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Guilherme Boulos, candidato a la alcaldía de la ciudad de São Paulo por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), saluda a sus seguidores durante un mitin (Alexandre Schneider / Getty Images).

Boulos abrió una brecha

Traducción: Valentín Huarte

Es desconcertante que algunas personas no le den valor a este combate argumentando que no es suficientemente revolucionario. La acumulación de derrotas y el aislamiento infectó de sectarismo la mentalidad de una porción de la izquierda radical brasileña.

La candidatura de Boulos y Erundina abrió una brecha en el futuro de la izquierda. Ya consiguió dislocar la relación de fuerzas entre los partidos de la superestructura de São Paulo. La extrema derecha se quedó fuera y una candidatura socialista disputa las elecciones con la posibilidad de ganar en la segunda vuelta.

No creo que sea exagerado afirmar que esta victoria política vino para quedarse, sea cual sea el resultado de las elecciones del domingo. Estar en São Paulo conlleva el peligro de la célebre ilusión óptica paulistocéntrica. Otras batallas se desarrollarán durante esta segunda vuelta en otras ciudades, como Porto Alegre, Recife, Vitória y Belém. Todas son importantes para el futuro de la izquierda.

Un Frente de Izquierda en torno al PT, PSOL y PCdoB será decisivo para impulsar una campaña de movilización de masas con la consigna Fuera Bolsonaro en 2021. La conquista de alcaldías será un punto de apoyo decisivo. Las Directas Ya dependieron del impulso de los gobiernos de Montoro en São Paulo, Brizola en Río de Janeiro y Tancredo en Minas Gerais, en 1984. El Fuera Collor se apoyó en la campaña a favor de la ética en la política, iniciada por Erundina en 1992.

Esta transformación en esta ciudad, que es el centro del dominio capitalista del país, solo fue posible porque venía desarrollándose con anterioridad una oscilación de las las relaciones de fuerza entre las clases en las grandes ciudades, lo que hizo que la mayoría virara hacia la oposición a Bolsonaro. Pero no fue magia. No fue improvisado. No es una contingencia electoral. Se podría haber perdido la oportunidad. Fue aprovechada porque se construyó una alternativa a lo largo de muchos años –desde 2013– en torno a un proyecto, una estrategia y una apuesta. Todo esto esta reposicionando al PSOL como la organización más fuerte de la izquierda y esto hace que las perspectivas sean otras. Boulos saldrá de 2020 con mucha más fuerza de la que tenía.

Lo más importante es que significa, en términos dialécticos, que el dislocamiento favorable en la relación entre los partidos incide también en la estructura de la sociedad, es decir, en la percepción que las clases tienen de su lugar. La mayor dificultad que tuvimos en la resistencia a Bolsonaro fue la falta de confianza del pueblo en sí mismo. La lucha política es una lucha de ideas y propuestas, pero también es un combate por la psicología social de las masas, por la subjetividad de los trabajadores, por la consciencia de las masas oprimidas. La posibilidad de transformación de la vida comienza solo cuando la cabeza de las personas empieza a cambiar.

La candidatura de Boulos consiguió conquistar a la mayoría de las clase trabajadora formal de la ciudad de São Paulo. Es espectacular y fácil verificar esta conclusión. Boulos tiene la mayoría absoluta entre los jóvenes de 16 a 24 años, pero en general entre las personas de hasta 35 años. Tiene la mayoría entre los asalariados con contrato de trabajo, entre negros, entre desempleados y entre funcionarios públicos. Es una victoria emocionante contra la burguesía y sus representantes. Quien es de izquierda y no comprende el significado de este vuelco, no está pensando con claridad. Dos años después de la elección de Bolsonaro, estamos frente a una hazaña extraordinaria.

Comprender la magnitud de estos cambios, que por ahora son solo cuantitativos y no cualitativos, es algo que será más fácil durante el próximo período. Las elecciones también son lucha de clases. La disputa social y política es ininterrumpida. Boulos se fortaleció gracias al impacto profundo de la conmoción que produjo el repudio popular al asesinato de João Alberto. Pero, dado el peso que todavía tienen hoy los medios de comunicación, debe considerarse también el acceso en condiciones de igualdad a la publicidad.

Millones de jóvenes, mujeres y negros, desempleados y obreros se inspiran en Boulos y Erundina y comienzan a pensar: ¿realmente tenemos que vivir así? Sembrar esperanza es incendiar la imaginación de que otra ciudad es posible. Una ciudad en la que las aspiraciones, anhelos y voluntades de cada persona se unan a un movimiento colectivo para defender que la vida vale más que las ganancias, los intereses de la mayoría en lugar del privilegio de unos pocos y lo público en vez de lo privado. Cuando se defienden valores como la solidaridad por sobre la codicia, la justicia sobre el lucro, debemos comprender que estamos movilizando una conciencia de clase. En lenguaje marxista, esto es pedagogía de clase. Cuando las personas comienzas a creer que algo es posible, entonces todo es posible.

Es desconcertante que se desvalorice este combate porque supuestamente no es lo suficientemente revolucionario. La acumulación de derrotas y el aislamiento infectó de sectarismo la mentalidad de una porción de la izquierda radical brasilera. La revolución no acontecerá de repente porque un puñado de abnegados griten “¡Revolución ya!”, “Huelga general” y “¡Abajo el poder ya!”. Estos son los gritos de guerra eternos del anarquismo, sin importar cuál sea la relación de fuerzas en una situación política.

Hay hasta quienes se reconfortan argumentando que el programa de la campaña del PSOL no merecería ni siquiera ser calificado de reformista. Esa crítica no es seria. El programa de Boulos y Erundina defiende propuestas de reformas tan amplias que tienen una dinámica transicional: cuestionan todo y por eso son atacadas furiosamente por los reaccionarios que dicen que no son posibles.  Pero lo más perturbador es que la polémica entre reformistas y revolucionarios en la izquierda nunca giró en torno a la necesidad de defender esas reformas.

Los marxistas revolucionarios nunca opusieron a la lucha por las reformas la lucha por las revoluciones. Defendieron que la lucha por reformas, cuando conquista el corazón de millones, abre el camino para la revolución. Porque es la propia experiencia práctica de la vida la que debe impulsar a las personas hacia afuera de sus hábitos de comodidad, de sus costumbres resignadas, y de las rutinas alienantes de una existencia frustrada.

Boulos es un luchador social de la izquierda. Conquistó el lugar de representante de la izquierda en São Paulo porque viene de las luchas callejeras. Es portavoz del MTST, que dirigió a decenas de millones de personas en todas las manifestaciones por las causas justas. Tiene una legitimidad incuestionable.  Esta campaña fue solamente un comienzo.

El año 2021 será la hora de la confrontación con los neofascistas, la mayor misión de la vida de la generación veterana de la izquierda brasilera. Nos esperan una crisis económica con altos niveles de desempleo, los desafíos planteados por la pandemia y la probabilidad de nuevos choques provocados por el calentamiento global.

 

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