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El brigadista Josep Almudéver en Valencia, en 2013. (Foto: José Jordán, vía elpaís)

«El fascismo es expresión de la decadencia del capitalismo»

Josep Almudéver Mateu, brigadista republicano en la Guerra Civil española, falleció ayer a sus 101 años. Fue uno de los últimos supervivientes de los 45 mil brigadistas internacionales que abandonaron sus países para luchar en España contra el ejército franquista apoyado por los nazis y los fascistas.

Esta entrevista es del 15 de abril de 2017 y fue publicada originalmente en mundoobrero.es.

 

Por Denis Rogatyuk

La Batalla de Jarama fue una de las batallas de la Guerra Civil Española que, junto con la Batalla de Madrid, se asocian directamente con la participación de las Brigadas Internacionales. Después del fracaso del General Franco de ocupar Madrid entre octubre y noviembre de 1936, las fuerzas nacionalistas intentaron llevar a cabo una ofensiva militar en febrero de 1937 en el flanco izquierdo de las fuerzas republicanas, que se encontraban junto al río Jarama.

La ofensiva fracasó, y la contraofensiva del ejército republicano llevó la batalla a un punto muerto, convirtiéndola en sinónimo de la fuerza militar, política y moral de las Brigadas Internacionales contra el fascismo imperante en la Guerra Civil Española. Defendiendo la frontera de Jarama se encontraban miles de voluntarios británicos, irlandeses, americanos, italianos, franceses, belgas y muchos otros que venían de todo el mundo para defender la democracia española ante Franco, Hitler y Mussolini.

Entre los pocos supervivientes que participaron en las Brigadas Internacionales se encuentra Josep Almudéver Mateu. Nacido en Francia y con padres procedentes de la región española de Valencia, Josep Almudéver, de 97 años, veterano del ejército español republicano y las Brigadas Internacionales, ha sido siempre un firme defensor de la memoria histórica de la República Española (1931-1939). Además, se ha pronunciado siempre en contra del Pacto de No-Intervención firmado por la mayoría de potencias europeas que, en 1936, tenía por objetivo impedir la intervención militar y apoyo internacional de los dos bandos que formaron la Guerra Civil Española (1936-1939).

Desde el principio, el pacto fue cínicamente ignorado por la Alemania Nazi y la Italia Fascista, que contribuyeron mediante el apoyo militar a las fuerzas nacionalistas dirigidas por el General Francisco Franco a la derrota de la República, que únicamente recibió el escaso apoyo de la Unión Soviética.

Con tan solo 17 años, Almudéver se unió al JSU en su ciudad natal, Alcàsser (Valencia). Después del 18 de Julio de 1936, día en el que se llevó a cabo el golpe de Estado dirigido por Francisco Franco, pasó el resto del año luchando en la retaguardia del Ejército Republicano en Teruel (población al sur de Aragón), al tiempo que las fuerzas franquistas ganaban progresivamente terreno en la zona Norte del País.

En Mayo de 1938, gracias a su partida de nacimiento y su conocimiento de francés, Almudéver se unió a la división 129 de las Brigadas Internacionales. Al final de la guerra, en marzo de 1939, fue capturado y enviado a varios campos de concentración y prisiones situadas en las regiones de Alicante y Madrid, teniendo que aguantar el hambre y los abusos de las autoridades franquistas. Fue finalmente puesto en libertad en noviembre de 1942 y, como muchos otros excombatientes de las Brigadas Internacionales, forzado al exilio (a Francia, en agosto de 1947), no pudiendo volver a España hasta 1965.

Actualmente reside en la localidad rural de Pamiers, al sur de Toulousse, y continúa tan apasionado por la causa de las Brigadas Internacionales y la lucha en contra del fascismo como lo estaba hace más de 80 años. A pesar de su avanzada edad, participa activamente en eventos, forums y presentaciones que pretenden mantener viva la memoria histórica de la Guerra Civil Española. Recientemente fue acogido como asistente honorario de la conmemoración por el 80 aniversario de las Brigadas Internacionales en Madrid, donde fue inaugurado el «Jardín de las Brigadas Internacionales», uno de los primeros espacios públicos de Madrid que formalmente rinde honor a los voluntarios extranjeros.

Junto con su hermano Vicente, otro veterano de la milicia republicana, Almudéver es uno de los últimos veteranos del devastador conflicto que quedan con vida, y uno de los últimos tres supervivientes conocidos de las Brigadas Internacionales. Denis Rogatyuk pudo reunirse con el exbrigadista y conversar acerca de sus experiencias durante la Guerra Civil.

 

DR

Usted tan solo tenía 12 años que cuando se proclamó la República, el 14 de Abril de 1931. ¿Qué recuerda de la atmósfera de aquellos días?

 

JAM

Teniendo solo 12 años no podía entender del todo los sucesos que estaban ocurriendo a mí alrededor, pero me percaté de grandes cambios en mi ciudad natal, Alcàsser. La mayoría de trabajadores eran campesinos, el analfabetismo superaba el 60% y un solo propietario podía llegar a controlar el 10% de las tierras del lugar. La burguesía estaba asentada, estaban convencidos de que podían ganar constantemente las elecciones gracias a la ignorancia de la gente.

El 14 de abril fue un día de increíble felicidad para los españoles. Recuerdo la primera semana de euforia, la explosión de libertad en las calles, a la gente de todo tipo de opiniones políticas unida, marchando todos juntos y alzando imágenes de mártires y líderes revolucionarios. Dos de aquellas imágenes eran las de Fermín Galán y Ángel García Hernández, dos capitanes que intentaron alzar la rebelión en el diciembre del 1930 pero fueron detenidos y ejecutados en el último mes de la monarquía.

Pero mis padres y yo no podíamos evitar preguntarnos: ¿estaría la república obrera que tanto habíamos esperado realmente arraigada a la constitución o, por el contrario, sería una Segunda República al servicio de los intereses de la burguesía?

La República trajo avances importantes. Por primera vez se crearon escuelas laicas para educar a los niños, y era también el primer gobierno que daba igualdad a las mujeres. Podían votar, podían ser elegidas y recibir una educación. Al mismo tiempo, era una forma capitalista de República, no como la república francesa de después de la revolución. Y, como antes, la burguesía mantuvo el poder.

Durante los primeros años de república, ni la represión ni la amenaza de golpe militar –como la del General Sanjurjo en agosto de 1932– tuvieron éxito realmente. Pero en noviembre de 1933, con el gobierno republicano desgastado, la burguesía conservadora ganó las elecciones. Los trabajadores no podían entender cómo con el republicano Manuel Azaña y los socialistas a la cabeza del gobierno la izquierda podía sufrir una tan dura represión.

 

DR

Pasó la mayor parte del tiempo defendiendo Alcàsser y Valencia del fascismo. ¿Cómo fue para usted luchar junto a su familia contra las fuerzas franquistas?

 

JAM

Después del golpe de Franco en 1936, además del Ejército Nacional cada partido político formó su propia fuerza de voluntarios. Al principio, intenté alistarme en la columna de las Germanias de Izquierda Republicana, pero no me aceptaron porque solo tenía 17 años. Intenté, junto con mi padre, alistarme entonces en el Partido Comunista, pero dijeron que no tenían ni armas ni instructores para formar a nuevos voluntarios. Al final, me enviaron a una columna socialista, que tenía los cuarteles en el Monasterio de Alcàsser. Me alisté en la Columna Pablo Iglesias el 15 de Agosto, y el 13 de septiembre partimos hacia la línea de frente.

Éramos 200. Cada uno tenía un rifle. La gente de Valencia nos aplaudía agradecida cuando partimos hacia el frente de Teruel, que para entonces ya estaba bajo fuerzas franquistas. Pasé algunos meses en la retaguardia, a los alrededores de Vacacloche y Cubla (en la misma provincia de Teruel), hasta que finalmente recibimos la orden de atacar Teruel el 26 de diciembre, para mantener la defensa de Madrid. Nuestro batallón Pablo Iglesias tenia para entonces 500 hombres. Pasamos varias semanas en las trincheras junto con otros militares, hasta que el 4 de Febrero de 1937 se me fue permitido volver a Alcàsser.

 

DR

¿Cómo acabó formando parte de las Brigadas Internacionales?

 

JAM

El 19 de Febrero volví a la línea de frente con mis camaradas, esta vez a Utiel (provincia de Valencia). En Utiel conocimos a la Brigada Internacional número 13 y escuché a algunos de ellos hablando francés. Uno me dijo que estaban de camino al frente de Málaga, y yo le pregunté si podía acompañarles y unirme a las Brigadas Internacionales. Pero mientras esperaba una respuesta, su brigada tuvo que partir.

El 26 de Junio llegó una orden del Ministerio de Defensa de la República que me prohibía, como menor de edad de origen francés, formar parte del ejército republicano. Tuve que dejar mi milicia y volver a Alcàsser. El 1 de septiembre llamaron a filas a todo aquel nacido en 1919, pero cuando me presenté mi nombre no estaba en la lista y tuve que explicar que había nacido en Francia. Me prohibieron servir al ejército porque me consideraban extranjero, así que tuve que volver a presentarme como voluntario.

Fue en Mayo de 1938 cuando finalmente me presenté a la columna italiana Rosselli, en Alcàsser. Me estaba recuperando de una herida en el brazo y todavía tenía que ser reasignado. Presenté mi partida de nacimiento al comisario de la Columna Rosselli, mostrando que había nacido en Marseilles y finalmente acabé uniéndome al batallón bajo el comando de la Brigada Internacional 129.

 

DR

¿Qué recuerda de los hombres y mujeres que vinieron de todo el mundo para luchar por la República?

 

JAM

En la columna Rosselli, mientras esperábamos que llegaran las piezas de artillería, pude conocer a combatientes de todo el mundo. Teníamos un canadiense, tres cubanos, nuestro jefe era americano, un holandés, otro alemán, un suizo y un chino. Muchos de nosotros no llegábamos a conocernos por el nombre, sino por la nacionalidad. Sin embargo, yo iba a todas partes con mi camarada canadiense David. Yo, siendo franco-español, y él, de Canadá, apenas nos entendíamos; pero acabamos siendo buenos amigos. A pesar de que procedíamos de lugares totalmente diferentes, la camaradería que había entre todos nosotros era increíble. Teníamos charlas apasionadas acerca de cualquier cosa, especialmente durante la guerra y la República, y nunca tuvimos ningún conflicto.

Estuve con esta columna hasta noviembre del 38, cuando fue dividida según la lengua que se hablaba y fue enviada al frente, mientras yo me quedaba en Alcàsser. Ese mismo diciembre de 1938, el comité de no-intervención dirigido por Inglaterra y Francia llegó a España, y en Enero de 1939 las Brigadas Internacionales fueron expulsadas rápidamente.

 

DR

¿Cree que la no-intervención de Inglaterra y Francia fue lo que destruyó finalmente a la República?

 

JAM

Por supuesto. El gobierno republicano de Azaña decidió sacar a las Brigadas Internacionales esperando que Franco hiciera lo mismo con los ejércitos extranjeros que les daban apoyo. Pero no lo hizo. Los Brigadistas fueron siempre inferiores en número: en el otro bando del conflicto las tropas extranjeras ascendían a 80 mil soldados con armas de mucha mayor calidad.

Además, nosotros combatimos la propaganda antisoviética y anticapitalista de los países capitalistas democráticos. La República fue cruelmente abandonada en manos de los Nazis porque los líderes británicos y franceses pensaban que Hitler solo tenía la intención de exterminar el comunismo. Así, se negaron a vender armas u ofrecer ninguna ayuda a la República, mientras Estados Unidos continuaba comerciando con Franco.

Cuando el 17 de julio de 1936 el General Franco voló de las Canarias a Tetuán en un vuelo alemán, llegaron con él milicias y el apoyo de aquellos que les daban soporte a él y al fascismo. Más de 3 mil alemanes, 12 mil portugueses, 15 mil moros, 30 mil miembros de la Legión Extranjera y 70 mil italianos vinieron a apoyarlo y a formar parte del ejército franquista.

¡¿Cómo puedes llamar a esto «Guerra Civil»?!

Recuerdo escuchar las noticias de todos los españoles que cruzaban la frontera de Francia a medida que Franco empezó a invadir Cataluña. Tan solo a 5 km al sur de aquí (Pamiers) había tres campos de concentración esperándoles. En uno de ellos, Bernedarieja, muchos murieron por malnutrición. Solo aquellos que hablaban francés y los que residían en Francia fueron acogidos.

 

DR

Hablando sobre nuestra situación actual, podemos ver una imagen parecida: una guerra civil en Siria, el ascenso de fuerzas de extrema derecha por toda Europa y Estados Unidos y una creciente desigualdad económica y social. ¿Qué puede decir acerca de todo esto?

 

JAM

Todo el mal de este mundo proviene del capitalismo. El dinero debería desaparecer para que el mundo recuperara su humanidad. Mira lo que está pasando en Siria. ¿Quién envía a los yihadistas? ¿Cómo han conseguido las armas? ¿Quién está comprando el petróleo de los territorios que están ocupando? ¿Y qué van a hacer con el dinero que obtienen gracias a ellos?

El fascismo procede directamente de la decadencia del capitalismo. Aquí, en Francia, con Madame Le Pen, que no me sorprendería que se convirtiera en la próxima presidenta, con la clase dominante apoyándola. En nuestras próximas elecciones habrá cinco candidatos de izquierdas para el gobierno republicano. ¡Cinco! ¿Qué clase de socialistas son?

El único que podría arreglar la situación es Jean Luc-Mélenchon; todos los demás estarían contentos de servir en el gobierno de Le Pen. Desafortunadamente, el juego está en contra de Mélenchon. ¿Por qué iban las izquierdas a pelear entre ellas en vez de unirse por un objetivo común?

De todas formas, la nueva izquierda española me trae esperanza. El partido socialista (PSOE) no tiene nada que ver con aquellos que se llaman a sí mismos socialistas. Los socialistas de verdad bregarán siempre por el bienestar de la clase trabajadora, pero por encima de todo permanecerán junto a ella. Uno puede esperar que las cosas vayan a mejor con Podemos, así como con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. El Partido Popular será expulsado del Gobierno, pero no gracias al PSOE.

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