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Carlos Ramírez-Rosa (Foto: carlosrosa.org)

«La izquierda latinoamericana ha sido una inspiración»

Carlos Ramírez-Rosa es socialista y concejal en la ciudad de Chicago. En conversación con Jacobin América Latina, cuenta su experiencia con la lucha por los derechos de los inmigrantes y sobre la necesidad de marcar una diferencia tajante con el programa del Partido Demócrata.

Entrevista por Todd Chretien

Pasadas las elecciones en Estados Unidos, el victorioso Partido Demócrata no ha tardado en  salir al cruce de manera agresiva contra un nuevo enemigo: la izquierda estadounidense. El partido de Joe Biden, que ha anunciado su intención de cogobernar con los republicanos, mira con renuencia la fuerza progresista que anotó varias victorias en las ultimas elecciones. Y no es casual que el establishment demócrata reciba con tanta virulencia a los nuevos congresistas de izquierda: como señaló recientemente Alexandria Ocasio-Cortez, la nueva ola socialista no solo viene marcando los contornos del debate público, sino también formando, progresivamente, un bloque dentro del Congreso sin el cual el Partido Demócrata no puede gobernar.

Carlos Ramírez-Rosa, concejal en la ciudad de Chicago, es casi un veterano para un movimiento socialista que apenas data de 2016, momento de la campaña presidencial de Bernie Sanders. Ramírez-Rosa comenzó su carrera política un año antes, y con el pasar de los años se ha consolidado como una de las voces que mejor articula la plataforma del nuevo socialismo estadounidense: vincular la lucha de los inmigrantes con los derechos laborales, utilizar los puestos electos para avanzar las luchas sociales –como Black Lives Matter– y empujar hacia la construcción de una mayoría socialista.

En esta entrevista para Jacobin América Latina, Ramírez-Rosa conversó con Todd Chretien acerca de su trayectoria en la política de Chicago (bastión del Partido Demócrata), así como también sobre la lucha de los inmigrantes y sobre cómo la izquierda latinoamericana fue una inspiración para lanzar proyectos locales de participación popular.

[También se  puede escuchar el análisis poselectoral de Carlos Ramírez-Rosa en nuestro canal de Youtube]

 

TC

Para empezar, fuiste elegido al consejo municipal de Chicago por primera vez en 2015. Es interesante porque pasó antes de la actual ola de congresistas y concejales socialistas en Estado Unidos. Es decir, cuando fuiste elegido, no existía todavía este movimiento socialista tan grande. ¿Cuáles fueron tus ideas, tus metas, tus esperanzas como joven político en Chicago?

CRR

Creo que fue en 2013 o en 2014… Vimos la elección de Kshama Sawant como socialista en la ciudad de Seattle, en el noroeste de Estados Unidos, y hubo varios socialistas aquí en Chicago que tenían la esperanza de lograr lo mismo aquí. En las elecciones municipales de 2015, varios socialistas con los cuales yo había compartido vinieron y hablaron conmigo.

Micah Uetricht, el editor de Jacobin, me dijo: «Carlos, sabemos que tienes experiencia trabajando en el movimiento para los derechos de los inmigrantes, que tienes experiencia trabajando para los políticos demócratas, trabajando en las elecciones, y que también te identificas como socialista. Queremos que seas parte de este proyecto de tratar de poner un socialista en el consejo de la ciudad de Chicago».

Entonces empezamos a trabajar para realizar esa meta. Había muchos problemas entre los grupos socialistas aquí en Chicago y se decidió que un señor que se llama Jorge Mujica, que es también organizador de derechos laborales, iba a ser el candidato abiertamente socialista, de lo que en ese tiempo se llamaba la «Campaña Socialista de Chicago». Fue el candidato escogido por ese grupo de socialistas. Yo decidí hacer mi propia campaña, como progresista, independiente, y situado en mi barrio. No iba a ser una campaña de todo Chicago sino de un solo distrito, tratando de ganar ahí un puesto de concejal para un socialista que discutiera los temas del barrio, en el vecindario que yo quise representar.

En la campaña yo hablaba del poder de las corporaciones, de los ricos y poderosos en nuestro municipio. Quería asegurarme de que nuestro gobierno municipal pudiera enfocarse en las familias trabajadoras de nuestro distrito, de que el dinero público fuera a las necesidades públicas. Hice campaña para un sueldo digno de no menos de 15 dólares por hora, y así con todas las cosas progresistas que son parte de la plataforma de la izquierda acá en Estados Unidos: no a la privatización, sí a servicios públicos y que reciban los fondos necesarios, sí a las escuelas públicas y que reciban los fondos necesarios para educar a nuestros jóvenes…

En realidad, se trató de un mensaje muy simple: los ricos tienen mucho poder, tienen muchísimos amigos en el municipio y en el gobierno local. Yo, en cambio, iba a priorizar a las familias trabajadoras de mi distrito.

TC

Tú tienes raíces muy profundas en Chicago, ¿no? Si no me equivoco, tu madre es de México y tu padre de Puerto Rico. Hay una comunidad muy grande en Chicago, tanto de puertorriqueños como mexicanos; incluso, tomando en cuenta el tamaño de la población mexicana, creo que es una de las «ciudades mexicanas» más grandes del mundo. ¿Puedes hablar un poco de tus raíces en la ciudad y de cómo estas demandas de las que hablas —salarios, salud, educación, etc.— se vinculaban con las necesidades de la comunidad?

CRR

Mi mamá es de Coahuila, un estado al norte de México. Mi papá es de San Sebastián, Puerto Rico, una ciudad al oeste la ciudad. Mi mamá vino acá de niña y mi papá vino aquí de joven, cuando era estudiante de la universidad. Ellos se encontraron aquí en la Universidad de Illinois, Chicago. Tuvieron tres hijos, y en mi familia siempre se hablaba de la latinidad. Hay una historia muy fuerte de puertorriqueños y mexicanos luchando codo con codo: se dice, acá en Chicago, «boricua mexicano, luchando mano a mano». Esa historia de lucha empezó en los años 70, por el acceso a los trabajos de clase media y a los trabajos públicos de calidad, por una vivienda económica y para que los recursos de la ciudad sean invertidos en los barrios mexicanos y puertorriqueños.

Entonces, sí, se siente acá en la ciudad de Chicago esa identidad de ser latino mucho más que en otras partes de los Estados Unidos, donde hay solo mexicanos o solo puertorriqueños, o muchos cubanos o muchos dominicanos. Y además de tener muchos mexicanos y puertorriqueños, la ciudad de Chicago tiene muchos centroamericanos. En fin, un tercio de nuestra ciudad está compuesta por personas latinas, de origen latinoamericano, y hemos estado en pie de lucha ya desde hace mucho tiempo con el asunto del estatus migratorio aquí en los Estados Unidos.

En el año 2006 hubo una ley a nivel federal que iba a criminalizar el acto de ser indocumentado en los Estados Unidos. En ese momento querían criminalizar el acto de ingresar al Estado sin documentación. Según la ley, lo que te pueden hacer es detener mientras estás en el proceso de deportación, pero no es un acto criminal estar dentro de los Estados Unidos sin papeles. Pero hubo una ley que quiso criminalizar el acto de ser indocumentado, además de criminalizar a cualquier persona que ayudara a alguien que no tuviera papeles. Entonces tuvimos la primera «megamarcha». Ese año hubo millones de personas migrantes que tomaron las calles en todo el país, y la primera megamarcha fue aquí, en la ciudad de Chicago.

TC

En marzo, ¿verdad?

CRR

Exacto, en marzo de 2006. Fue una manifestación de cientos de miles de personas, que vinieron de toda la ciudad para decir «somos inmigrantes y merecemos dignidad, tenemos derechos». Fue algo bien histórico. Yo participé y ayudé a organizar a los otros estudiantes. En ese momento yo era estudiante de la escuela secundaria y ayudé a organizar a los estudiantes de mi clase, pero también a otros, para participar en esa manifestación. Eso para mí fue un momento muy importante. Además de ser muy importante en la historia reciente de los Estados Unidos, fue muy importante para mí personalmente. En la comunidad migrante y latina de la ciudad de Chicago nos sentimos en ese momento con poder, sentimos que cuando nos uníamos, cuando estábamos en las calles, podíamos cambiar nuestra situación y tener voz en el gobierno no solo local, sino también a nivel federal.

TC

Fueron impresionantes esas manifestaciones. Yo estaba en Oakland, California durante las manifestaciones y tuvimos casi medio millón de personas marchando en San Francisco, casi 300 mil marchando en Oakland, otros 200 mil en San José, quizás un millón en Los Ángeles. Entonces, cuando dices que fue un tipo de poder, es verdad, fue un poder en las calles lo que se vivió en 2006.

CRR

También esa marcha planteó el impacto económico de los migrantes, porque fueron muchísimos los negocios que dijeron «ese día no abrimos»…

TC

Claro, «un día sin migrantes» era la consigna.

CRR

Exacto. Fue lo más parecido a una huelga general que he vivido.

TC

Si te parece bien, vamos a hablar sobre la situación actual. Hemos visto en los últimos dos o tres años en Chicago un nivel de lucha muy importante con la huelga de los maestros, con los trabajadores de salud, etc. Hay una historia de lucha muy fuerte en Chicago. A su vez, ahora en Chicago hay un alcalde demócrata, la primera mujer alcalde de Chicago.

CRR

No solo mujer, la primera mujer lesbiana y afroamericana.

TC

Y ella era una candidata del Partido Demócrata, es decir, no es republicana. Vale señalar, gran parte de las alcaldías de las grandes ciudades de Estados Unidos son demócratas. Pero en Chicago se ha dado una lucha intensa entre la izquierda y los demócratas. A su vez, Chicago tiene un déficit profundo, y en este momento hay una disputa por el presupuesto: si será destinado a la policía, al departamento de educación, a la salud… Me gustaría que comentes un poco sobre la lucha por el presupuesto en medio de la crisis del COVID.

CRR

Pues, Chicago no ha tenido un alcalde republicano en cien años. Pero mientras tenemos demócratas en el poder a nivel municipal, esos mismos demócratas se han unido al proyecto neoliberal, al poder de las corporaciones.

Es muy preciso entender que antes el Partido Demócrata necesitaba el voto de los trabajadores públicos, y que iban ganando las elecciones tocando puerta a puerta. El partido, de hecho, nació en Chicago. Ahora, hoy en día, tanto la actual alcaldesa como el anterior alcalde, Rahm Emanuel, buscan gobernar y ganar elecciones con las donaciones de los ricos y poderosos, una clase rica que financia tanto al Partido Republicano como al Partido Demócrata.

TC

O sea, así funciona nuestra «democracia», ¿no?

CRR

Exacto, en Estados Unidos uno vota con su dinero. Entonces, durante la elección de 2019, yo fui reelegido a mi puesto de concejal. Esta vez, abiertamente como socialista. Me había anunciado como socialista en el año 2016, durante la campaña presidencial de Bernie Sanders.

En ese entonces, nuestro alcalde neoliberal, Rahm Emanuel, se iba, y tuvimos oportunidad de elegir un nuevo alcalde. Las opciones al final no eran muy buenas y, en fin, ganó Lori Lightfoot. Que es afroamericana y abiertamente lesbiana, pero ganó por el apoyo de los mismos ricos y poderosos que apoyaban a Rahm. Y sigue con esas mismas políticas neoliberales: privatizar los servicios públicos, austeridad, combatir y tratar de derrotar a nuestros sindicatos de empleados públicos…

En la ciudad de Chicago tenemos un sindicato de maestros muy fuerte, que ha estado en pie de lucha en contra de la privatización y la ideología neoliberal. En el año 2010, un sector combativo de los maestros, liderado por Carl Lewis, decidió tomar control del sindicato de maestros y de ahí empezaron a empujar muy fuertemente en contra de la austeridad, de las privatizaciones de la escuela pública, de los recortes, y ese movimiento ha sido muy importante para el éxito electoral del movimiento progresista en la ciudad de Chicago. Es uno de los grupos más importantes que me ha apoyado a mí en mi elección, tanto en 2015 como en 2019.

Han ayudado no solo con voluntarios y donaciones para campañas políticas, sino también en cambiar el discurso político en la ciudad de Chicago. Han cambiado el enfoque de las luchas, de tal modo que ahora cuando los maestros salen y van a la huelga dicen: «estamos trabajando y luchando para una vivienda económica, para que todos tengan un sueldo mínimo y digno, estamos luchando y trabajando para asegurar que inviertan los fondos necesarios para que nuestros estudiantes latinos, afroamericanos, tengan las escuelas públicas que merecen».

Tener a 30 mil trabajadores en la ciudad de Chicago organizados de esa manera ha sido muy importante para darle poder a nuestro movimiento, porque ya a partir de ese momento toda la ciudad comienza a hablar de qué significa tener escuelas que tengan los fondos necesarios, qué es la ideología neoliberal y la privatización, qué representan estas políticas neoliberales, cómo impactan y afectan a nuestros vecindarios y a nuestras comunidades. Entonces, tener ese sindicato respaldando políticos como yo, o a los otros socialistas que han sido recién electos, ha sido muy importante, porque es un movimiento que no solo existe dentro de la política electoral. Es un poder que existe en nuestras escuelas, y cada escuela se vuelve un centro comunitario, que también están en nuestros barrios, donde hay organizaciones comunitarias que trabajan directamente a nivel barrial con los maestros y el sindicato, trabajando directamente con políticos progresistas para tener una estrategia unida, para impulsar el cambio y nuestro movimiento progresista.

TC

Mencionaste que en 2019 fueron elegidos 6 concejales socialistas. Entonces ustedes tienen una bancada importante en el concejo. ¿Cuál es la relación entre los concejales socialistas y, por ejemplo, el movimiento de Black Lives Matter? Desde junio hasta septiembre hubo manifestaciones históricas en las calles, ¿cuál es la relación entre ustedes, en los puestos electos, y el movimiento en la calle?

CRR

Pues nosotros, como socialistas, entendemos que nuestra posición como figuras electas es la de ser una extensión del movimiento para la justicia que existe en nuestros barrios y en las calles de la ciudad de Chicago. Antes de que tuviéramos 6 elegidos en 2019, yo estaba trabajando mano a mano con el movimiento para frenar la violencia racista policíaca en los Estados Unidos, con Black Lives Matter.

En Chicago el movimiento se organizó en el año 2017 y 2018 para oponerse a una nueva academia de policía, donde el alcalde de ese tiempo, Rahm Emanuel, quería gastar 100 millones de dólares para construir un edificio de lujo para la policía. Los jóvenes afroamericanos organizados dijeron que en vez de gastar ese dinero en construir un nuevo edificio para la policía, deberíamos gastar ese dinero en nuestros vecindarios, en las cosas que en realidad necesitamos, en las cosas que van a impulsar la seguridad… Porque sabemos que la policía no hace nuestros barrios más seguros y que traen mucha violencia, especialmente en los barrios latinos y afroamericanos. Entonces yo, en ese momento, fui el único concejal que me uní a ese movimiento y fui el único concejal que votó en contra de la propuesta de construir esa nueva academia.

Muchos de mis colegas no entendieron la razón por la cual yo votaba en contra de la nueva academia de policía. Pero era muy fácil: había un movimiento reclamando justicia en nuestras comunidades, diciendo que los recursos públicos deben ir a nuestros barrios. Si mis compañeros hubieran estado allí, si los socialistas que fueron elegidos en 2019 hubieran estado allí, también habrían votado en contra, porque ellos entienden  la necesidad de luchar mano y mano con nuestros movimientos para la justicia social acá en los Estados Unidos.

Somos los únicos que hemos dicho que hay que recortar el presupuesto policial y que ese dinero tiene que ser invertido en nuestras escuelas, en los servicios sociales, en asegurar que nuestros barrios tengan los recursos para que la gente que vive allí pueda tener éxito y calidad de vida.

TC

Muy bien. Al momento de esta entrevista, todo indica que Biden será el próximo presidente. Como socialistas democráticos en Estados Unidos, ¿Cuál es la perspectiva sobre el rol de los socialistas electos, y también sobre el movimiento socialista en general, en este momento en relación a una administración que —ya sabemos— será más o menos neoliberal, racista e imperialista que cualquier otra? Es decir, ¿cuál es el rol de los socialistas en la política nacional en este momento y en los años que vienen?

CRR

Yo creo que el rol es empujar hacia la izquierda e impulsar políticas izquierdistas que promuevan la justicia social y la justicia económica. En la ciudad de Chicago, eso significa asegurar que existan políticas que apoyen y protejan a los inmigrantes. Tanto con Obama como con Trump, empujamos muy duro para que la ciudad de Chicago no estuviera apoyando las deportaciones que existen a nivel federal. Como políticos a nivel local, aunque no podamos controlar a Biden ni a la Corte Suprema, debemos tratar de impulsar políticas que ayuden a proteger a las familias en nuestros barrios.

Eso, al mismo tiempo, nos ayuda a mostrar qué significa tener un representante electo socialista. Tenemos que crear esa diferencia para poder decir: «mira, cuando nosotros, los socialistas, tenemos poder a nivel local, esto es lo que hacemos; y por la misma razón necesitamos más socialistas a nivel federal». Pero más allá de eso, tenemos que prestar nuestra voz para ser una extensión de los movimientos en las calles, porque va a ser muy importante no parar de organizar.

Hay mucha gente de clase media en los Estados Unidos, especialmente los anglos, aquí, que dicen: «Oh, quiero elegir a Biden para poder volver a dormir, no podemos dormir tranquilos con Trump». Yo creo que la clase obrera, los latinos, los inmigrantes, todos nosotros ya hemos visto el impacto de las políticas que priorizan a los ricos y poderosos en nuestras comunidades, hemos visto ese impacto bajo el presidente Obama y ahora bajo el presidente Trump, que por supuesto fue aún peor. Nosotros sabemos la importancia de seguir luchando, y yo creo que todo el movimiento que hemos visto de los últimos años no va a desaparecer.

Sí, vamos a ver mucha gente con dinero, los anglos que se consideran «liberales» (progresistas), demócratas, ellos sí se van a ir a dormir, pero sabemos que hay otros que van a tener que seguir luchando. Yo creo que nosotros, como socialistas, tenemos la responsabilidad de estar presentes en esas luchas con todas las comunidades que están batallando por justicia aquí en los Estados Unidos.

TC

Quería hacer una ultima pregunta sobre el rol internacional de Estados Unidos, es decir su papel como poder imperial. ¿Cuál es el rol de los socialistas en Estados Unidos en relación con nuestros compañeros en los países de América latina? Los demócratas dicen que están a favor de un aumento en el salario mínimo para los obreros, pero insisten que no se debe meter en la política exterior porque ese tema tiende a «dividir».

CRR

La izquierda latinoamericana ha sido una inspiración para mí personalmente, y también para mis amigos latinos. Empezando con los Zapatistas en México, siguiendo con el chavismo y la Revolución Bolivariana en Venezuela, el Movimiento al Socialismo en Bolivia… Las cosas que yo he tratado aquí, en mi puesto como concejal, vienen en parte de estudiar el gran proyecto de la democracia participativa en América latina, que ha existido gracias a la izquierda y los socialistas que han sido elegidos y han ganado puestos en América Latina. También hemos estudiado el movimiento de los pobladores en Chile y las tácticas que ellos usan.

Entonces se habla mucho de lo que está sucediendo en la América latina. En mi distrito tenemos varios proyectos democráticos y participativos en los que la comunidad decide cuáles van a ser las políticas de desarrollo urbano en nuestro distrito. Aquí no se puede construir nada sin ir una asamblea comunitaria, y si una empresa inmobiliaria quiere construir un edificio de lujo tiene que reunirse con los residentes que le van poner condiciones (como, por ejemplo, que esa vivienda vaya a ser económica y accesible para nuestros trabajadores). Estas cosas las hemos aprendido de estudiar a la izquierda en América Latina.

Yo creo que —no sólo como socialistas, sino también como estudiosos de esos movimientos de la izquierda en América Latina— tenemos la responsabilidad de luchar en contra del imperialismo. La responsabilidad de defender esos proyectos democráticos y participativos en la región, porque cada comunidad tiene el derecho soberano a decidir su propio futuro. Como mexicano entiendo bien las palabras de Benito Juárez: «El respecto al ajeno derecho es la paz». Debemos tratar a los otros países tal como los Estados Unidos quiere ser tratado.

Cuando los demócratas fueron vencidos por Trump en 2016 lloraron como locos y deliraron diciendo que Rusia y otros países se habían metido en nuestra elección. Pero no, eso es justamente lo que Estados Unidos ha hecho en América Latina y en los países del mundo ya por décadas.

Entonces yo he usado la plataforma que tengo, aunque sea pequeña, para prestar mi voz en apoyo de estos proyectos democráticos en América Latina. He hablado públicamente en apoyo de Evo Morales, del MAS, de la Revolución Bolivariana, porque realmente son cosas que inspiran y que nos enseñan que existe la posibilidad de tener gobiernos en manos del pueblo, que se oponen al proyecto neoliberal impulsado por los Estados Unidos y otros gobiernos de los países más ricos. En fin, cuando hablamos aquí con mis otros compañeros, sabemos que si podemos cambiar los Estados Unidos eso también va a ayudar a otros países en su lucha por la justicia y la soberanía.

 


Sobre el entrevistador:

Todd Chretien es traductor y profesor de español. Ha contribuido en varios libros, entre los que se cuenta Socialist Strategy and Electoral Politics, y es editor de Eyewitnesses to the Russian Revolution.

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Publicado en Entrevistas, Estados Unidos, homeIzq, Política and Sociedad

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