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EE.UU.: «El socialismo crece en los municipios»

Tras una serie de triunfos electorales de candidatos socialistas, la ciudad de Chicago se convirtió el año pasado en un baluarte del socialismo democrático estadounidense. Jacobin América Latina conversó con Rossana Rodríguez, concejala de Chicago y militante socialista, sobre los desafíos y oportunidades que se presentan en esa ciudad y en el país de Donald Trump.

por Georgina Martínez Antúnez y
Emilio Téllez Contreras

En 2019 Rossana Rodríguez-Sánchez accedió al cargo de concejala de Chicago, integrándose así al legislativo municipal junto con otros cinco compañeros, todos socialistas democráticos. Tanto su triunfo electoral como de los otro cinco integrantes de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA) causaron mucho ruido en una ciudad considerada el epicentro de la maquinaria partidaria demócrata.

En esta entrevista, en conversación con Georgina Martínez Antúnez, la concejala e integrante de DSA habla de las dificultades a las que se enfrentan los socialistas en su afán de remover las instituciones políticas. Cuenta sobre sus experiencias con el movimiento Black Lives Matter y narra sus luchas en su nativo Puerto Rico, las cuales han influido en su militancia en EE.UU.

 

GM-ETC

Antes de ser concejala, ¿cuál había sido tu experiencia en la lucha social?

RR

Yo tenía seis años y vivía en Puerto Rico. Mi primera lucha fue por el agua en mi barrio, en una montaña en la costa Este de la isla. No teníamos agua, y si bien teníamos un río, el agua del río fue redirigida para ir a una base militar de la marina de EE.UU. Durante una sequía, se empezó a llevar el agua hacia una base militar en Ceiba, un pueblo pequeño cerca de mi pueblo de Humacao. Y también a un resort, un centro vacacional con un complejo de viviendas para gente con dinero. Al final, nuestro barrio se quedó sin agua.

Nosotros teníamos agua por alrededor de una hora al día, y cuando venía el agua todo el mundo tenía que dejar lo que estaba haciendo. Si trabajabas afuera y no estabas en tu casa, te quedabas sin agua. La gente tenía recipientes y llenaba todo lo que podía. Desde ese tiempo hay una costumbre en mi barrio de tener galones de plástico con agua. Todavía en este momento, si tú vas a mi vecindario hay gente que colecciona los galones plásticos de agua, porque siempre tenemos la ansiedad de que se va a ir el agua.

Así, cuando tenía seis años, mi comunidad se organizó para luchar para poder traer el agua de vuelta. Mi papá era un comunitario, un organizador, y pues yo empecé a ir a la autoridad de acueductos a protestar. Recuerdo que tenía mi pancarta con mis mensajitos y que logramos, después de una lucha bien larga, que se nos restaurara el agua, al menos un poco. Pero siempre teníamos el asunto de que se nos podía ir el agua… luego de eso, la lucha fue por infraestructura; porque no teníamos ni una cancha de baloncesto o un centro comunitario.

Esa lucha de demandar los recursos que nos pertenecen fue algo que yo aprendí de muy pequeña: aunque los recursos estén ahí, si tú no los demandas y no te aseguras que esos recursos estén fluyendo hacia las comunidades, no vas a tener nada. Vivir en una colonia no es fácil. Luego de luchar en contra de la privatización de la educación pública, a nivel de la universidad, pasamos a luchar en contra de la venta la compañía telefónica de Puerto Rico, que era una institución pública. Incluso hubo una huelga nacional en Puerto Rico para proteger la compañía telefónica. La vendieron de todas maneras.

Estuvimos en una lucha gigantesca para sacar a la marina de la isla de Vieques, que es un archipiélago. La isla de Vieques estaba siendo bombardeada por la marina de Estados Unidos desde hace 60 años, y ahí vivían nueve mil personas. Eso fue una lucha bien grande. Luego de que mataron a un civil escaló aun más; reventó el asunto de una manera que ya no se pudo parar, y comenzó una lucha internacional en Puerto Rico para sacar a la marina de Vieques. Hubo desobediencia civil, mucha gente fue arrestada. Finalmente, la marina se fue de Vieques, y eso fue una victoria bien grande para el pueblo de Puerto Rico. Así que yo estuve conectada a la lucha toda mi vida, desde los seis años.

Estuve conectada, también, con la lucha por la excarcelación de los prisioneros políticos puertorriquenses en los Estados Unidos. Como maestra en Puerto Rico, además, era miembro de la unión, de la Federación de Maestros de Puerto Rico, y estuve allí luchando también contra la austeridad y la privatización de la educación. Nunca paré de luchar mientras estuve en Puerto Rico. Y cuando me mudé a Chicago, seguí luchando por las mismas cosas, porque son sistemáticas.

GM-ETC

Y ahora eres concejala en Chicago. ¿Cuál ha sido tu experiencia como concejala socialista en esa ciudad?

RR

Mi experiencia ha sido compleja. Nadie, en realidad (por lo menos en la ciudad de Chicago), sabe exactamente qué hace una concejala, hasta que se sienta en la silla. Cuando hicimos la campaña, si bien teníamos una agenda y sabíamos por lo que queríamos luchar, no teníamos completa noción… ya cuando entras a la silla te das cuenta de todos los diferentes niveles en los que tienes que trabajar. Ser concejal, en Chicago, implica que eres legisladora, que estás a cargo de desarrollar las leyes que rigen la ciudad, pero también este cargo tiene un aspecto de servicios al distrito. Nosotros tenemos dos oficinas, una en el Concejo Municipal y otra oficina en nuestros barrios.

Chicago tiene una historia de corrupción bien intensa, y quiero explicar una cosa que comenzó a tener sentido luego de asumir mi cargo. En Chicago, el Concejo Municipal siempre ha sido un cuerpo que hace lo que el Alcalde o Alcaldesa dice: el rol legislativo de los miembros de ese cuerpo ha sido bien minimizado. Lo que la gente hace cuando entra al puesto, para conseguir ser reelecta, es enfocarse en los asuntos pequeños del distrito: cuántos basureros tengo, que si arreglamos la carretera y el hoyo que había en el pavimento, cosas pequeñitas. Son cosas que impactan a la calidad de vida de nuestra gente, claro que sí, pero no son cosas tan trascendentales cuando miras a la política pública que tienes que establecer para que las cosas funcionen. El rol legislativo se ha visto bien limitado por esta razón. Ahora hemos entrado un grupo de concejales progresistas y socialistas que queremos hacer lo opuesto, y nos estamos encontrando con todos los retos que eso implica. Ha sido una experiencia interesante, bien difícil.

Yo soy una de dos mujeres latinas en el Concejo Municipal, así que eso ha sido una experiencia bien fuerte para mí. Porque la otra mujer, que también es latina, no es una persona progresista. No se envuelve en discusiones que tienen que ver con política de izquierda o de transformación de ninguna manera. Yo soy la única latina que está hablando de este tipo de cosas y que está alzando la voz, y creo que la gente tenía la noción de que una mujer latina que entra a este cuerpo debe de estar «más calladita». Ver, y nada más… Escuchar y ser amigable. Creo que el tener a una persona como yo en este espacio, una mujer latina, ha sido chocante para muchos de ellos, ¡y también para mí!, por las expectativas que percibo que tienen. Es una atmósfera increíblemente sexista, así que ha sido una experiencia súper compleja pero bien interesante.

Una de las cosas por las que estamos trabajando fuertemente aquí en Chicago es una orden de concejo que yo introduje en la última reunión del Concejo Municipal. Introdujimos una orden de concejo para crear un sistema de respuesta a la crisis. Esta eliminaría la respuesta policíaca cuando se trata de emergencias de salud mental o incidentes no violentos. Esta es una de las maneras en las que estamos abordando el asunto de desfinanciar a la policía y financiar servicios sociales. Es la primera respuesta oficial que tenemos, en términos de políticas públicas, de una manera en la que podemos quitarle dinero a la policía y ponerlo en iniciativas de salud pública que transformen, aunque sea parcialmente, la noción que tenemos de seguridad pública.

Porque, ¿qué es lo que se piensa cuando se dice seguridad pública? Pues la gente siempre va a pensar en policía, pero están utilizando un instrumento que no funciona. Estamos utilizando la herramienta errónea para tratar muchos de los males sociales que estamos experimentando, que son sistemáticos y tienen mucho que ver con la pobreza. Quería decirte esto, pues es una de las maneras que estamos trabajando en Chicago.

GM-ETC

Estuviste muy involucrada en las recientes luchas antirracistas en Estados Unidos. ¿Cuál ha sido el impacto de las revueltas antirracistas de Black Lives Matter en el sistema institucional y, en particular, cuáles han sido las consecuencias de las demandas por la abolición de la policía?

RR

Definitivamente, ha habido una gran presión sobre instituciones, las cuales directamente no funcionan para nosotros. Me parece que ha habido mucho miedo y mucha defensa frente a las revueltas. En Chicago hemos visto una postura defensiva de parte de la administración de la ciudad. Muchos de nosotros hemos estado luchando para quitarles fondos a la policía para que podamos redirigir esos fondos a servicios públicos y sociales, pero la administración se ha mantenido bien sólida en que no quieren hacer eso. No quieren quitarle dinero a la policía, y menos en un momento en que la ciudad de Chicago ha estado tratando de reformar a la policía. Ha sido un proceso cuesta arriba, porque la policía es resistente a reformas.

Hay un sindicato de policías que está organizado en un tipo de federación. Pero a mí no me gusta llamarle «sindicato». Yo no creo que haya espacio para la policía en el movimiento obrero o en el movimiento de derechos laborales. Pero ahora mismo se está negociando un contrato con la federación de policías y ellos son resistentes a incluir cualquier reforma. No quieren ninguna reforma en su contrato, sino están pidiendo un aumento del 17% por los próximos años. Tú ves eso y dices: las maestras y los maestros se acaban de ir a la huelga, ellos estaban pidiendo enfermeras y trabajadores sociales para sus estudiantes y la policía, así, con la cara de lechuga, llega y dice «no queremos ninguna reforma, queremos aumento y ya». Así ves cómo funcionan todas estas instituciones… están bien resistentes al cambio.

Una de las cosa que ha pasado con las protestas del Black Lives Matter es que los políticos se han visto amenazados, y entonces han utilizado esto como una arma para atacar al movimiento. La administración del Lori Lightfoot, la alcaldesa aquí en Chicago, ha hablado con «los dos lados de la boca», como se dice en inglés. Habla de justicia racial, habla de equidad y habla de antirracismo y diversidad, pero cuando tratamos de hablar de los pasos concretos que hay que tomar para poder atacar estos males, entonces no quieren hacer nada. Se hace lo mínimo indispensable para dar la apariencia de que se está tomando en serio el asunto, pero no hay un movimiento real. Entonces estamos atrapados entre la retórica de la policía, que es completamente de derecha y que oficialmente apoyaron al presidente Trump para la próxima elección, y la retórica de esta misma administración, que es liberal y que le encanta llamarse progresista, hablando sobre la necesidad de justicia racial pero sin protestas.

GM-ETC

La elección de la alcaldesa Lori Lightfoot fue recibida por la prensa internacional con muchos elogios. ¿Cuál es tu opinión de ella?

RR

Lori Lightfoot hizo campaña como una mujer negra, lesbiana y progresista. Así que por el asunto de las identidades, yo creo que mucha gente estaba emocionada. Había emoción y un poco de esperanza de que iba a llegar alguien que, por su identidad, iba a tomar ciertas cosas bien en serio, trabajando por la transformación real. Pero cuando llegó al poder se hizo bien evidente que sus posiciones no son realmente progresistas, pues lo suyo es una manera de gobernar bien neoliberal. No está dándole prioridad a servicios públicos, no está tratando de buscar maneras de hacer que los ricos paguen impuestos. Estuvo en contra de los maestros y las maestras en huelga, que estuvieron once días piqueteando frente a sus escuelas durante el frío. Eso no se puede llamar progresista.

GM-ETC

Ahora hay un precedente de lo que se podría llamar un «progresismo genuino» en Estados Unidos. ¿Cuál es la situación actual del movimiento socialista en los Estados Unidos y en Chicago, sobre todo después del rol que ha jugado Bernie Sanders, y la aparición de una nueva generación de socialistas?

RR

Todo el mundo vio el entusiasmo que había tras la candidatura de Bernie Sanders. Vivimos un momento histórico, con un movimiento coherente apoyado por trabajadoras y trabajadores de izquierda. Pero no hay un partido socialista. Básicamente, lo que la izquierda hizo fue volcarse sobre la candidatura de Bernie Sanders y, como siempre, el partido demócrata buscó la manera de cooptar todo lo que pueda. Las elecciones primarias fueron un indicador increíble de lo que es capaz de hacer el partido demócrata con tal de no moverse hacia su izquierda. Le hicieron la vida imposible a Bernie Sanders y a toda la gente que estaba apoyándolo, incluso aunque Bernie había dicho que si no ganaba iba a apoyar al candidato que fuera elegido.

Ahora estamos en un momento bien oscuro. Yo creo que tenemos la responsabilidad gigantesca de organizarnos efectivamente y de establecer un partido que pueda hacer la alternativa, porque el Partido Demócrata no es una alternativa. La opción que nos queda ahora es votar por Biden, darse un baño caliente, comprarse medicina para las náuseas y los vómitos, y después comenzar a organizarnos.

Yo creo que es imperativo que tomemos el asunto electoral en serio, y eso siempre ha sido un problema para la izquierda estadounidense. Muchas personas no han podido entender cuál es el rol o el espacio que nosotros, como socialistas, podemos ocupar en el proceso electoral. Pero yo soy de la opinión de que necesitamos urgentemente tomar parte. Aquí en Chicago, por ejemplo, éramos seis candidatas que hicimos campaña como socialistas y ganamos en el concejo municipal. Chicago es un lugar que tiene una historia de mucha corrupción y que además es el corazón institucional del partido demócrata en Estados Unidos. Logramos poner a seis socialistas en el consejo, y muchos de nosotros tomamos las sillas de personas que eran la maquinaria partidaria demócrata en Chicago. Las familias que nosotros sacamos de las sillas llevaban 44 años en el poder: la familia Mell, por ejemplo. El papá, Richard Mell, estuvo en el poder por 38 años y luego le dejó la silla a su hija, que estuvo ahí por seis años más. Se ocupó de que el alcalde nombrara a su hija. Es una transacción bien fácil de hacer en Chicago, así que ella estuvo en la silla durante seis años hasta que nosotros logramos tomar la silla como socialistas.

Creo que ahora hay espacio para que este tipo de lucha electoral suceda y crezca. Obviamente, la izquierda no está necesariamente «entrenada» para hacer este tipo de trabajo electoral. Nosotros, desde la izquierda, estamos aprendiendo a hacer este tipo de trabajo en Estados Unidos. Y pienso que hay muchísimas oportunidades, pero vamos a tener que trabajar bien duro y bien rápido.

GM-ETC

¿Me puedes comentar sobre las consecuencias de la política de Trump contra los migrantes? ¿Qué aprendizajes extraes a partir de organizar por la defensa de los derechos de migrantes?

RR

En realidad, para poder hablar de las consecuencias de las políticas de Trump, tenemos que hablar de las políticas de Obama también. Una de las razones por las que ha sido tan fácil para Trump atacar a los migrantes es porque la administración de Obama nos dejó sin protecciones. Hubo muchas cosas que se pudieron haber hecho para poder proteger a las personas inmigrantes, y pues eso no pasó.

Trump quiere acabar con Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés). DACA es una política establecida por Obama que dice proteger a hijos de inmigrantes que llegaron a los Estados Unidos como niños, y pues Estados Unidos era el único lugar que conocen como su hogar. Esta política creó un registro: antes de que las personas inmigrantes estuvieran en este registro, estaban en las sombras. Pero una de las preocupaciones más grandes que tiene el movimiento en defensa de los inmigrantes es que van a saber donde vive la gente debido a este registro, quiénes son su familia, y eso pone a la gente en riesgo.

Ahora tenemos un presidente que es un fascista, y que ha establecido una agenda directamente en contra de los inmigrantes. Trump ha atacado salvajemente a la población inmigrante y mucho de lo que estamos viendo ahora mismo tiene que ver con la falta de urgencia de los demócratas para pasar leyes que realmente protegieran a las personas inmigrantes. Ahora tenemos mucho miedo de lo que pueda pasar en la ciudad de Chicago. Te voy a dar algunos ejemplos concretos de lo que está pasando: en Chicago tenemos una ordenanza que se llama «Ordenanza de Ciudad Santuario» (que limita la cooperación del municipio con leyes federales de inmigración). En los últimos meses, logramos fortalecer un poco esa ordenanza, así que Chicago se mantiene como ciudad santuario.

Pero hay unos puntos en la ordenanza que sirven de mecanismo para que los inmigrantes continúen siendo atacados. Uno de esos es una base de datos de pandillas: en Chicago cualquier oficial de la policía puede poner a una persona, aunque no estén afiliados a ninguna pandilla, en la base de datos de pandillas por cualquier razón. La policía de Chicago es bien corrupta, así que si da la casualidad de que un oficial puso a alguien que también es inmigrante indocumentado en la base de datos, aunque no sea cierto que sea miembro de una pandilla, si eres detenido por la policía y hacen una búsqueda y resulta que te pusieron en esta base, es razón suficiente para que la policía te entregue a inmigración. Una de las luchas que tenemos aquí en Chicago es abolir la base de datos de pandillas.

GM-ETC

Una última pregunta: Puerto Rico ha vivido una serie de movilizaciones en los últimos años. Ahora, además, se enfrenta a elecciones. ¿Cuál es tu valoración sobre los acontecimientos en tu país y qué impacto tiene en la conciencia política de la comunidad puertorriqueña en EE. UU.?

RR

La política electoral en Puerto Rico siempre ha sido bien complicada. Por nuestra situación de colonia, uno puede elegir a quien sea en Puerto Rico y la colonia se mantiene. Mientras tengamos un estatus colonial va a ser bien difícil transformar la calidad de vida de la gente en Puerto Rico. Ahora hay un movimiento renovado, y estamos viendo cierto cambio en términos de las maneras que se está tratando de hacer política electoral. Pero yo no estoy segura de cuánto alcance va a tener en este momento, más que todo porque hay una desesperación increíble en Puerto Rico: pasó el huracán María, luego los terremotos… No para nunca, y ahora se suma el COVID-19 con sus consecuencias, pues en Puerto Rico el sistema de salud está completamente roto. Los médicos se han estado yendo de Puerto Rico por casi una década y hay muy poco acceso a la salud.

Aún así, hay unos movimientos interesantes: está el movimiento Victoria Ciudadana, que es una coalición multipartidista. En Victoria Ciudadana hay gente que está por la independencia de Puerto Rico y hay gente que está por la estabilidad, pero están tratando de hacer un cambio en términos de cómo se trabaja electoralmente. El Partido Independentista Puertorriqueño también siempre tiene un candidato. La independencia en Puerto Rico nunca tiene una gran base social y siempre estamos en el ciclo de tratar de prevenir el daño, así que lo que la gente hace es votar por el candidato menos malo, como se hace en Estados Unidos.

Si te soy honesta, no tengo idea de lo que va a pasar en esta elección de noviembre. Obviamente, estoy prestando atención. Sobre lo que está pasando en las elecciones, hay gente que está tratando de hacer un cambio en términos del gobierno. Ahora mismo, el gobierno está dominado por gente de la derecha religiosa que ha tratado desesperadamente de limitar el acceso al aborto. La corrupción que hay es rampante, así que sí, yo creo que hay gente que quiere hacer algo diferente, y eso me da esperanza. La izquierda no está organizada al punto de que exista un proyecto electoral coherente, pero vamos a ver qué es lo que pasa en esta elección y qué puede suceder luego.

Sobre los entrevistadores

Emilio Téllez Contreras: Licenciado en Filosofía por la UNAM, miembro de la dirección política de la CONUR, Coordinadora Nacional de Usuarios en Resistencia.

Georgina Martínez Antúnez: activista feminista, integrante de la Colectiva Feministas con Voz de Maíz y de la Coordinadora Socialista Revolucionaria.

 

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Publicado en Elecciones, Entrevistas, Estados Unidos, homeIzq, Política and Sociedad

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