En solo cuatro décadas, China ha logrado una transformación sin precedentes, al punto de convertirse en la principal contendiente de la hegemonía norteamericana. Pero esta disputa imperialista por el predominio geopolítico no es una batalla de la clase trabajadora.
No es nuestra lucha
En solo cuatro décadas, China ha logrado una transformación sin precedentes, al punto de convertirse en la principal contendiente de la hegemonía norteamericana. Pero esta disputa imperialista por el predominio geopolítico no es una batalla de la clase trabajadora.