Los trabajadores estamos atrapados en un círculo vicioso: cada vez trabajamos más horas para pagar los servicios que necesitamos porque cada vez trabajamos más horas… Etcétera. Romper el círculo implica repensar los vínculos que establece el capitalismo entre nuestra «vida laboral» y nuestra «vida familiar».
Un círculo vicioso que no se aguanta más
El hogar ocupa un lugar central en el capitalismo pero, a diferencia del trabajo, sigue siendo un sitio en el que la desigualdad de género galopa sin estribos.
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Publicado en Artículos, Crisis, Feminismo, Número 4, Primera Plana and restringido