El último episodio de la serie de cuatro capítulos de la Televisión Central Soviética sobre la vida de Lenin se desarrolla en un escenario particular. Realizada a fines de los años 1960 y archivada hasta 1987, la austera filmación en blanco y negro muestra a Lenin contra el fondo de unas pinturas de vanguardia y modelos arquitectónicos futuristas. Una serie de planos subjetivos muestra un debate acalorado entre el líder y un grupo de estudiantes vestidos con poleras de cuello alto y camperas de cuero.
A pesar de las elecciones anacrónicas en lo que respecta a la moda, la filmación está basada en un episodio real de 1921. Vladimir Lenin y Nadezhda Krupskaya hicieron una visita sorpresa a la hija de Inessa Armand, su amiga y compañera bolchevique, que estudiaba en la escuela de arte estatal que había sido fundada recientemente. De acuerdo con las memorias de aquella visita narradas por estudiantes, Lenin hizo algunos comentarios sarcásticos sobre las composiciones abstractas que observó y cuestionó la elección de las torpes siglas Vjutemás que dieron nombre a la institución que él había ayudado a crear.
Los estudiantes y las estudiantes respondieron con una defensa apasionada de su nuevo enfoque objetivo del arte y las virtudes pragmáticas del nombre de la escuela. Le mostraron a Lenin su residencia, organizada como una cooperativa, y se quejaron de que sus docentes no mostraban suficiente disposición para aprender de sus estudiantes. La filmación termina con Lenin llamando por teléfono al ministro de Educación, Anatoly Lunacharsky. Le expresa su preocupación por el ascenso del futurismo en el claustro docente de Vjutemás, pero muestra optimismo por el gobierno estudiantil y por el compromiso que esta generación de artistas jóvenes tiene con la tarea de dar forma a la emergente cultura socialista.
Las dos escuelas compartieron muchas ideas, enfoques, y hasta docentes. Ambas abrieron sus puertas durante los años 1920 y cerraron a principios de los años 1930, enfrentadas con ambientes políticos cada vez más hostiles. Ambas fueron un suelo fértil para la innovación artística y tuvieron un impacto duradero en el arte, el diseño y la cultura.
La Bauhaus sigue siendo más conocida en Occidente por motivos obvios. Muchas de las personas que trabajaban allí huyeron del régimen nazi, llevando consigo la metodología y los archivos de la Bauhaus. Durante los años posteriores al cierre de la escuela, prominentes Bauhäusleren llegaron a ocupar cargos docentes importantes en el extranjero y tuvieron una audiencia considerable.
Pero incluso durante este período, hay que decir que la Bauhaus simplemente le prestaba más atención a la publicidad, empezando por la adopción de un neologismo mucho más pegadizo que el torpe «Vjutemás» para nombrarse. Uno de sus antiguos estudiantes, que se convirtió luego en un destacado publicista, se desempeñó como director de publicidad en la Bauhaus. Creó materiales de promoción hermosos y campañas impactantes que tuvieron un alcance global.
Alfred H. Barr Jr., director fundador del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa), fue una de las personas que siguió de cerca la escuela y que destacó a la Bauhaus en una influyente cartilla sobre el desarrollo del cubismo y del arte abstracto. Al mismo tiempo, desacreditó a la Vjutemás como propaganda comunista y no la incluyó en su obra canónica.
Sin embargo, a pesar de esta decisiva omisión, es difícil imaginar cómo el constructivismo hubiese podido desplegar todo su potencial sin la Vjutemás, que brindó a las estrellas emergentes de la vanguardia soviética una plataforma que les permitió encontrarse y elaborar sus ideas sobre la cultura artística emergente y su relación con la clase trabajador
Como muchas cosas en la Unión Soviética, esta plataforma tenía objetivos ambiciosos. La Vjutemás tenía diez veces más estudiantes y docentes que la Bauhaus, y terminó abriendo dependencias en muchas ciudades. También se construyó sobre los principios de la participación estudiantil y la toma de decisiones democrática, lo cual permitió que distintos estilos y movimientos artísticos se desarrollen conjuntamente.
¿Quién vino primero?
Oficialmente, la Vjutemás llegó un año más tarde que la Bauhaus. Sin embargo, uno de los capítulos más interesantes de la historia de la escuela empezó dos años antes de 1920, cuando se desarrolló la primera reforma educativa de la Rusia Soviética. Luego de la Revolución de octubre, un decreto de 1918 fundó los Estudios Estatales de Arte Libres, o Svomas, en distintas ciudades de todo el país. El Svomas de Moscú, que luego se convirtió en la Vjutemás, incorporó dos instituciones muy famosas: la Academia de Arte Aplicado e Industrial Stroganov y la Escuela de Pintura, Escultura y Arquitectura de Moscú.
A pesar de que el Svomas mantenía una división entre oficios artísticos aplicados y bellas artes —división de la cual se deshicieron la Bauahus y la Vjutemás—, implementó muchas de las reformas radicales que la conferencia de estudiantes de 1918 había exigido. Se eliminaron los exámenes de ingreso, se implementaron planes de estudio abiertos y se definió que el claustro estudiantil tendría voz y voto en todas las designaciones docentes.
A diferencia de las futuras instituciones soviéticas, el Svomas se mantuvo fiel a la palabra «libre» que estaba en su nombre. Las escuelas eran gratuitas y se garantizaba el acceso de grupos previamente desfavorecidos de estudiantes mediante generosos estipendios. Los estudiantes y las estudiantes eran libres de elegir su campo de estudio y a sus docentes, y eran libres de armar su propio plan de estudios.
Había veces en las todo esto terminaba siendo un caos absoluto. En una clase dictada por Yefim Ravdel, futuro director de la Vjutemás, los estudiantes y las estudiantes eran libres de inventar sus propias tareas. Un grupo colgó basura del techo para un ejercicio de dibujo, denominándolo con ironía: «naturaleza muerta en movimiento».
A pesar de que el claustro estudiantil proponía y votaba en todas las designaciones del cuerpo docente, esto no siempre implicaba que las designaciones fuesen progresivas. Las clases del pintor suprematista Wassily Kandinsky tenían poca asistencia, mientras que algunos grupos docentes y disciplinas más tradicionales eran enormemente populares.
El Svomas alentaba la representación igualitaria de tendencias artísticas muy distintas, que iban desde el realismo y el naturalismo hasta el suprematismo y el futurismo. Esto marcaba un contraste agudo con la Bauhaus, en donde la perspectiva artística de su fundador, Walter Gropius, influía enormemente en la selección y aceptación de docentes y estudiantes.
Se sabe que Gropius terminó echando a un docente que él mismo había contratado, Johannes Itten, debido a que no estaba de acuerdo con sus prácticas. También metió la mano cuando se forzó la renuncia de Hannes Meyer, segundo director de la Bauhaus abiertamente marxista, con cuyas simpatías políticas e intentos de integración de la política en la vida estudiantil y en el arte Gropius no estaba de acuerdo.
Un nuevo arte para una nueva vida
Svomas fue innegablemente exitoso al momento de dinamizar el interés por las profesiones artísticas entre la juventud de la clase trabajadora, aunque tanto estudiantes como docentes se interesaron también rápidamente por la forma que debía tomar la nueva cultura en su joven país.
Esto tuvo como resultado una segunda reforma educativa, que estableció la fusión de las instituciones que se especializaban en bellas artes y las disciplinas productivas, como así también un nuevo plan de estudios básico unificado.
En ese momento, el campo artístico soviético mantenía un diálogo permanente con el mundo alemán y seguía de cerca lo que sucedía con la Bauhaus. Ambos estaban arribando a conclusiones semejantes acerca de los méritos que tenía formar futuros artistas en disciplinas universales como el espacio, el volumen, el color y la gráfica, independientemente de la especialización posterior de cada estudiante.
Desde los primeros días de la Svomas, Kandinsky llamó a que se eliminen las distinciones clasificatorias entre escultores y yeseros, pintores y rotulistas; a que se eleven los oficios artesanales a un arte y a fertilizar todos los oficios con la innovación artística.
Gropius, en ese momento jefe de la organización de arte alemana «Arbeitsrat für Kunst» (Consejo de Trabajadores del Arte), compartía esta visión. La correspondencia entre artistas de Alemania y de Rusia habla mucho de la necesidad de abolir la distinción clasista entre artistas y artesanos. Esto se convirtió en uno de los puntos principales del manifiesto fundador de la Bauhaus.
La perspectiva de involucrar artistas en todas las esferas de la sociedad era especialmente popular entre la juventud artística de Rusia, entre quienes se destacaba Alexander Rodchenko, estrella emergente del constructivismo. Rodchenko se enfrentó con Kandinsky, y con otras figuras, a quienes acusaba de ser demasiado «subjetivos» e «individualistas» y de no prestar suficiente atención al uso del arte como apoyo para la creciente industria del país. Kandinsky abandonó la Vjutemás en 1921 y rápidamente consiguió un puesto en la Bauhaus, en donde permaneció más tiempo que cualquier otro docente.
«El desarrollo de las masas»
Cuando la Vjutemás abrió sus puertas en los años 1920, adoptó los edificios y el alumnado de la Svomas, pero empezó a exigir una formación preliminar antes de aceptar nuevos estudiantes. Este requisito se cumplía fácilmente anotándose en alguna de las denominadas rabfaks.
Estos departamentos preparatorios para la clase obrera se fundaron en función de distintas profesiones con el objetivo de asistir a la juventud proletaria y diversificar la demografía de las instituciones de educación superior. Las rabfaks eran gratuitas y coordinaban con sindicatos, consejos obreros y distintas organizaciones de la juventud para mantener un flujo constante de posibles candidatos y candidatas.
El estudiantado de las rabfak, que tendía a tener un compromiso político y a participar de alguna organización, empezó a tomar un rol cada vez más activo en el gobierno de la escuela y en las designaciones docentes. El curso preparatorio al que asistían estaba diseñado en función de las mismas ideas progresistas que se enseñaban en los planes básicos de la Vjutemás.
La exploración del volumen, del color, del espacio y de la gráfica inculcaba en los grupos de las rabfak una profunda apreciación de la integración de las artes y de los oficios, y una comprensión del diseño como una de las piedras angulares de la nueva sociedad industrial. Tal como afirmó David Shterenberg, profesor de la Vjutemás, «la Bauhaus apuntaba a desarrollar individuos, mientras que los talleres de Moscú se enfocaban en el desarrollo de las masas».
Pluralidad artística en la era de la estandarización
Esta ambiciosa meta se reflejaba en la enorme envergadura y la diversa demografía del cuerpo docente y estudiantil de la Vjutemás, como así también en el foco que la escuela ponía en incorporar la nueva cultura artística en la clase trabajadora.
El decreto fundacional de la Vjutemás, aprobado por Lenin, establecía que el propósito de la institución era «formar maestros artistas de las más altas cualificaciones para la industria, y constructores y administradores para la educación técnico-profesional». Algunos grupos en la escuela pensaban que no se estaba desarrollando suficientemente esta misión. El constructivismo, que llamaba al compromiso activo de los artistas en la producción industrial, chocaba contra quienes estaban más concentrados en los aspectos teóricos y académicos del arte.
Este debate no se desarrollaba solo en la Vjutemás. La escuela acogía singularmente un espectro de movimientos artísticos que iba desde lo abstracto a lo absolutamente figurativo. Estudiantes y docentes debatían públicamente los méritos de los diferentes enfoques y organizaban colectivos artísticos en base a sus distintas perspectivas; publicaban periódicos y manifiestos, y organizaban exhibiciones comparadas para discutir sus diferencias.
Una de las tradiciones artísticas que floreció en la Vjutemás fue el realismo socialista. Durante mucho tiempo, existió junto a muchos otros estilos que eran mucho más abstractos. Sin embargo, a comienzos de los años 1930, el realismo socialista se convirtió en una de las únicas formas de expresión aceptadas en la Rusia estalinista. La preocupación del gobierno soviético por los enfoques «formalistas» tuvo como resultado la disolución de la Vjutemás, que fue descalificada como «trotskista».
Hubo artistas de vanguardia que lograron adaptarse a la nueva realidad de formas creativas. La fotografía y el fotomontaje, que se consideraban formas de representación objetivas y aceptables, fueron utilizados de una forma muy bella en las publicaciones soviéticas de los años 1930. Sin embargo, hubo artistas a los que se forzó a guardar silencio y el acceso a los archivos institucionales de la Vjutemás estuvo prohibido durante décadas.
El lento redescubrimiento de la escuela comenzó en los años 1960, durante el deshielo de Jrushchov, pero ha sido esporádico e incompleto. Sin embargo, el 100° aniversario, que se celebra este año, tuvo como resultado muchas digitalizaciones nuevas y un renovado interés en la escuela.
A medida que se descubran más obras producidas en la Vjutemás, sus impactantes diseños podrán tener el reconocimiento que merecen, pero es importante recordar también la trayectoria fascinante y la pedagogía radical de la institución que los hizo posibles.