptomonedas como monedas. En el caso particular de bitcoin, desde aproximadamente 2013 (cuando fue su primera gran burbuja especulativa), la gente se dio cuenta de que como moneda de intercambio no servía muy bien por su fluctuación en precio. Entonces comenzaron a utilizarlo más como un vehículo de especulación. Las personas compraban criptomonedas, bitcoin, con la esperanza de que algún día el precio aumentara, para así poder venderla y obtener ganancias de la pura especulación. El uso de las criptomonedas en general ha sido pura especulación en la última década.

 

HG

Has cuestionado la veracidad de las compras de bitcoin que ha hecho el gobierno salvadoreño. Tal vez nos puedas explicar un poco cómo es que agencias como Bloomberg están calculando la cantidad de bitcoin que supuestamente ha comprado el presidente y por qué se podría dudar de esas cifras.

MG

Esta es una pregunta interesante. Uno de los supuestos de bitcoin y de las criptomonedas en general es que son más transparentes que otros mecanismos financieros. Es más, uno de los puntos con que se promociona es que todas las transacciones son públicas. Todas quedan registradas en la blockchain, todas pueden ser auditadas por el público y ser verificadas. Lo que está sucediendo con las compras de bitcoin en El Salvador es que no hay ninguna prueba de que se hayan realizado, más allá de los tuits del presidente y un screenshot de muy baja resolución de una compra que se realizó a finales del año pasado.

Es un poco contradictorio, porque todas las plataformas de compra y venta de criptomonedas, desde las más sencillas hasta las más complejas, te permiten ver el estado de tus compras —si compraste, cuánto has perdido o ganado, el detalle de la valoración de los precios, etc.—. Tú podrías fácilmente, estando en cualquier plataforma, sacar un balance así como extraes balances de los bancos y decir, «bueno, ¿no me creen que he comprado? Ésta es la plataforma, éstas son las compras, aquí están los balances, este es el desempeño de la inversión». Pero para el caso de las compras de bitcoin que dice haber hecho el presidente no hay ninguna evidencia confiable. Un tuit no vale como evidencia de compra.

Pero esto se pone peor cuando comenzamos a contrastar con otros números. Se supone que hay $150 millones en el fideicomiso que son —y aquí viene la parte que no cuadra— exclusivamente para convertir de bitcoin a dólares en la plataforma de Chivo Wallet. Esto no cuadra cuando comenzamos a meter números de cuánto bitcoin se tuvo que haber dado a la población inicialmente, cuánto se tuvo que haber gastado en presupuesto, cuánto se ha gastado de las supuestas compras de bitcoin y, sobre todo, las supuestas ganancias que dice tener el gobierno con que está impulsando cosas como el hospital de mascotas de Chivo Pets, iniciativa subsidiada. 

Entonces, la pregunta que uno se hace es: ¿Cómo, en un mercado a la baja, el gobierno puede estar reportando ganancias sobre el bitcoin comprado? ¿Cómo, al mismo tiempo, el presidente dice que no ha vendido ningún bitcoin? ¿Y cómo, simultáneamente a las dos cosas anteriores, dicen que están utilizando el fideicomiso? Cuando uno trata de hacer números, alguna de las tres cosas tiene que ser falsa, y lo único que no podemos medir de alguna manera es de las supuestas compras que dice hacer el presidente.

Yo pienso que no son ciertas. Si tuviéramos que evaluar el desempeño del presidente como inversor, sería un terrible desempeño. Cada vez que anuncia que ha comprado bitcoin, el precio se va a la baja. Eso ha sido casi una regla. Más pareciera que es un favor que está haciendo a quien sea que le esté patrocinando para decir que ha comprado para generar lo que le llaman en ingles el FOMO (fear of missing out), que la gente piensa que está perdiendo esta oportunidad de invertir y de salir de alguna situación de pobreza o de falta de suficientes ingresos.

Yo sostengo que las compras son mentira. Refutar el argumento de que son mentiras es tan fácil como sacar estos estados de cuenta. No tenemos absolutamente nada de eso. Ya hemos visto cómo es el presidente. Si alguien le dice algo que es mentira, rápidamente sale y refuta. Hemos visto hasta que periodistas han perdido su empleo porque de pronto le dieron retuit o hicieron un comentario a una foto que era una fake news y él inmediatamente ha salido a desmentir. ¿Por qué, en el caso del bitcoin, no se ha mostrado ninguna evidencia para refutar? Yo realmente siento que no son ciertas y nos vamos a dar cuenta un día cuando podemos ver los estados de cuenta. ¿Cuándo va a ser esto? No sé, pero espero que algún día lo podamos averiguar.

 

HG

En noviembre del año pasado, el presidente Bukele hizo un anuncio espectacular: el país iba a emitir los «bonos volcán» o «bonos bitcoin». Ya van dos veces que se ha postergado su lanzamiento. ¿Qué pasó ahí?

MG

Creo que los bonos eran más bien una iniciativa para conseguir liquidez adicional para el gobierno. Parece que no ha salido como ellos esperaban. Al final del día, si sos un inversor grande —lo que llamamos las «ballenas», que tienen mucho capital ya sea en criptomonedas o en dinero— tu interés si vas a hacer un préstamo a quien sea es recuperar esa inversión. Creo que lo que ha estado pasando con el gobierno en los últimos meses ha deteriorado esta confianza, incluso en las plataformas de criptomonedas.

La idea de los bonos era que fueran de más fácil acceso que los bonos tradicionales. Incluso el precio es bastante bajo, solo eran $100 por bono emitido y sin compra mínima, diferente a otros bonos que te piden al menos $10 mil o algo así. Me imagino que el plan original era comercializarlos a través de las plataformas de intercambio de criptomonedas. Pero eso significaría que la plataforma tiene que arriesgar su capital en comprar estos bonos para poder luego venderlos a los minoristas, a los retailers.

Las plataformas de cripto tienen mucho mejor conocimiento de cómo va a ir el mercado, porque pueden ver internamente cómo van las transacciones y hacer sus analíticas, tienen información privilegiada que no tiene cualquier externo. Imaginaría que con eso, sumado a todo lo que está pasando alrededor del mundo —el tema de la inflación, los mercados, que mucha gente dice que posiblemente vamos a entrar en recesión— se dieron cuenta de que no era una buena inversión, y eso está provocando que los bonos volcán sean difíciles de posicionar. Me imagino que sus patrocinadores ya no lo vieron como el buen negocio que se veía a finales del año pasado, cuando el precio todavía no estaba tan mal.

Este lunes [13 de junio] ha sido bastante duro para el mercado en general, pero para cripto en particular. Hemos visto cómo el bitcoin ha caído a límites que ponen en aprietos a varias compañías grandes que han invertido mucho ahí. Ya estamos viendo algunos signos de que algunas plataformas grandes —como Celsius, que se especializa en préstamos de criptomonedas— no van a aguantar mucho tiempo antes de caer en insolvencia. Todos estos factores hacen que cada vez sea más difícil impulsar algo como los bonos volcán. A pesar de que no estoy de acuerdo con los bonos ni con lo que se pensaba hacer con ellos, creo que hubieran tenido más éxito incluso si se hubieran impulsado el año pasado, porque hubiera habido alguna chance de venderlos. En este momento, parece algo cada vez más difícil, y si el mercado sigue hacia abajo creo que nunca vamos a ver los bonos volcán.

Ahora bien, observando el panorama más general, lo importante es ver quiénes están detrás de esto. Está, especialmente, la compañía Tether, que es la proveedora de liquidez de prácticamente todo el ecosistema cripto. Por lo menos por volumen del mercado, es la proveedora de liquidez más grande, con esos certificados digitales que valen un dólar: los famosos Tether.

Hay todo un conjunto de compañías —Bitfinex, Blockstream, iFinex— que están intentando generar esta clase de productos, no solo en El Salvador sino en otras partes del mundo. Podría ser que el tema de El Salvador y los bonos volcán más bien sea una estrategia más grande a nivel mundial de estas compañías, de afianzarse a Estados pequeños que pueden adoptar estos mecanismos financieros experimentales, que son altamente especulativos, para generar presión en países ya más desarrollados y más grandes.

Es más fácil convencer a un pequeño país que no tiene mucho que ofrecer a nivel de industria de adoptar cripto, porque lo hace ver como un país innovador, un país que está a la vanguardia de los avances tecnológicos. Eso genera presión en países desarrollados, porque les permite a estas empresas decir (a mí no me gustan esas palabras, pero ellos lo venden así): «¿cómo es posible que un país de tercer mundo está innovando en temas financieros y nosotros aquí en los países desarrollados no estamos adoptando estas herramientas?» «Estamos dejando a la gente más pobre fuera de este nuevo sistema financiero que es más justo».

Les sirve como una herramienta de lobby político. Ya vimos hace unos días que alguien ha sacado un análisis que al menos en Estados Unidos, la industria cripto estaba metiendo más dinero en el lobby que las compañías tradicionales de defensa. No me extrañaría que El Salvador haya sido la cajita de Petri donde, con la apertura del gobierno —no me gusta decirle gobierno, sería más bien con la apertura de los hermanos Bukele— se esté experimentando con la criptomoneda para empujar legislaciones favorables a esta industria. El pequeño detalle es que la industria ahorita está colapsando. Vamos a ver si todo este dinero de los lobbys tiene algún efecto. Posiblemente sí, pero por mucha legislación que se apruebe, si el esquema no es sostenible, igual van a fallar como vimos con la implementación de bitcoin en El Salvador.

 

HG

En ese sentido, como para ir cerrando, ¿cuáles son los escenarios posibles para El Salvador? Con el colapso del mercado, parece que el Estado queda en una posición bastante desesperada con respecto a su financiamiento. ¿Qué implicancias podría tener todo esto?

MG

Yo no creo que bitcoin por sí mismo haya sido el objetivo principal de todas estas legislaciones. Más bien, el objetivo detrás de todo esto era la implementación de dólares sintéticos, que son estas monedas digitales que tienen un valor equivalente al dólar que el gobierno podría utilizar como forma de emitir su propia moneda. Y en esto sí fueron exitosos. Porque si tomamos al estudio del Bureau Nacional de Investigaciones Económicas de Estados Unidos, veían que los dólares dentro de la Chivo Wallet eran los que tenían transacciones de mayor valor. Es decir, quienes utilizan la Chivo Wallet la utilizan para transferir dólares entre sí. Lo interesante es que la empresa que estuvo detrás del desarrollo, en los documentos que tuvo que llenar para poder cotizar en la bolsa, explica que la forma en que funciona la Chivo Wallet es que dentro de sí no circulan dólares, sino certificados digitales.

Esto va en línea con lo que otras investigaciones han revelado. Por ejemplo, [el periódico digital salvadoreño] El Faro logró tener acceso a algunas teleconferencias con proveedores de cripto, donde los hermanos Bukele sostenían que querían emitir su propia moneda digital. Lo que ha sucedido dentro de la Chivo Wallet es que circulan estos dólares sintéticos. En algún momento, el gobierno podría intentar desplegar un mecanismo similar de dólares sintéticos basados en deuda o quien sabe qué, para tratar de cubrir un poco sus finanzas internas.

A mí no me gusta hacer análisis muy económicos, porque no es mi área (mi área más bien es la parte técnica). Pero la mayoría de los economistas sostienen que el gobierno va a hacer hasta lo imposible para no entrar en impago, por el costo político que esto puede tener de cara a las elecciones de 2024. ¿Por qué? Porque pase lo que pase con esas elecciones, necesita tener el apoyo de la población para legitimarlas. Caer en impago para el gobierno sería un golpe durísimo a cualquier aceptación por muy alta que tenga ahorita.

La mayoría de los economistas sugieren que van a tratar de hacer lo imposible para pagar, y esto podría implicar acceder a la poca liquidez que queda en los fondos de pensiones o a la liquidez que queda en los bancos. Yo estaría muy de acuerdo con esta lectura, y me imagino que cuando ya llega al punto de que las cuentas no cuadren, podrían intentar utilizar todos estos esquemas: emitir más dólares sintéticos, posiblemente a través de la Chivo Wallet, hacer uso de la liquidez que tengan en bancos y pensiones para pagar.

Respecto al bitcoin en particular, yo pienso que la mayoría de gente está desencantada. Independientemente de si estás a favor o en contra, creo que todo mundo está de acuerdo de que la forma en que se implementó, lo único que logró fue que la gente no quiera saber nada de bitcoin. Ahora que el mercado está a la baja, creo que la gente todavía está más arrepentida de ello. Así que ahora hay que ver cómo reacciona el gobierno. Ahí ponía un poco en broma, en mi Twitter, hace un rato, que hay que ver si el presidente no sale otra vez con que ha comprado bitcoin. Al final del día, la industria se mantiene al convencer a los pequeños de comprar, cuando al final son los intermediarios, como los exchanges, y los que tienen una gran cantidad de capital los que realmente hacen dinero con las criptomonedas.

El bitcoin fue el primer error político grande del presidente. La mayoría de población no estuvo de acuerdo respecto a cómo se implementó, porque les trajo muchos malos recuerdos. Todo el mundo pensó en bitcoin y pensó en la dolarización (la forma en que se aprobó, a través de un madrugón, se supone que eran cosas que ya no pasaban). Mi arresto arbitrario fue solo la antesala de todo lo que está pasando ahora en el régimen de excepción. Lo que me hicieron es lo que están haciendo ahora a miles de personas, solo que ahora la gente tiene aún menos herramientas para defenderse y pocos recursos para poder evitar terminar en la cárcel por una acusación infundada.

El bitcoin ha sido solo la primera expresión clara de la forma autoritaria del gobierno del Clan Bukele, porque al final del día la dictadura esta del clan Bukele es literalmente la que decide qué pasa y qué no pasa en el país. La situación solo está empeorando.

Sobre la entrevistadora

Estudiante de doctorado en estudios latinoamericanos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y colaboradora de Jacobin y Jacobin América Latina.
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Publicado en Crisis, Economía, El Salvador, Entrevistas, homeCentro3, Política and Represión

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